Nov 08, 2017 08:05 UTC

La semana pasada se registró un atentado en la ciudad de Nueva York, el cual se considera uno de los más importantes acontecimientos políticos y de seguridad debido a que ha sido el primer ataque terrorista en esta ciudad, después de los acontecimientos de 11 de septiembre de 2001.

El atacante, de nacionalidad uzbeka, antes de que agentes lo pudieran detener, mató a 8 personas. Después del incidente, el presidente Donald Trump lanzó una nueva ola de críticas a las políticas de inmigración y pidió la abolición del programa de visados por medio de sorteos que otorga visas de residencia permanente o tarjetas verdes ('green cards').

La semana que pasó, Donald Trump también comenzó una gira de 12 días por Asia, la visita más larga de un presidente estadounidense a ese continente en más de un cuarto de siglo. El mandatario viajó en un momento en que, por arresto de su exjefe de campaña de 2016, está sometido a niveles máximos de presión.

Al mismo tiempo, los jefes de las tres principales compañías de Internet, incluidas Google, Facebook y Twitter, anunciaron en el Congreso estadounidense que Rusia había afectado las elecciones estadounidenses el año pasado al crear miles de cuentas fraudulentas a favor de la campaña Trump y en contra de la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton.

Por otro lado, en la semana que pasó, los republicanos dieron a conocer un proyecto de ley para reformar el sistema tributario, asimismo, Trump designó a Jerome Powell como su candidato para dirigir la Reserva Federal (Fed). El nombramiento del  miembro de la junta de gobernadores del Banco Central de Estados Unidos deberá  ser ratificada por el Senado.

 

La semana pasada, la ciudad de Nueva York fue testigo de otro incidente terrorista después de 16 años. Un terrorista en un vehículo de alquiler se estrelló contra una vía para peatones y ciclistas y mató a ocho personas. El atacante, Sayfullo Saipov, de 29 años y nacido en Uzbekistán, al parecer vivía en el vecino estado de Nueva Jersey. Saipov llegó a Estados Unidos hace siete años beneficiado por el  programa de visados vía lotería y al que acceden personas que tienen pocos emigrantes en Estados Unidos.

Este hecho condujo a una discusión sobre la vulnerabilidad de los Estados Unidos ante los terroristas y Trump, aprovechando la oportunidad, intensificó su política antiinmigración. En los últimos meses, la Administración de Trump ha enfatizado su determinación de luchar contra las amenazas de grupos terroristas takfiríes, como EIIL (Daesh, en árabe) dentro de Estados Unidos.

Dispositivos explosivos y armas de fuego son colocados de tal forma en vehículos bastante normales que no pueden ser detectados por guardias de seguridad lo que hace imposible prevenir los actos  terroristas por lo que han aumentado las preocupaciones sobre la repetición de ataques terroristas en Estados Unidos. Sin embargo, Donald Trump evita confrontar las raíces de la violencia y el terrorismo dentro de su país y prefiere acusar a todos los extranjeros e inmigrantes.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump está decidido a eliminar la ‘lotería de visas’ que permite a ciudadanos de países con bajo flujo migratorio a EE.UU. poder ingresar al país legalmente. Esta decisión fue anunciada después de que saberse que el autor del atentado de Nueva York es ciudadano uzbeko y había llegado a EE.UU. el año 2010, tras haber sido favorecido con la lotería de visas, llamado Programa de Diversidad Migratoria’, el cual permite cada año a cincuenta mil ciudadanos provenientes de países con tasas bajas de inmigración entrar en EE.UU.

 

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El presidente Trump comenzó su gira de 12 días por Asia la semana pasada con una breve pausa en Hawái. Este periplo incluye cinco países —Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas— y representa la visita más larga de un presidente de Estados Unidos a Asia en más de un cuarto de siglo. Trump participará en la reunión de la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) a celebrarse en Vietnam y en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés) que tendrá lugar en Filipinas. Los esfuerzos para frenar el poder nuclear y de misiles de Corea del Norte y resolver las disputas comerciales de Estados Unidos con sus poderosos aliados y rivales en Asia forman el eje principal del viaje del mandatario estadounidense al continente asiático.

