Estados Unidos en la semana que pasó
Estamos con Uds. con un programa más de la serie Estados Unidos en la semana que pasó y, al igual que en los programas anteriores, revisaremos los importantes cambios políticos, económicos y sociales del país norteamericano. Esperamos que sea de su agrado e interés.
El tema del discurso del presidente de Estados Unidos, Donald sobre el acuerdo nuclear entre Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania), conocido oficialmente como el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) fue el tema más llamativo dentro y fuera de Estados Unidos.
Antes de que Trump empezara su discurso, todo el mundo especulaba sobre cómo el presidente estadounidense iba a enfrentar un tratado que tachaba del peor acuerdo en la historia de su país. Después de pronunciado dicho discurso lleno de falsas acusaciones, repetidas observaciones e insultos a la nación iraní, la comunidad internacional condenó las posiciones poco profesionales e ilógicas del mandatario estadounidense. Tales reacciones han llevado a algunos medios de comunicación norteamericanos, como el New York Times a vaticinar el aislamiento de Washington en el concierto internacional.
Además, la decisión del magnate republicano de remitir el tema del JCPOA al Congreso, agregó desacuerdos y diferencias entre los legisladores, entre ellos, los demócratas rechazaron cualquier medida que intente destruir el pacto nuclear iraní. Así mismo, conocidos republicanos opositores al acuerdo con Irán enfatizaron que la salida de EE.UU. del convenio dañaría los intereses estadounidenses; esto ocurrió justo cuando las tensiones entre Trump y algunos líderes republicanos, como Bob Corker, habían alcanzado su punto máximo a lo largo de la semana pasada.
La semana pasada, los choques entre el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, y Trump, a raíz de sus posturas diferentes, fueron atendidos por los medios en EE.UU. Las tensiones entre ambos funcionarios escalaron luego de que el jefe de la Diplomacia estadounidense tildara de “imbécil” al inquilino de la Casa Blanca durante una reunión con oficiales y altos mandos militares en la sede del Departamento de Defensa (el Pentágono). En una reacción recíproca, el presidente estadounidense invitó a Tillerson a medir su nivel de inteligencia para compararlo con el suyo.
Otras noticias importantes de la semana pasada fueron la salida abrupta del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pens, de un estadio donde algunos jugadores de fútbol se arrodillaron mientras se emitía el himno nacional en protesta por las desigualdades sociales en el país norteamericano. El escándalo moral del productor Harvey Weinstein, uno de los más conocidos y poderosos de Hollywood, y su relación con figuras del gobierno, tomó un aspecto político. Y, Trump aplazó su polémica promesa electoral de trasladar la embajada de EE.UU. en los territorios palestinos ocupados por el régimen israelí, de Tel Aviv a Al-Quds (Jerusalén).
La semana pasada, Donald Trump finalmente anunció la nueva postura de Washington sobre el acuerdo nuclear pactado entre Irán y el G5 +1. El presidente de Estados Unidos anunció en un discurso lleno de palabras repetitivas, falsas acusaciones e insultos al pueblo iraní su rechazo a confirmar el JCPOA y su decisión de remitirlo al Congreso. En su alocución, Trump acusó a la nación iraní de terrorista y colocó al Cuerpo de Guardianes de la Revolucionaria Islámica (CGRI) en la lista de terroristas y de sanciones del Departamento del Tesoro. Al final, amenazó con la retirada de Estados Unidos del pacto nuclear, si el Congreso y la comunidad internacional no siguen las recomendaciones de la Casa Blanca.
En este discurso, obviando que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ha confirmado unas ocho veces que Irán ha cumplido sus compromisos en virtud del pacto nuclear, Trump afirmó que Teherán había violado el espíritu del dicho acuerdo y, además, sin considerar todos los documentos históricos y legales, cambió el nombre del Golfo Pérsico a al falso denominativo de Golfo Arábico. Trump hizo estas afirmaciones después de que en otras ocasiones ha dicho estar al lado del pueblo persa y respetar la gloria de Irán.
Sin embargo, la respuesta generalizada y decisiva del pueblo iraní, en particular, del presidente del país, Hasan Rohani, minutos después del controvertido discurso de Trump, mostró que los iraníes repudian tales declaraciones y resistirán unidos ante el insulto y la distorsión de la historia y la geografía por parte del presidente de EE.UU.
