May 11, 2020 05:15 UTC

ParsToday - Desde el punto de vista de Irán, la seguridad del Estrecho de Ormuz tiene dos aspectos, uno duro y otro blando.

El aspecto duro consiste en que Irán insiste en la disuasión apoyándose en las capacidades de defensa del país y de otros Estados de la región ante las amenazas extranjeras. 
 
 
Y el aspecto blando se refiere al papel diplomático de Irán y su uso para cooperar con los países del área, toda vez que desde la óptica de Irán, la seguridad en el Estrecho de Ormuz se logra mediante la participación de todos los países de la región y la no intervención de los países extraregionales. Por eso, la presencia militar e intervencionista de EE.UU.  supone la mayor amenaza de seguridad para el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz.
 
 
Por lo tanto, a juicio de Teherán, para reducir las amenazas en esta zona, los países extranjeros deben abstenerse de intervenir en los asuntos de seguridad en el Golfo Pérsico. Por otra parte, también los países del área pueden mantener la paz y la estabilidad en la región firmando pactos de seguridad.
 
 
Sin lugar a dudas, una de las principales variables en la estrategia de defensa de Irán en el Estrecho de Ormuz, son las amenazas dirigidas contra la seguridad del país y de otras naciones de la región. Por eso, esta estrategia es especialmente defensiva y se basa en las realidades regionales, incluida la confrontación con la creciente presencia de las potencias hostiles extraregionales.
 
 
Entre los componentes más importantes de esta estrategia destacan el principio de disuasión, basado en el poderío interno e endógeno, así como el esfuerzo para cooperar con los países de la zona. Esta estrategia garantiza no solo, la seguridad en el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz, sino también, la seguridad del flujo del petróleo del área, que es de suma importante para los importadores de esta materia vital en Europa y el este de Asia.
 
 
Dicho de otra forma, las estrategias de disuasión de Irán para mantener la seguridad en el Estrecho de Ormuz son las herramientas del poderío duro. La adopción del modelo disuasorio de Irán en el Estrecho de Ormuz frente al poder intervencionista de Estados Unidos, destaca los potenciales militares de Teherán.
 
El Estrecho de Ormuz, como parte del territorio y la soberanía de Irán, forma parte de la geografía y la capacidad defensiva del país.  Dado que está creciendo la presencia de las fuerzas intervencionistas en el Estrecho de Ormuz, también es necesario incrementar las capacidades militares de Irán en esta área para garantizar la seguridad regional. Por lo tanto, Irán necesita potencialidades especiales de defensa en el Estrecho de Ormuz.
 
El tema más importante en la estrategia de defensa disuasoria de Irán en el Golfo Pérsico es insistir en la fuerza de defensa. En un informe publicado a mediados de 2019 sobre el poder de la defensa antimisiles de Irán en el Golfo Pérsico, la publicación Military Times escribió que estas defensas han dificultado el trabajo incluso para los aviones estadounidenses F-22.
 
Las defensas costeras de Irán han convertido todo el Golfo Pérsico en una zona prohibida para los buques de guerra de la Marina estadounidense. La defensa antimisiles tierra-aire de Irán, también es una considerable amenaza para los pilotos norteamericanos.
 
El arsenal de misiles balísticos y de crucero de Irán también suponen una amenaza para las instalaciones militares de EE.UU. en la jurisdicción del Comando Central de los Estados Unidos (Centcom). Las bajas de EE.UU. podrían ser altas si invade a Irán y amenaza la seguridad del Golfo Pérsico.
 
 
Para derrotar la defensa antiaérea o al menos a los sistemas de alerta de Irán, EE.UU. debe desactivarlos físicamente y de cerca, lo que es imposible.
 
 
Además de las defensas de misiles, los factores más importantes en la estrategia disuasoria de Irán frente a los actos provocadores de Estados Unidos en el Golfo Pérsico, consisten en el uso de todo tipo de equipos ofensivos, tales como lanchas veloces, buques de guerra, submarinos y minas marinas.
 
 
Las lanchas veloces iraníes son mucho más rápidas y más equipadas que otros modelos similares en poder de otros países, y son capaces de enfrentarse de manera más efectiva con los avanzados buques de guerra del enemigo.
 
Estos van dotados de radares marinos, sofisticados sistemas electrónicos de comunicación, misiles de crucero de corto alcance con un rango 25 kilómetros y de medio alcance antibuques, torpedos de calibre mediano y grande y minas marinas, sumados a sus armas tradicionales, tales como ametralladoras semipesadas, lanzacohetes y misiles tierra-aire que se lanzan desde el hombro.
 
