Feb 01, 2021 07:02 UTC

ParsToday - Hola queridos oyentes. Estamos a su servicio con el espacio “EE.UU. en la semana que pasó”, en el que haremos un repaso a las noticias más importantes en el país norteño en este periodo de tiempo.

Luego de unas controvertidas y convulsionadas elecciones, finalmente Joe Biden prestó juramento el 20 de enero como el 46°presidente de los Estados Unidos.
 
En su discurso de la toma de posesión, Biden puso énfasis en dos temas importantes: la "democracia estadounidense" y la "unidad nacional" entre los norteamericanos.
 
Biden, calificó el resultado electoral como la victoria de la democracia en EE.UU. e hizo un llamado a todo el pueblo y a todas las corrientes políticas a que dejen de lado las diferencias.
 
Horas después de su intervención, Biden nombró el 20 de enero, día de la investidura presidencial, como el "Día de la Unidad Nacional", en un comunicado publicado por la Casa Blanca.
 
Sin embargo, los incidentes de los últimos meses ponen de relieve que el debilitamiento de la democracia y las grietas nacionales en el país norteño son más intensos y profundos de lo que puedan eliminarse con un discurso presidencial o un comunicado de la Casa Blanca.
 
Las escenas que tuvieron lugar el 20 de enero en dos puntos de Washington D.C., es decir en la Casa Blanca, cuando Trump abandonó el poder, y en el Congreso cuando Biden subió al poder, mostraron cuán profunda es la brecha en Estados Unidos.
 
Trump entregó el poder en condiciones en que se negó a asistir a la toma de posesión de su sucesor, y Biden tampoco hizo mención de su predecesor en su discurso de investidura.
 
 A raíz de los recientes avatares, ha habido serias dudas sobre la eficacia de la democracia estadounidense y las instituciones que la protegen.
 
Aparte de las frecuentes acusaciones lanzadas por Trump sobre el amplio fraude electoral en los comicios de noviembre, lo que ha cuestionado seriamente la integridad del sistema electoral norteamericano, el dominio generalizado del dinero y la riqueza sobre el proceso electoral en el país se considera como una de las manifestaciones que socavan la democracia en esa nación.
 
El senador independiente estadounidense Bernie Sanders tuiteó: "Nuestro sistema de financiamiento de campañas electorales está cada vez más controlado por multimillonarios y grupos con intereses específicos. Tenemos que combatir este proceso de moverse hacia la oligarquía. El futuro de nuestra democracia está en peligro”.
 
Mientras tanto, aún se está debatiendo sobre las debilidades de la elección del presidente de EE.UU. en base a los votos electorales.
 
Por otra parte, las divisiones políticas y sociales en la nación norteña se están intensificando y profundizando día a día. En los últimos meses, ha habido reiteradas advertencias sobre el peligro de los grupos de extrema derecha y terroristas internos en EE.UU., grupos que van creciendo en número e influencia, llevando a la sociedad a la divergencia y el radicalismo.
 
Dada esta situación, la promesa de Biden de fortalecer la democracia estadounidense y crear la unidad nacional parece algo imposible, o al menos muy difícil.
 
Un día después de la toma de posesión de Joe Biden, salió a la luz las diferencias entre los republicanos y los demócratas sobre el proceso de juicio político contra el expresidente Donald Trump.
 
El líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell, planea posponer el impeachment para darle más tiempo a Trump para trabajar más en este expediente.
 
Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, rechazó el 21 de enero la solicitud de algunos legisladores republicanos para renunciar a su esfuerzo de llevar la moción de juicio político a Trump al Senado, aprobada el 13 de enero en dicha cámara con 232 votos a favor y 197 en contra.
 
Algunos diputados republicanos han advertido que impulsar este impeachment en el Senado aumentará las divisiones en Estados Unidos.
 
Debido a que los senadores republicanos no le han dado mucha acogida al juicio político de Trump, es poco probable que su impeachment tenga suficientes votos en la cámara alta. Se dice que, en el mejor de los casos, solo cinco o seis senadores republicanos podrían votar por este juicio, que es mucho menos que el número requerido de votos.
 
