Estados Unidos en la semana que pasó
Dic 13, 2017 08:01 UTC
Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país norteamericano.
La decisión del presidente Donald Trump de reconocer Al Quds como la capital del régimen sionista y de transferir allí la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv provocó un huracán en el mundo durante la semana pasada. Esta acción, que contraviene 15 resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), ha recibido la condena de la mayoría de los países del mundo y de todos los organismos internacionales.
Incluso los aliados más cercanos de Washington, entre ellos miembros permanentes del CSNU, describieron las acciones del presidente como “provocativas y peligrosas”. Estas reacciones continuaron y el Departamento de Estado de EE. UU. salió a defender que las medidas de Trump no había producido ningún cambio en el estatus de Al-Quds; sin embargo, los últimos días de la semana pasada estuvieron acompañados por protestas antiestadounidenses generalizadas en todo el mundo.
Por otro lado, la semana pasada, el proyecto de reforma fiscal de Estados Unidos fue, finalmente, aprobado por el Senado. Con esta decisión, una de las mayores reducciones fiscales está al borde de aplicarse. Trump y los republicanos han considerado los votos de los senadores como una gran victoria tanto para su bancada como para la clase media, mientras que los demócratas los consideran un golpe mortal para los grupos de bajos ingresos.
Los escándalos de políticos y figuras conocidas en América continuaron la semana pasada. John Conyers, uno de los miembros demócratas más antiguos en la Cámara de Representantes que ha sido acusado de acoso sexual, anunció su retiro del cargo legislativo. El senador demócrata Al Franklin también dijo que dimitirá del Senado. Donald Trump, una vez más, apoyó al candidato republicano Roy Moore, acusado de acoso sexual, en la campaña electoral del Senado de Alabama.
También en el campo del escándalo político, los tweets de Trump de la semana pasada, en los que escribió que Michael Flynn había sido expulsado del cargo de asesor de Seguridad Nacional por mentir al FBI, provocaron mucho ruido.
La semana pasada, asimismo, el gobierno del país norteño se retiró de uno de los acuerdos de ONU sobre inmigración, lo que demuestra que todavía está ignorando los acuerdos internacionales; esto sucedió en los días en que entró en vigor la orden que prohíbe la entrada a EE.UU. de ciudadanos de algunos países musulmanes.
La semana pasada, Donald Trump anunció que Estados Unidos reconoce Al-Quds (Jerusalén) como capital del régimen israelí. Además, ordenó que se traslade allí la embajada estadounidense, actualmente situada en Tel Aviv.
Durante los 11 meses que el presidente Donald Trump ha estado en la Casa Blanca, tal vez esta firma de reconocimiento de Jerusalén como capital del régimen israelí, ha sido la más polémica. Es una decisión que todos los musulmanes rechazan, pero Trump insiste en que es la que abre el camino hacia la paz entre palestinos e israelíes.
Los rumores de que el presidente haría oficial su decisión, llevaban varios días circulando. Desde entonces, de todos los rincones de la tierra, incluso los aliados de Washington, como Francia, advirtieron de sus consecuencias. Pero los que no pueden estar más contentos, son los israelíes.
Esto ocurre a pesar de que al menos en 15 resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se manifiesta que Jerusalén es una ciudad dividida entre los árabes y los israelíes, y desde la perspectiva de la comunidad internacional, su parte oriental se conoce como lugar sagrado de los musulmanes y la capital de Palestina.
Sin embargo, en 1995, el Congreso de Estados Unidos, en una medida unilateral e inconstitucional, requirió que la Casa Blanca ordenase el traslado de su embajada de la Palestina ocupada de Tel Aviv a Al-Quds. Pero, el Gobierno de EE. UU. se negó a hacer cumplir la ley debido a las preocupaciones de que estalle la ira musulmana y el colapso de las negociaciones de paz. La suspensión de seis meses de la transferencia de la embajada de Estados Unidos a la zona administrativa de Jerusalén se repitió una vez más durante el mandato de Trump, hasta que la semana pasada, el presidente, finalmente, cambió su embajada Al- Quds y, con ello el estatus de esta ciudad, al firmar un decreto.
