Sep 20, 2017 08:02 UTC

Saludos a todos los estimados oyentes. Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país persa

La semana pasada, el devastador huracán Irma después de destruir todas las islas del Caribe, llegó al estado de Florida donde dejó graves daños materiales y humanos. Además, casi seis millones de los habitantes de las regiones costeras se vieron obligados a abandonar sus hogares, en una operación de evacuación sin precedentes para refugiarse en las zonas seguras. De modo que esta evacuación pasa a ser la mayor operación de este tipo en toda la historia de EE.UU. donde el huracán Irma perjudicó seriamente viviendas, tiendas, campos y las infraestructuras urbanas. Los daños causados por los huracanes Harvey en Texas e Irma en Florida se evalúan en más de 250 mil millones de dólares, los cuales exigen un gran presupuesto y muchos meses de trabajo para que estas ciudades se recuperen de los desastres causados por estos fenómenos naturales. Esto ocurrió la semana pasada cuando también se conmemoraba el decimosexto aniversario de los atentados terroristas perpetrados en Nueva York y Washington. Donald Trump, en su primera aparición como presidente en la ceremonia del aniversario del atentado del 11-S, recordó una vez más el compromiso de su gobierno con la lucha contra el terrorismo. El mandatario estadounidense, después del atentado terrorista en el metro de Londres en esa misma semana, alegó que en los ocho meses de su mandato, las acciones antiterroristas que se han llevado a cabo son dos veces más que las que se hicieron en ocho años de gestión del expresidente Barack Obama. Sin embargo, los analistas en asuntos antiterroristas creen que EE.UU. es vulnerable a atentados de grupos terroristas extranjeros, además, el crecimiento de los flujos radicales de derecha ha aumentado más que nunca el peligro del terrorismo en este país.
 
La semana pasada, el encuentro de Donald Trump con los líderes demócratas en la Casa Blanca causó muchas reacciones, particularmente entre los republicanos. En esta reunión, a la que asistieron la líder de la minoría demócrata de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, y también el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, las partes acordaron colaborar de manera conjunta para resolver ciertos problemas de EE.UU. En esta cita, en la que también estuvieron los líderes republicanos del Congreso, ambos lados calificaron de constructivos los resultados de las negociaciones. Después de que se publicaran noticias relacionadas con este encuentro, los medios de comunicación masiva notificaron que Trump había consentido aplazar la revocación del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia al territorio de EE.UU. conocido como DACA (por sus siglas en inglés) y no tomaría ninguna medida durante los próximos seis meses para expulsar a casi 800 mil (dreamers). La revocación de DACA es un tema que preocupaba mucho a los demócratas. Por otro lado, parece que los demócratas han aceptado que aumente el presupuesto para intensificar la construcción del muro en las fronteras con México, un asunto que le interesa mucho a Trump.  Si bien se dice que los demócratas aún siguen oponiéndose a la construcción de la controvertida barrera que dividirá México de EE.UU., el encuentro de Trump con los líderes demócratas del Congreso ha confundido a los republicanos, sobre todo a los conservadores en este partido. Para algunos medios de comunicación, este encuentro contradice las relaciones  políticas normales en Washington, lo cual finalmente  incrementará los desacuerdos en el partido republicano. Stephen Bannon, exestratega del presidente Trump y una de las cuestionadas personalidades de la derecha en el partido republicano, ha criticado implícitamente las últimas medidas del presidente estadounidense y señala que “Gary Cohn, jefe del Consejo Nacional de Economía y asesor económico de Donald Trump debería renunciar a su cargo, puesto que los planes que plantea no coindicen con los principios de los republicanos”. En realidad, los líderes de este partido están preocupados de que el presidente republicano de EE.UU. que ahora mismo se ha enfrentado con la resistencia de algunos miembros de sus propias filas en el Congreso por llevar a cabo sus planes, se incline finalmente hacia los demócratas y ponga en práctica algunos de sus proyectos. Lo cual podría hacer que se pierdan algunos de los escaños republicanos en las elecciones de medio término del próximo año. 
 
