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En los últimos meses de 2019, la agencia de noticias británica Reuters informó que, según una encuesta nacional en EE.UU., persiste una segregación racial en el sistema de educación pública del país norteamericano. Los niños negros e hispanos se concentran en escuelas con instalaciones educativas mínimas. Además, los datos de una investigación realizada en 2014 por un grupo de derechos civiles en la Universidad de California, Los Ángeles, conocida también por su acrónimo, UCLA, mostraron que la mayoría de las escuelas estadounidenses están avanzando hacia la segregación racial. Como un ejemplo, en los estados de Nueva York, California y Texas, más de la mitad de los estudiantes latinos estudian en escuelas, donde los latinoamericanos constituyen el 90 por ciento de la población estudiantil. Los negros en los estados de Illinois, Nueva York, Maryland y Michigan tienen la misma situación.

 

La “discriminación en la educación” es uno de los temas más controvertidos en la ineptitud del sistema educativo estadounidense. Hasta el 17 de mayo de 1954, a los estudiantes negros no se les permitía estudiar en escuelas de los blancos. Durante muchos años, las diferentes Administraciones de Estados Unidos se centraron generalmente en la promoción de las escuelas para blancos. Los estudiantes negros no contaban con mayores facilidades educativas, de modo que era muy reducido el número de estudiantes negros graduados o que seguía estudios superiores. Tras muchos años de lucha y resistencia por parte de activistas antirracistas y defensores de los derechos civiles, finalmente, la Corte Suprema de EE.UU. el 1954 abolió la segregación racial en sistema de educación de este país. Pero la discriminación racial, en la práctica, nunca ha desaparecido por completo del sistema educativo del país norteño. Entonces hoy a principios de la tercera década del siglo XXI, el pueblo estadounidense es testigo de más una segregación racial tangible en el sistema educativo. La mayoría de los administradores en las escuelas públicas de EE. UU. prefieren admitir a estudiantes de la misma raza, y las familias blancas se abstienen de inscribir a sus hijos en las escuelas multirraciales.

 

No son pocos los medios de comunicación que de vez en cuando publican noticias e informes sobre las deudas de los estudiantes estadounidenses. En las últimas tres décadas, el costo de estudio en los Estados Unidos se ha cuadruplicado. En particular, estudiar una maestría y un doctorado, en los que los estudiantes se ven obligados a tomar grandes préstamos de seis dígitos para financiar su matrícula. Los préstamos estudiantiles que, según Eric Best y Joel Best, los autores del libro “El Debate de Prestamos Estudiantil (The Student Loan Mess)” son como una bola de nieve que crece más y más debido a una serie de errores. Hoy en día, existen más de 44 millones de estudiantes en los Estados Unidos que aprovechan de préstamos estudiantiles y deben más de 1,5 billones de dólares.

 

La profesora de economía en la Universidad de Nueva York, Constantine Yannelis al respeto dice: “Entre los más de 40 millones de estudiantes estadounidenses endeudados, alrededor del 10 por ciento no es capaz de pagar sus amortizaciones después de dos años, por lo que se espera que esta cifra siga creciendo en el futuro. Las condiciones de la deuda estudiantil en Estados Unidos han alcanzado niveles alarmantes", advierte la experta. Según la Institución Brookings se estima que, para 2023, casi el 40 por ciento de los estudiantes endeudados en Estados Unidos tendrá problema para pagar las cuotas de sus préstamos. Los medios estadounidenses equivalen esta crisis con la gran crisis económica de 2008. La cadena estadounidense CNBC la cita como una burbuja en la economía norteamericana y los medios de comunicación como Market Watch y Fox News la han llamado una crisis. También la mencionó en 2018 el presidente de la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. Jerome Powell, cuando se dirigía a los miembros del Congreso. “Los préstamos estudiantiles pueden tener un impacto negativo en la economía de Estados Unidos a largo plazo, porque para pagar su deuda, los jóvenes ya no podrán comprar automóviles y hogares, entonces disminuiría la tasa de consumo en Estados Unidos”, dijo Powell y advirtió de que “eso no es algo que podemos resolverlo en un día en la situación actual. Ya que seguirá el crecimiento de la deuda estudiantil, y ciertamente podría frenar el crecimiento económico de EE.UU.”.

 

Los préstamos estudiantiles se han convirtiendo en un punto de dolor en la economía estadounidense, mientras los jóvenes se ven obligados a seguir una educación superior para encontrar mejores empleos. Por lo tanto, pedir préstamos estudiantiles se considera una inversión para el futuro. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de George Town en el año en curso (2020), los jóvenes necesitan al menos una licenciatura para acceder al 65 por ciento de las oportunidades laborales en EE.UU.

 

Convertir al estudiante en un cliente es una política que parece ya es parte del sistema educativo estadounidense. El documental titulado “College, Inc.” de 2010 de la cadena Frontline, aborda las inversiones realizadas en las universidades en quiebra en Estados Unidos. Los inversores compran las universidades que se declaran en bancarrota, utilizando sus créditos, para poder obtener préstamos del Gobierno federal mediante la inscripción de estudiantes. Luego, al vender sus acciones en la bolsa de valores, obtienen un beneficio significativo. Al igual que la Universidad del Gran Cañón, que talvez hasta 2008 nadie hubiera sabido su nombre, sin embargo, obtuvo alrededor de 1,2 mil millones de dólares con la oferta inicial de sus acciones en Wall Street. A juicio de Martin Smith, autor y reportero de College, Inc., la educación superior en Estados Unidos se ve como un negocio próspero ... respaldado por el dinero de la gente y los contribuyentes. A su juicio, hay un riesgo mientras se trata la educación superior como la comida rápida.

 

La baja calidad de la educación en Estados Unidos también fue notada por el Dr. Michio Kaku, conocido físico estadounidense-japonés. “Estados Unidos tiene el peor sistema educativo conocido por la ciencia. Estamos haciendo una generación estúpida. La estupidez en Estados Unidos aumenta cada año y eso es una realidad. Si dependiera exclusivamente de los graduados de EE.UU., el establecimiento científico y la economía tecnológica colapsarían. Olvídate de Google, olvídate de Silicon Valley (Valle del Silicio). No habría Silicon Valley. En cambio, la ciencia y la tecnología de Estados Unidos prosperan gracias a los inmigrantes que reciben visas H-1B, que es el arma secreta de Estados Unidos”.

 

El científico agregó: “La visa H-1B , es la visa de genio. El 50 por ciento de los estudiantes de doctorado en EE.UU. ha nacido fuera de este país. En mi carrera (física), que es una de las carreras más grandes de Estados Unidos, el 100 % de los estudiantes de doctorado no son estadounidenses. EE.UU. es como un imán que absorbe todos los cerebros del mundo, sin embargo, estos cerebros están regresando a sus países de origen. Regresarán a China, regresarán a la India ... Según el diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) un congresista estadounidense instó a levantar el visado genio. ¿Por qué? Su argumento es que, con la llegada de los no estadounidenses, se perderán empleos para los norteamericanos. The Wall Street Journal le respondió: Mira, no hay estadounidenses en las especialidades de alto rango que pudieran perder su trabajo. Estas son de tecnología de alto nivel. Por cierto, son los no estadounidenses los que crean muchos empleos en Estados Unidos".

 

Queridos oyentes, esperamos que en esta serie hayamos podido darles a conocer algunas de las realidades dentro de las sociedades occidentales. Dios les bendiga.

 

P/FSH/NL