Ene 31, 2018 08:03 UTC

Pars Today-Saludos a todos los estimados amigos.Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales de EE.UU.

La semana pasada el presidente estadounidense, Donald Trump defendió sus políticas bajo la consigna de “Primero EE.UU.” en el Foro Económico Mundial,  una de las reuniones más destacadas sobre la economía de puertas abiertas, que se celebra en la ciudad suiza de Davos. Trump describió las actuales relaciones económicas y los intercambios de comercio global de injustos y en contra de la mayoría de los países del mundo, en especial, de su país. Además, advirtió de que EE.UU. cambiará la situación actual del sistema de comercio internacional. En vísperas de su viaje a Davos, el mandatario estadounidense dijo que las importaciones de lavadoras de gran tamaño y componentes de sistemas de energía fotovoltaica deberán pagar tarifas arancelarias y consideró esta medida a favor de los productores y los obreros estadounidenses. Desde luego, esta decisión de Trump fue condenada por parte de la mayoría de los socios comerciales de EE.UU. y, en la reunión de Davos, los líderes asistentes hicieron hincapié en las políticas de economía abierta y rechazaron los programas proteccionistas. Se prevé que las disputas continúen en los próximos años entre los defensores de la globalización de la economía, encabezadas por China, Japón y la Unión Europea (UE) frente a los partidarios del nacionalismo económico, liderado por Donald Trump, y estas contrariedades pueden convertirse en tensiones políticas-económicas entre ambas partes. Cabe destacar que además de las declaraciones de Trump contra el sistema actual del comercio global, la rueda de prensa que ofreció el mandatario estadounidense al margen del Foro de Davos también creó polémica. En esa cita periodística, Trump, como siempre, calificó de sinvergüenzas a los medios de comunicación. “Yo, antes de llegar a ser presidente tuve siempre una buena cubertura de prensa, pero, ahora me he dado cuenta cómo los medios de comunicación son sinvergüenzas”, estas declaraciones del presidente fueron rechazadas por algunos de los corresponsales presentes en la rueda de prensa y provocaron abucheos contra el presidente de EE.UU.
 
La semana pasada, el diario The New York Times difundió un informe citando a  cuatro funcionarios de la Casa Blanca, según el cual, Trump pretendía despedir el verano pasado a Robert Mueller, fiscal especial en el caso de la supuesta interferencia de Rusia en las últimas elecciones presidenciales de EE.UU. De hecho, el enojo de Trump durante la rueda de prensa llevada a cabo durante el Foro de Davos también tuvo que ver con la publicación de ese informe. Según el reporte, Trump argumentó que Mueller tenía un conflicto de intereses porque trabajaba para el mismo estudio de abogados que representaba a Jared Kushner, su yerno y, al mismo tiempo era uno de los candidatos para asumir la presidencia del FBI, por eso, para él, Mueller no era apto para ser el fiscal especial en el caso de Rusia. Por ese motivo, Trump quería cesar de sus funciones a Mueller pero se retractó por la intervención de los asesores jurídicos. The New York Times explica que el abogado de la Casa Blanca Don McGahn amenazó con renunciar a su puesto en caso de que Mueller fuera despedido. La destitución del fiscal especial se produjo justo en una época en la cual se estudiaba un caso sensible como la interferencia rusa en las elecciones de EE.UU., una decisión que los  asesores jurídicos calificaron de un suicidio político por parte del presidente estadounidense. Desde hace meses ya había rumores de que Trump intenta despedir a Mueller y, cuando se fortalecieron los rumores, los líderes del partido republicano también le advirtieron a Trump que no lo hiciera. Asimismo, hace unos meses, el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, haciendo referencia a Robert Mueller señaló: "Debemos permitir a personas experimentadas que sigan con su trabajo y, creo que no es necesario que Mueller renuncie o que le despidan". Entretanto, estas advertencias fueron un motivo para que Trump se retractara en el cese de Mueller. Sin embargo, la noticia publicada sobre la intención del presidente de EE.UU. de despedir al fiscal especial, por un caso importante político-jurídico y de seguridad, de momento ha creado nuevo problema para Trump y para la Casa Blanca. 
 
