Estados Unidos en la semana que pasó
Las confesiones de Michael Flynn, el exasesor de Seguridad Nacional en la Administración del presidente Donald Trump, ha sido la noticia más importante de Estados Unidos durante la semana pasada. Flynn, al confesar que había mentido en sus declaraciones anteriores y admitir ahora que sí tuvo contacto con el embajador ruso en Washington por orden del presidente, creó un hito en el llamado caso Rusia-Trump.
Mientras tanto, durante la semana pasada, Trump emitió tres vídeos islamófobos, por lo que fue duramente criticado a nivel interno y externo. Esto afectó también en los lazos entre Washington y Londres, de tal manera que un número de británicos pidió a sus autoridades que no permitieran el viaje del presidente estadounidense al Reino Unido.
Por supuesto, el éxito de los republicanos en la aprobación del proyecto de ley de reforma tributaria en el Senado fue una buena noticia para Trump, que dejó una terrible semana por delante para el pueblo de este país. El presidente había prometido a los estadounidenses un recorte en los impuestos como regalo de Navidad, mientras los republicanos esperan aumentar sus votos en las próximas elecciones con incentivos fiscales.
Por otro lado, la semana pasada volvieron los rumores sobre la renuncia del secretario del Departamento de Estado, Rex Tillerson. Tillerson dijo que se trata de una información “risible” y, después, Trump envió un mensaje de Twitter tachándola de “noticias falsas”, si bien dejó claro que existen discrepancias entre el mandatario y su secretario de Estado.
La semana pasada, el presidente de EE.UU., Donald Trump, llamó ‘Pocahontas’ a una senadora demócrata en un evento que honraba a nativos americanos excombatientes de la Segunda Guerra Mundial. Los críticos calificaron estas palabras como otra señal de la moral racista y discriminatoria del jefe de Estado, como su reciente decisión de no invitar a la CNN a la recepción navideña que otorga la Casa Blanca a los medios.
Por último, el asesinato de Bijan Ghaisar, de origen iraní la semana pasada, una vez más, ha llamado la atención sobre la mala conducta de los policías con los ciudadanos en Estados Unidos
La semana pasada, después de una larga lucha y tensiones, finalmente Michael Flynn habló y anunció que había mantenido contactos secretos con los rusos bajo la dirección del presidente electo Donald Trump. Según una información del Departamento de Justicia, en una escueta nota oficial, Flynn, de 58 años, ofreció un “falso testimonio” en “un asunto bajo jurisdicción de una rama del poder ejecutivo del gobierno de Estados Unidos.
El general retirado Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, se declaró culpable de haber mentido a investigadores sobre sus contactos con un alto diplomático ruso en diciembre del año pasado. Las declaraciones del exasesor de Seguridad Nacional de EE.UU. sobre la existencia de contactos con Rusia ponen en peligro a Trump y a su familia.
Flynn, quien se declaró el viernes culpable de mentir al Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) sobre el tema de los lazos con Rusia, ha aceptado cooperar con la Justicia estadounidense en este asunto y su declaración podría desembocar en más imputaciones al entorno cercano del presidente estadounidense, Donald Trump.
Flynn reconoció en voz alta y clara que un miembro destacado del equipo del entonces candidato republicano a las elecciones presidenciales de EE.UU., Donald Trump, le dio la orden de establecer ese mismo mes contacto con funcionarios rusos.
Más temprano el viernes, la cadena local ABC News señaló, asimismo, que Flynn está dispuesto a declarar que recibió la orden directa del propio mandatario estadounidense para entablar relaciones con los rusos cuando este último aún era candidato.
Flynn está “preparado para testificar contra el presidente Trump, contra miembros de la familia Trump y contra otros integrantes de la Casa Blanca”, indicó el medio televisivo.
La líder demócrata de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi dijo que la revelación de Flynn es un punto oscuro en la historia de Estados Unidos por mentir a los funcionarios federales sobre la investigación del caso Trump-Rusia.
La semana pasada, el presidente estadounidense, alimentó la islamofobia con vídeos violentos. Donald Trump reprodujo en su cuenta de Twitter tres vídeos islamófobos publicados por la líder un grupo ultranacionalista británico, Britain First (Gran Bretaña Primero), conocido por la difusión de contenidos xenófobos. En estas imágenes, los musulmanes son descritos como violentos, terroristas y criminales. Mientras que en el caso de dos de los tres videos, retuiteados por Trump, está claro que los cargos de violencia musulmana no han sido verificados.
Sin embargo, Trump descubrió que tiene 44 millones de seguidores en Twitter, independientemente del contenido de estos vídeos. Por supuesto, tales comportamientos de Trump con los musulmanes no es una nueva cosa.
Hasta momento, ninguna de las declaraciones y acciones de Trump, ha mostrado tanto, como la republicación de esos tres videos islamófobos de una británica racista y radical, la alineación de actual presidente de los Estados Unidos con los movimientos racistas y antiislámicos.
La llegada de Trump a la Casa Blanca, tras una campaña marcada por mensajes racistas y contra el Islam, fue recibida hace un año como una “victoria” por el supremacismo estadounidense, que después de muchos años había encontrado a un candidato de su gusto.
La semana pasada, después de más de 10 meses, Donald Trump logró su primer éxito político. La mayoría de los republicanos votaron por el proyecto de ley propuesto por Trump para reformar el sistema tributario de Estados Unidos que, como había prometido el mandatario, recorta los impuestos.
En cualquier caso, el texto que ha aprobado el Senado no será la reforma fiscal definitiva. La Cámara de Representantes aprobó su propio texto hace varias semanas y los líderes republicanos deberán reconciliar ambas reformas para un texto definitivo. Ese será el que envíen a la Casa Blanca para que Trump estampe su firma y, como lo había dicho anteriormente, en Navidad o incluso antes, se concretará el mayor evento fiscal en la historia” del país.
Por supuesto, el débil resultado de 51 votos a favor, con 49 abstenciones, sugiere que casi la mitad de los senadores están insatisfechos con lo que ha sido el mayor esquema de desgravación fiscal en las últimas tres décadas. Aunque los republicanos están de acuerdo con la bajada de impuestos, el principal escollo es que el plan de Trump implica un aumento del déficit presupuestario de 1,5 billones de dólares en la próxima década, y muchos de ellos se oponen a cualquier incremento del endeudamiento federal.
La semana pasada, el retiro del secretario de Estado Rex Tillerson del gabinete se planteó una vez más. Algunos medios de comunicación de Estados Unidos anunciaron que Tillerson abandonaría el Departamento de Estado antes de que comience el año o sería despedido por Donald Trump.
Ante ello, la Casa Blanca salió a anunciar que Tillerson se mantendrá en su puesto en la Administración Trump. El presidente de EE.UU, también personalmente afirmó que Tillerson continúa trabajando en su cargo.
Cabe mencionar que, desde el comienzo de su trabajo como secretario de Estado, ha habido varios reportes sobre los choques entre Tillerson y Trump por sus diferentes posturas.
Tales tensiones llegaron a su punto máximo luego de que el pasado 20 de julio, el jefe de la Diplomacia estadounidense tildara de “imbécil” al inquilino de la Casa Blanca durante una reunión con oficiales y altos mandos militares en el Departamento de Defensa (el Pentágono).