Por supuesto, estas reacciones no se limitaron al pueblo iraní, sino casi toda la comunidad internacional al más alto nivel condenó las declaraciones de Trump. La jefa de la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, anunció que el presidente de Estados Unidos no tenía poder para aniquilar un acuerdo internacional. De igual forma, los líderes británico, alemán y francés, en una declaración conjunta, dieron a conocer sus posturas a favor del mantenimiento del acuerdo nuclear sellado con la República islámica de Irán. Así mismo, dentro de Estados Unidos, en particular en el Congreso, se escucharon más que nunca voces de protesta contra las políticas de Trump hacia Irán y el futuro del JCPOA.
Por otro lado, la semana pasada, las peleas y disputas entre altos cargos estadounidenses continuaron. Estas divergencias llegaron a tal punto que el presidente estadounidense invitó a su secretario de Estado, Rex Tillerson, a un desafío de nivel de inteligencia. Como dijimos, las tensiones entre el mandatario y su secretario llegaron a su punto máximo luego de que el jefe de la Diplomacia estadounidense tildara de “imbécil” al inquilino de la
Casa Blanca durante una reunión con oficiales y altos mandos militares en el Departamento de Defensa (el Pentágono).
Según fuentes norteamericanas, Trump pidió un aumento de 10 veces en el arsenal nuclear durante una reunión con la cúpula militar. Tras la reunión, Tillerson dijo que el presidente era un “imbécil” ya que desconocía rotundamente el poder nuclear de su país.
Esto fue en un principio negado por el propio Tillerson, pero unos días después, con la llegada de Trump de un viaje, se hizo evidente que era verdad, cuando el presidente estadounidense escribió en Twiter que él y Tillerson debían comparar sus coeficientes de inteligencia para que todo el mundo vea quién era el ganador. Eventualmente, la controversia terminó con una declaración del vocero de la Casa Blanca en la cual destacó que Trump había bromeado.
Sin embargo, el debate sobre el calificativo que dio Tillerson al presidente de Estados Unidos mostró la amplia controversia dentro del gobierno estadounidense.
Desde luego, la semana pasada no solo hubo disputas entre el presidente y el canciller del país norteño; sino también los ánimos se caldearon en el Capitolio. Trump, en un ataque en Twitter al jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, quien dijo que no se iba a presentar para la reelección en el cargo el próximo año. Según relató Trump en su cuenta de Twitter, Corker le rogó que lo apoyara para optar a la reelección el próximo año y él le dijo que no. En su serie de tuits, el presidente sostuvo que el senador quiso ser secretario de Estado pero él lo rechazó y por eso no buscará la reelección. La respuesta de Corker a los ataques de Trump también llegó a través de Twitter. "Es una pena que la Casa Blanca se haya convertido en un centro para el cuidado de adultos”, dijo. Posteriormente, varios republicanos del Congreso, entre ellos el senador MichMcConnell, expresaron su apoyo a Corker.
Esta disputa traerá muchos problemas en Estados Unidos ya que Trump necesita del apoyo del Congreso para avanzar en sus planes y faltan solo unos meses para el inicio de las campañas electorales a medio plazo del Congreso.
La semana pasada, el escándalo moral del productor Harvey Weinsteine, uno de los más conocidos y poderosos de Hollywood, se convirtió en un tema político. Por supuesto, este prominente productor ha negado todas las acusaciones. Aunque la historia de la industria del entretenimiento estadounidense es testigo de frecuentes escándalos, la involucración de políticos con el escándalo de Weinsteine ha intensificado la controversia al respecto. Aprovechando la oportunidad, Trump atacó a Winestine, principal patrocinador del Partido Demócrata, y volvió a criticar a sus rivales políticos, en particular a Hillary Clinton.
Los demócratas quedaron impactados por la publicación de grandes escándalos informativos y condenaron las acciones de Winestine para reducir así la presión de la opinión pública. Pero al final, ni esta postura de rechazo al famoso productor pudo desactivar la agresiva estrategia de Trump contra los demócratas.