La semana pasada, se debilitó la polémica sobre el acuerdo presupuestario parcial del Gobierno Federal y, por fin, con la aprobación de los fondos financieros, el Congreso puso fin a tres días del cierre de la administración del Gobierno Federal. No obstante, el acuerdo es válido hasta el 8 de febrero, es decir solo tres semanas, el tiempo en el cual el Congreso debe volver a decidir sobre los fondos del Gobierno Federal. Evidentemente, si las partes de este conflicto político-jurídico no logran un acuerdo definitivo sobre el plan migratorio del Gobierno de Trump, el Gobierno Federal se enfrentará sl riesgo de un nuevo cierre. En realidad, el callejón sin salida de los fondos financieros fue resuelto cuando los líderes demócratas, al contrario de sus promesas electorales, se retiraron y dejaron de insistir en solucionar el problema de casi 800 mil inmigrantes conocidos como los soñadores. Los demócratas dirigidos por Chuck Schumer, líder de la minoría del Senado de EE.UU. aprobó los fondos parciales del gobierno y, de esta manera, se retractó ante Trump, por su preocupación ante la repercusión pública y de que por unos inmigrantes indocumentados se le culpara por el cierre del Gobierno Federal. Por otro lado, los republicanos del Congreso también se comprometieron a que en el caso de que se ponga fin al cierre del Gobierno Federal, establecerán facilidades para los inmigrantes indocumentados, sobre todo a los que están bajo la tutela del programa migratorio conocido como DACA. Pero, aunque el voto a favor de los demócratas del Congreso a los fondos parciales del gobierno enfureció a los soñadores y a los activistas de los derechos de los inmigrantes, Trump planteó nuevas condiciones para renovar el programa de DACA. El presidente de EE.UU. anunció que está dispuesto a que 1.800.000 inmigrantes indocumentados consigan la ciudadanía estadounidense, siempre y cuando el Congreso facilite un fondo de 25 mil millones de dólares para el muro en las fronteras con México y para fortalecer las fronteras norteñas con Canadá. Esta declaración indica que el futuro de millones de personas indocumentadas que viven en EE.UU. se ha convertido en un pretexto de los gobernadores y de los partidos políticos de este país para conseguir sus objetivos político-económicos.
 

La semana pasada, Susan Rice, exrepresentante de EE.UU. ante la ONU, en su artículo publicado en el diario The New York Times, criticando las discrepancias internas en este país y sus consecuencias negativas sobre la política exterior de EE.UU. escribió: "Se nota perfectamente que EE.UU. nunca ha sufrido de tantos desacuerdos internos. Sí es verdad que los estadounidenses además de las discrepancias de partidos políticos, de ideología, de problemas sociales, económicos y culturales, también soportan conflictos geográficos, de población, raciales y religiosos. Nuestra controversia y nuestra política bipolar impiden nuestra fuerza para resolver los importantes asuntos nacionales entre ellos la inmigración, los asuntos infraestructurales, la aprobación del presupuesto o el cierre de la base de Guantánamo. La última amenaza del cierre del gobierno federal también indica cuánto serias son dichas discordias". Rice hizo referencia al impacto de estas contrariedades y señaló: "El estancamiento político disminuye nuestra capacidad para enfrentar con las serias amenazas de seguridad como son la amenaza del ataque de Corea del Norte, el peligro de que los terroristas accedan a las armas de destrucción masiva, el problema de la epidemia de las enfermedades contagiosas y también el peligro de ataque de Rusia". Rice enfatizó: "Nuestra capacidad para afrontar con tales amenazas externas se ha vuelto cada vez más escasa debido a la falta de cooperación interna. De hecho, los desacuerdos políticos internos pueden ser el peligro más relevante para nuestra seguridad en el largo plazo". La exrespresentante de EE.UU. ante la ONU señaló en su artículo que las discrepancias internas en EE.UU. tienen una larga historia, sin embargo, las disputas actuales han sido sin precedentes desde la guerra de Vietnam. Muchos factores han intensificado los enfrentamientos dentro de EE.UU., como son el rol del dinero en la política, las elecciones organizadas por los partidos, las cadenas de noticias televisivas, las redes sociales con la capacidad de filtrar la información, la separación política y las fronteras geografías. Todos estos factores debilitan la base política de EE.UU. y la dirigen hacia el radicalismo de izquierda o de derecha. Finalmente, Rice se refirió al primer discurso anual de Donald Trump en los próximos días en el Congreso de EE.UU. y dijo: "El discurso de la próxima semana de Trump para los congresistas puede ser muy eficaz. Puesto que puede crear la unidad y, sin lugar a duda, se solucionarán con facilidad los asuntos del país. Pero, lo que realmente es importante es que acaso sus actitudes finalmente coincidirán con sus palabras y, Trump cumplirá sus propias palabras".