Ahora Estados Unidos es el primer país en el mundo en considerar que Jerusalén (Al Quds), ocupada y dividida, es la capital de Israel. Los estadounidenses esperan emprender una guerra histórica con esta decisión y cambiar la identidad árabe islámica de Al-Quds.
La semana pasada, el Senado de EE.UU finalmente votó por un proyecto de ley para reformar el sistema tributario después de meses de controversias. Según el proyecto de ley, se reducirán los impuestos del gobierno federal en 1,5 billones de dólares en la próxima década. La Casa Blanca considera el plan como el principal recorte de impuestos de los últimos 30 años. Donald Trump espera poner en vigor proyecto de ley antes del inicio del año nuevo. Sin embargo, el débil voto con que fue sancionado el proyecto de ley de reforma tributaria en el Senado mostró que la oposición era alta.
En otras palabras, de los 100 senadores, solo 51, todos republicanos, votaron a favor de los cambios tributarios propuestos por Trump, mientras que los 46 senadores demócratas se opusieron, junto a dos senadores independientes y un senador republicano. El motivo de la decepción es la creciente preocupación por el aumento del déficit presupuestario, la suspensión de los programas de bienestar por parte del gobierno debido a la falta de recursos financieros y la presión sobre la clase media.
El senador demócrata Chuck Schumer dijo que el proyecto de ley es “totalmente favorable a los ricos”, ya que gravaría a millones de ciudadanos estadounidenses de clase media.
Trump y sus asesores, por supuesto, enfatizan que, al reducir los impuestos y facilitar el proceso de obtención, los empresarios aumentarán sus inversiones en la cadena de producción y se crearán nuevas oportunidades de trabajo. También creen que aumentará el poder adquisitivo de la clase media para que compre más bienes y servicios.
Pero los críticos consideran que el plan tributario de Trump es un regalo para las grandes compañías, que recibirán hasta el 60 % de las devoluciones de impuestos. Incluso se dice que la familia del presidente se beneficiará con al menos mil millones de dólares gracias a la implementación de la reforma tributaria. Esto, mientras las personas y las empresas son mucho más grandes y más ricas que la familia y la organización Trump en Estados Unidos.
La serie de escándalos político-morales continuó en los Estados Unidos la semana pasada.
En esta línea, el senador demócrata Al Franklin después de mucho tiempo de resistencia ante las acusaciones de acoso sexual, avisó su dimisión del Sanado.
John Conyers, quien es un destacado demócrata en la Cámara de Representantes y el representante más antiguo de esta Cámara, se jubiló a los 88 años. El retiro repentino de estos dos congresistas demócratas significa un gran golpe para este partido.
Sin embargo, los líderes demócratas esperan que mejoren su imagen ante los votantes estadounidenses al expulsar a los miembros perpetradores o sospechosos de acoso, con el fin de obtener más escaños en las elecciones de mediados de noviembre del próximo año.
Mientras que el apoyo enfático de Donald Trump a un candidato acusado de acoso sexual, va en otro sentido. La semana pasada, Trump llamó nuevamente a los votantes de Alabama a apoyar a Roy Moore para evitar que un demócrata liberal asista al Congreso.
Finalmente, la semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirar a su país de un nuevo acuerdo internacional, esta vez sobre los migrantes y refugiados. “La misión de Estados Unidos ante la ONU ha informado a su secretario general que Estados Unidos está terminando su participación en el Pacto Mundial sobre la Migración”, anunció la Administración de Trump en un comunicado.
En septiembre de 2016, los 193 miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaron unánimemente un texto llamado la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes, con la intención de mejorar su gestión internacional en el futuro (recepción, asistencia a los retornos ...).
Sin embargo, el enfoque reciente de la Casa Blanca muestra que Estados Unidos ya no está dispuesto a ser reconocido como un país amigo de los refugiados.