La vida en el Occidente, una mirada desde dentro 2
Oct 23, 2019 08:04 UTC
El ayatolá Ali Jamenei, en el comunicado ‘El segundo paso de la Revolución’ criticó el “estilo de vida occidental” e insistió en que la cultura occidental “materializa” las mentes y los pensamientos y reduce el propósito de la vida al “dinero” y la “riqueza”, niega las “aspiraciones espirituales” y la “excelencia espiritual”, normaliza el “pecado” y provoca el colapso de la “familia”. En el segundo programa de esta serie, examinamos el tema del consumismo como una de las características clave de
El consumismo es uno de los principales indicadores del estilo de vida en el Occidente. Este fenómeno aceleró el motor de la producción de la economía capitalista y condujo a cambios socioculturales dramáticos en diferentes sociedades en las últimas décadas. Hay que considerar el consumo y el consumismo en la forma y condiciones actuales como un proceso social y cultural que incluye símbolos culturales, no simplemente como un proceso económico y beneficioso. Porque las evidencias han demostrado que el consumismo puede conducir a la inacción, la alienación, la desidentificación e incluso el control de las sociedades. Las consecuencias del consumo y el consumismo en el sistema del capitalismo y el haber otorgado originalidad al consumo en las últimas décadas ha convertido este asunto en un tema de estudio en campos como la sociología, la antropología, la cultura, la economía y la psicología.
Hace poco tiempo, se publicó un artículo redactado por Tim De Chant en el cual el autor, utilizando diseños infográficos del estilo de vida de varios países, mostró que, si los 7 mil millones de personas del mundo quieren vivir conforme el estilo estadounidense, necesitarían una superficie y espacio cuatro veces mayor al de nuestro planeta. Tim De Chant escribió: “A pesar de las noticias, estadísticas, conferencias, artículos y gritos de personas informadas al respecto, las personas aún ignoran y no crean ningún cambio en su estilo de vida, el estilo de consumismo, pese a que sufrirán algún día (las consecuencias)”. Solo escuchan todo esto, pero desatienden el tema sin ningún sentido de responsabilidad. Comemos 10 mil millones de ganado al año, y consumimos y desechamos más de 16 mil millones de ropa y materiales no desechables cada año. ¿Qué significa esto? Quizás estos diseños (infografías) claros y transparentes puedan tener el impacto necesario para comprender cada vez más la catástrofe del consumismo en las personas de todos los países”, expresó Tim De Chant.
Entre los patrones de consumo de diferentes países, el estilo de vida occidental es el mayor consumidor. Las estadísticas muestran que los estadounidenses consumen en exceso. Aunque representan solo el 5 % de la población de la tierra, consumen más del 20 % de la energía del mundo y el 15 % de la producción mundial de carne y también producen el 40 % de los desechos de la tierra.
En el pasado, el comportamiento económico de las personas era simple. La producción era escasa y la gente proporcionaba bienes y servicios según sus necesidades. La gente apenas compraba bienes innecesarios y lujosos, y este comportamiento se observaba incluso entre los ricos. Tras el Renacimiento y la Revolución Industrial en el Occidente, el modo de producción cambió a industrial. De esta manera, se produjeron muchos productos que necesitaban un mercado mucho más grande que el de la clase alta y rica. Para los productores occidentales, más consumo significaba más producción y, por ende, más ganancias. El sistema capitalista, por lo tanto, decidió crear su propio mercado cambiando para ello el pensamiento de la gente sobre el consumo. Esto se hizo a través de propagandas generalizadas, creando la sensación de necesidad de consumir más en diferentes sociedades. Así, se formó el fenómeno del consumismo.
Los síntomas de este fenómeno se vieron primero en el Occidente a fines del siglo XIX. Con el inicio de la empaquetara, la publicidad y la marca, el mercado de ventas experimentó una revolución y surgió la posibilidad del consumismo moderno. En este enfoque, el consumo no se realiza según la necesidad, sino que conforme a la petición de las personas. La gente se esfuerza por comprar cosas que conoce a través de la publicidad y los medios audiovisuales.
El consumismo se define como la tendencia a comprar bienes y servicios que el individuo tal vez ni siquiera pueda pagar, pero vive en una sociedad donde el uso de estos servicios representa dignidad y valor personal.
Según el teórico francés Jean Baudrillard, la publicidad detrás de marcos de vidrio, forman comportamientos de consumismo y así forman la personalidad de la gente. A su juicio: “Hoy en día, en muchas sociedades, las identidades de las personas están determinadas por su consumo, qué marca usan en electrodomésticos, deportes, ropa, los alimentos, etc., determinan y dirigen su identidad. Es aquí donde el consumo se convierte en un asunto social y cultural y está vinculado a las dimensiones de la identidad humana y las actividades de la vida diaria; y se convierte en un símbolo de dignidad, armonía con una clase particular de sociedad y, al final, en el estilo de vida”.
El sociólogo iraní y profesor universitario Morteza Quelich cree que muchas personas que tienen una tendencia consumista y se dedican a consumir para lograr identidad social y para mostrarse a sí mismas. Estas personas en realidad, de alguna manera, han caído en la trampa del sistema capitalista”, dice el experto.
La cultura del consumismo también incluye conceptos como el individualismo que se reproducen en el marco del estilo de vida. El tipo de ropa, la forma de hablar, el tiempo libre, las preferencias para comer y beber, la decoración de la casa y el estilo arquitectónico, el modelo de automóvil, etc., se consideran indicadores de la individualidad y el gusto del consumidor. Todo esto es en realidad parte del estilo de vida que está determinado por el consumo. El estilo de vida occidental es individualista. Los individualistas creen que, al otorgar la máxima libertad y autoridad a los individuos, sus intereses están bien preservados y el individuo podrá elegir los objetivos y los medios para lograr los intereses en un entorno libre sin sentido de responsabilidad. En otras palabras, el individuo es el mejor juez de sus intereses. El resultado de este tipo de individualismo es el narcisismo, que es el factor más importante para la irresponsabilidad respecto a diversos problemas sociales, incluido el medio ambiente y las generaciones posteriores por el consumo excesivo.
El placer material, especialmente el placer instantáneo, es una nueva definición de felicidad en los países desarrollados y el consumo generalizado es uno de sus ingredientes naturales. El hombre moderno se concentra en el beneficio y el placer. En la lógica del sistema capitalista, el placer y el interés conllevan la prosperidad y el bienestar. Ahora, la pregunta es ¿si el hombre occidental, a pesar de su progreso y prosperidad, se siente más satisfecho y feliz? Un economista dice: “Alegamos que ahora tenemos mucho tiempo libre. Hemos creado una sociedad donde las personas trabajan 8 horas o más, mientras que ni siquiera tienen suficiente tiempo para comer. Les falta tiempo para todo. Porque se les ha creado tantas necesidades amplías y diversificadas que están mareadas por esa enorme variedad y ya no tienen ningún sentido de felicidad, paz y comodidad. La sociedad tiene muchas facilidades ahora, pero la vida se ha hecho más difícil y compleja”, concluye el experto.
P/NA/NL
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