Los buques de guerra de Irán en el Golfo Pérsico destacan entre otros equipos de defensa de Irán que incluyen distintas clases de navíos, todo tipo de embarcaciones lanzamisiles de alta velocidad, naves y destructores, y una variedad de fragatas.
 
Estos buques son capaces de disparar cuatro misiles antibuques de largo alcance llamado “Nur” con un rango de 120 a 170 km, y misiles “Qader” con un alcance de más de 200 km. Los cañones de 114 y 76 mm de estas naves, también tienen suficiente alcance y poder para amenazar a los barcos agresores.
 
 
Asimismo, es bastante efectiva la capacidad de los buques antisubmarinos de Irán para cooperar con otras fuerzas para un eventual bloqueo del Estrecho de Ormuz. Las minas marinas de Irán figuran entre otros materiales militares y son de diferentes tipos, incluyendo modelos sumergidos, flotantes y a control remoto.
 
 
Irán utiliza submarinos muy pequeños en el Golfo Pérsico, capaces de maniobrar en las costas poco profundas del Golfo Pérsico y difíciles de ser detectados por radares. Conocidos como Cillo-clas, estos submarinos se utilizan para operaciones antibuques en aguas poco profundas.
 
Con estas armas, Irán podrá contrarrestar cualquier ataque militar en el Estrecho de Ormuz. Los submarinos iraníes también están equipados con nuevos misiles y ha aumentado el tiempo de su presencia en las profundidades del agua.
 
En comparación con otros países ribereños del Golfo Pérsico, Irán tiene la costa más larga. Con 1375 km de costa desde el puerto de Bandar Abbas hasta la desembocadura de río Arvand, Irán posee casi el 57% de las costas del Golfo Pérsico.
 
 
Las capacidades de defensa de Irán no se limitan a la región del Golfo Pérsico hasta el Estrecho de Ormuz, sino que se extienden más allá, desde el Mar de Omán hasta el puerto de Chabahar. Las islas estratégicas más sensibles del Estrecho de Ormuz pertenecen al país persa. Todos los barcos que cruzan este estrecho, pasan por las islas iraníes de Tomb Mayor, Tomb Menor, Farur, Abu Musa y Siri.
 
Además, la línea costera de Irán juega un papel clave en la exportación de la energía desde esta zona, toda vez que los petroleros y buques cisterna pasan por rutas que están muy cerca del territorio y abarcan las islas bajo control y bases de la Fuerza Naval de Irán en el Golfo Pérsico. Esta alta sensibilidad y la capacidad de Irán de bloquear el Estrecho de Ormuz, en caso de un ataque militar estadounidense, ahora se han convertido en una de las preocupaciones de los países industrializados para garantizar la seguridad de las exportaciones de energía.
 
Estos países, conscientes del enfoque defensivo legítimo de Irán, critican tanto directa como indirectamente el papel provocador de EE.UU. en el Golfo Pérsico, lo que podría desembocar en un gran conflicto en la región. Por eso, a finales de 2019, Irán, China y Rusia realizaron un gran ejercicio naval conjunto en las costas de Chabahar y en las aguas del Mar de Omán y el Golfo Pérsico, como una advertencia a las tensiones generadas por Estados Unidos en la región.
 
 
Basándose en una estrategia errónea e ineficiente y para garantizar su seguridad, los países árabes del Golfo Pérsico siempre han pedido la presencia militar de EE.UU.  y del colonialismo británico convirtiéndose así, en vacas lecheras para Washington, mientras que la región requiere un orden integral y sostenible en la que las fuerzas extraregionales no estén presentes a largo plazo.  Una estructura de seguridad integral puede fundamentarse en la cooperación colectiva de los Estados del área.
 
 
Así que, para contrarrestar las amenazas de seguridad en el Golfo Pérsico no hay que pedir ayuda a las tropas terroristas estadounidenses. La experiencia histórica demuestra que las medidas de seguridad basadas en generar tensiones, la violencia y el oportunismo de los gobiernos extraregionales, no solo no ayudan a mantener la seguridad en el Golfo Pérsico, sino que provocan mayor desconfianza y, finalmente, mayor inseguridad.
 
En consecuencia, Irán busca la cooperación de los países del Golfo Pérsico y el mantenimiento de su estabilidad sin la injerencia de potencias extranjeras, en el marco de una fórmula de principio y confiable que sirva de base de un entendimiento común entre todos los países de esta zona.
 
 
 
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