 

Existe una especie de unidad entre Washington, Tokio y Seúl sobre cómo lidiar con los programas nucleares y de misiles de Corea del Norte. Por lo tanto, los funcionarios estadounidenses esperan que la visita del presidente Trump a los líderes de Japón y Corea del Sur envíe un fuerte mensaje a Pyongyang para que revise sus programas nucleares y de misiles. Sin embargo, sin que se alcance un acuerdo importante entre EE. UU. Y China, la presión de Washington sobre Corea del Norte no será efectiva.

Los temas comerciales también son relevantes en esta gira del presidente norteamericano por Asia. Con la promoción de una política comercial de apoyo, Trump ha expresado su preocupación por los socios comerciales de EE.UU. En Asia, incluso aliados como Japón y Corea del Sur, han lamentado que Washington ignore sus compromisos comerciales y actúe de forma unilateral. Trump promete tratar sobre los excedentes comerciales en países como Japón y China. La implementación de tal promesa se logrará permitiendo la entrada de productos extranjeros al mercado de consumo estadounidense para impedir el retiro de capitales del país a mercados económicos más atractivo del mundo, es decir, los ubicados en el este de Asia; un asunto que indudablemente los aliados de Washington en la región no aceptarán y que podría provocar la ira de China, el principal rival económico de EE.UU.

 

La semana pasada, en EE.UU. un giro inesperado en la investigación que conduce el fiscal especial sobre el caso de la complicidad entre la campaña del entonces candidato Donald Trump y oficiales rusos dio como resultado las dos primeras acusaciones formales contra el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort y su exsocio Rick Gates; a su vez, se hizo pública la declaración de culpabilidad previa del exasesor de política exterior de su campaña.

Manafort y Gates enfrentan acusaciones de conspiración contra EE.UU., lavado de dinero y actuar como agentes extranjeros no registrados, entre otros cargos. Ambos se declararon no culpables en la audiencia en una corte federal. Según sus abogados, la decisión abre la puerta a negociaciones futuras.

Manafort fue acusado de ocultar millones de dólares obtenidos mientras trabajaba a favor de un partido político vinculado al presidente ruso, Vladimir Putin, en Ucrania y de haber realizado actividades de cabildeo en EE.UU. sin haberse registrado como agentes extranjeros.

Por su parte, la Casa Blanca afirmó que las acusaciones no están vinculadas al presidente o a actividades de su campaña y asegura que no hubo colusión con oficiales rusos. Otro nombre que aparece en escena es George Papadopoulus, quien fungiera como consejero de relaciones exteriores de la campaña de Trump. Papadopoulus se declaró culpable de mentir al Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) el pasado mes de julio. Desde entonces estuvo colaborando con la investigación.

 

 

Finalmente, la semana pasada, los republicanos dieron a conocer un plan de reforma tributaria. El plan  incluye lo que se describe como el mayor recorte de impuestos en los últimos  25 años. Cerca de seis billones de dólares de ingresos tributarios federales serán eliminados en un período de diez años y se simplifica el complejo proceso de recaudación de impuestos y la forma cómo se recauda.

El gobierno de Estados Unidos ha anunciado que, por la implementación de este plan, la clase media pagará menos impuestos. Reformar el sistema impositivo fue una de las promesas más importantes de campaña electoral de Trump y los republicanos en las elecciones estadounidenses del año pasado y, de hecho, su victoria en las próximas elecciones presidenciales de 2020 dependerá en gran medida del éxito de la implementación de estas reformas.

En consecuencia, casi la gran mayoría de los republicanos del Congreso, junto con el gobierno de Trump se ha unido para apoyar el proyecto de reforma del sistema impositivo. Sin embargo, este proyecto de ley también tiene una oposición seria.

Quienes se oponen al plan de impuestos de la Administración de Trump dicen que el plan se basa supuestamente en ayuda de ingresos para la clase media, pero el objetivo final de los recortes de impuestos está dirigido a las grandes empresas y millonarios, lo cual en realidad es un golpe al público estadounidense.

Por esta razón, se predice que una nueva ronda de intensas luchas político-ideológicas entre conservadores y liberales en el Congreso de Estados Unidos moldeará el tema de la reforma tributaria e intensificará la ya inflamada atmósfera política en Washington.

Queridos oyentes finalizado el tiempo del programa de hoy, les invitamos a seguir en la sintonía de la Voz Exterior de la Republica Islámica de Irán. ??