La semana pasada, finalmente, la deuda del gobierno federal de EE.UU.  sobrepasó los 20 billones de dólares durante el gobierno republicano de Donald Trump, quien previamente era un crítico constante del aumento de la deuda pública. Michael Peterson, presidente y CEO (consejero delegado) de la Fundación Peter J. Peterson señaló: “Al admitir un aumento en el techo de la deuda del gobierno federal y pedir más prestamos, de hecho, el gobierno de EE.UU. ha decidido invertir más en el pasado que en el futuro”. Según las cifras publicadas, el gobierno de EE.UU. tiene que pagar más de 6 billones dólares de deuda en los próximos 10 años como intereses de su deuda, cifra que supera a la asignada en el presupuesto para el sector de educación. Desde luego, el tema de la deuda estatal no se limita a un presidente o a un partido en particular. Desde los años 70, cuando los gastos de EE.UU. superaron a los ingresos, ya había surgido el problema de la deuda pública. Desde entonces hasta la fecha, tanto los gobiernos demócratas como republicanos han aumentado a su vez la deuda pública.  Es decir, los demócratas gastaron más que sus ingresos con el pretexto de aportar al bienestar social; Pero, los gobiernos republicanos aumentaron el gasto público debido a costosas guerras y programas de seguridad. Al mismo tiempo, con la continuación o intensificación de los programas de reducción de impuestos, los ingresos del gobierno federal disminuyeron y, la Casa Blanca pidió al Departamento del Tesoro que para administrar el país agregara más préstamos gubernamentales. Mientras tanto, el Congreso no ha tenido más remedio que aumentar constantemente el techo de la deuda para evitar que Estados Unidos caiga en una crisis financiera.  En el último caso, el Congreso controlado por los republicanos, después de la reconciliación del Gobierno de Trump con los líderes del partido demócrata y con la excusa de financiar los gastos surgidos por los daños del Huracán Harvey en Texas, ascendió la deuda pública y preparó el terreno para sobrepasar la escandalosa  cifra de 20 billones de dólares.
 
La semana pasada, las cuestiones raciales fueron una vez más el foco de atención. Por un lado, el Congreso estadounidense emitió una resolución que condenó las violencias cometidas por los grupos de supremacía blanca en los sucesos sanguinarios de Charlottesville y, por otro, el veredicto de exoneración a favor de un policía blanco que mató a un joven de raza negra provocó una nueva ola de protestas raciales en este país. Previamente, la postura dualista de Trump al condenar las violencias de los grupos raciales y de supremacía blanca generó mucha preocupación por el posible crecimiento de estos grupos. Pero, el Congreso, en una actitud relevante, aprobó una resolución en la cual se ha mencionado el nombre de los grupos raciales y fascistas y exige a los funcionarios del gobierno que condenen enérgicamente a estos grupos. Por esta misma razón, Trump también confirmó la resolución aprobada por el Congreso sobre el tema en cuestión y, en unas palabras pronunciadas en una reunión en Charlottesville, responsabilizó implícitamente a los grupos fascistas de los conflictos ocurridos en esta ciudad, lo cual disminuyó las presiones contra estos grupos racistas. Pero, simultáneamente con este conflicto, las calles de la ciudad San Luis fueron escenario de las protestas antirracistas y a favor de igualdad por el veredicto de exoneración de Jason Stockley en el caso del asesinato de Anthony Lamar Smith. El tribunal de San Luis rechazó, pese a los documentos presentados por la fiscalía, la acusación de Stockley de haber asesinado deliberadamente  a un joven negro y votó a favor del policía blanco. Este fallo, en la situación tensa por el crecimiento de los grupos radicales derecha y por la simpatía de Trump con estos grupos supremacistas, puede alentar nuevamente al movimiento de resistencia conocido como La vida de los negros importa.