Por otra parte, Trump ya ha abandonado la Casa Blanca, por lo que su juicio sería legalmente cuestionable.
 
Un senador republicano dijo que su partido está actualmente dividido, y si los senadores republicanos votan a favor por el juicio a Trump, sería más difícil que ahora atraer a los seguidores de Trump al campo republicano en las elecciones parciales del Congreso de 2022 y las elecciones presidenciales de 2024.
 
Sin embargo, los demócratas argumentan que el impeachment de Trump, mientras sea un ciudadano común, le impedirá postularse en las próximas elecciones presidenciales.
 
Otra razón por la que el apoyo de los republicanos al juicio contra Trump se haya disminuido es la alta probabilidad de que el jefe de la Corte Suprema de EE.UU., John Roberts, se niegue a presidir la sesión del juicio. En este caso, lo hará Kamala Harris, la nueva vicepresidenta y presidenta del Senado.
 
De ocurrir esto, la sesión del juicio tomaría un aspecto partidista y disminuirá su legitimidad. La ratificación del impeachment de Trump en el Senado requiere el voto a favor de dos tercios de los senadores. Además de todos los senadores demócratas, al menos 17 senadores republicanos deben votar por el juicio de destitución.
 
 Con el inicio de la labor de la nueva Administración después de la toma de posesión de Joe Biden, ha aparecido un signo de cambios en la política exterior de EE.UU.  Durante su primer día a cargo de la Administración norteamericana, Biden firmó 17 órdenes ejecutivas con el fin de revertir las medidas del ex presidente Donald Trump.
 
Una de las más importantes de estas órdenes ejecutivas en el área de política exterior, es la vuelta de Estados Unidos al Acuerdo Climático de París y a la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Estos movimientos de Biden han sido saludados a nivel mundial, sobre todo por parte de los socios europeos de Washington.
 
Biden busca reparar la imagen de EE.UU. y restaurar su posición como una potencia mundial influyente. Sin embargo, hay muchas dudas al respecto, entre las cuales está la duda de si la Administración Biden podrá cambiar el enfoque de su país sobre algunos importantes temas internacionales y las agendas clave en la política exterior, como la cuestión de Irán, el acuerdo nuclear iraní y la política respecto a Venezuela y Corea del Norte.
 
Considerando las recientes posturas de Biden y de los altos funcionarios de su gobierno, la respuesta es negativa. En otras palabras, como opinan muchos expertos y analistas, los fundamentos y principios de la política exterior estadounidense son en gran medida inmutables y fijos y, lo que sucede es que los presidentes de EE.UU. difieren más en sus tácticas sobre cuestiones de política exterior.
 
Esto es evidente en la forma en que la Administración Biden se ocupa de Irán y del acuerdo nuclear. Otros aspectos inmutables de la política exterior de Estados Unidos incluyen el apoyo a Israel bajo cualquier condición.
 
 Por otro lado, las tendencias actuales en EE.UU., como son la disminución del poder adquisitivo, el aumento inédito del déficit presupuestario y de la deuda nacional, el fortalecimiento de las corrientes nacionalistas y el apoyo al proteccionismo económico, aumentan las dudas sobre las responsabilidades globales de Estados Unidos, especialmente su apoyo a los aliados. Y en resumen, la persistencia de los factores que llevaron al poder a Donald Trump en 2016 dando lugar a cambios fundamentales en la política exterior, refuerza las dudas de que Biden pueda realizar cambios fundamentales en la diplomacia norteamericana.
 
En julio de 2020, el ministro alemán de Exteriores Heiko Maas destacó que la política exterior y de seguridad de Washington había cambiado y que esto no había sucedido cuando Trump llegó a la Presidencia. Añadió que “aunque Trump pierda las elecciones presidenciales, la política exterior de EE.UU. no cambiará".
 
A su vez, el exministro de Relaciones Exteriores germano Sigmar Gabriel opinó que "los cambios en la política norteamericana durante la era Trump no son un asunto temporal, sino un cambio estructural en los enfoques globales de EE.UU.".
 
P/FE/JP

 

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