Nov 13, 2017 07:52 UTC

En el programa anterior, revisamos las causas regionales influyentes en el declive de los gobiernos de izquierda en Sudamérica. En el programa de hoy revisaremos el papel de los factores internaciones en el cambio de las administraciones izquierdistas en Latinoamérica.

El cambio de los gobiernos de izquierda en América Latina, y el hecho de que algunos de ellos dieron su lugar a los de la derecha, además de los factores internos y externos, ha tenido razones internacionales. Entre los factores internacionales se puede mencionar algunos casos.
 
Uno de ellos ha sido el papel de los medios de comunicación europeos y estadounidenses en el cambio de estos gobiernos. Las preocupaciones de Estados Unidos sobre la presencia de rivales como Irán, Rusia y China es uno de los factores internacionales que ha animado a Estados Unidos a recuperar su poder en América Latina y socavar a los gobiernos de izquierda en la región.
Antes que todo, nos dedicamos al papel de las políticas de EEUU como un factor internacional influyente en el declive de los gobiernos izquierdas en Latinoamérica.
 
Los eventos que tienen lugar en Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia ponen de relieve que  Estados Unidos realmente quiere crear tensiones y conflictos para debilitar a los opositores de Washington en esos países y fortalecer la postura de los partidarios y aliados así como sus intereses. Como ejemplo se puede mencionar a lo ocurrido en Chile en la década de 1970. En esa época, el entonces secretario de Estado norteamericano, Henry Alfred Kissinger, se aprovechó de los mismos medios para luchar contra el frente antiestadounidense en Sudamérica, cuyo resultado más importante fue el derrocamiento de Allende en Chile y la llegada al poder de Pinochet, que terminó en la matanza de decenas miles de personas. Estos eventos desafortunados permanecerán en la memoria histórica de la gente de América Latina. Hoy, muchos activistas políticos y la gente americana están preocupados por la repetición de los mismos eventos en su país.
 
Las amplias manifestaciones en Brasil en protesta contra la corrupción en la compañía Petrobras o eventos similares en Venezuela muestran que Estados Unidos se esfuerza por realizar un golpe suave en América Latina. Se puede analizar la crisis judicial en Argentina y las protestas de la oposición en Venezuela y algunos conflictos en Ecuador y Bolivia en el mismo contexto.
 
En su historia de relaciones con países latinoamericanos, particularmente en la zona de Caribe, Estados Unidos se ha aprovechado de varias políticas como la diplomacia de guardacosta, la diplomacia del dólar, el buen vecino, entre otras diplomacias. Cada una de estas políticas fue diseñada e implementada de acuerdo con las circunstancias específicas de la región y el sistema internacional y en dirección de la suministración de los intereses nacionales de los Estados Unidos.
 
Un vistazo a la historia, nos daremos cuenta de que durante la guerra fría, EE.UU. realizó al menos seis operaciones militares ocultas para derrotar a los gobiernos electos en América Latina. En aquel entonces, EE.UU. aplicaba la política de golpear a los movimientos de izquierda. Entonces, si los gobiernos democráticos de esa época, eran incapaces de cumplir con esta petición o corría la probabilidad de que los líderes demócratas adoptaran políticas nacionalistas e izquierdistas, sin lugar a dudas, serían blanco de los planes ocultos de EE.UU. para el derrocamiento. La política anunciada de Washington en esos años era completamente en contra de su actitud práctica. Por ejemplo, en 1966, Johnson, el entonces presidente de EE.UU., habló así sobre las políticas de Washington en América Latina: Nosotros, En América Latina, estamos al lado de los países cuyos gobiernos están basados en la Constitución. No estamos al lado de los que dicen para el desarrollo económico y la lucha contra los comunistas necesitamos a la dictatoría.
Tras el fin de la guerra fría, parecía que EEUU ya no necesita  apoyar a los regímenes dictatoriales, pues tras el colapso de la unión soviética, ya no existía una amenaza para la seguridad y la economía de EE.UU en la región de América Latina. Después de la guerra fría y particularmente en la época de Clinton, la propagación  de la democracia, o la democratización, se convirtió en un eje en la política exterior de EE.UU. En el marco de la democratización, EE.UU elabora planes para influir a las elecciones en otros países. Estos planes son apoyados a través de la diplomacia forzada,
 
Los mencionados planes son acompañados en algunos momentos con ocultas y claras operaciones militares y paramilitares. La democratización tiene diversos objetivos. Uno de estos objetivos es defender a los grupos e individuos que sus medidas están en dirección de la política exterior de EE.UU y los intereses del capitalismo mundial. El segundo objetivo de la democratización es aislar y reprimir a las personas y los movimientos sociales que reclaman la profundización de la democracia y el cambio de la gestión económica hacia el socialismo y el nacionalismo. EE.UU ha gastado mil millones de dólares  a través de los institutos activos en el proyecto de la democratización para afectar a las elecciones en los países latinoamericanos y para evitar la victoria de los partidos izquierdistas y nacionalistas. Las agencias estadounidenses realizaron su mayor actividad en Venezuela.
 
Debido a la victoria de Donald Trump en las presidenciales de 2016 y las ideas aislacionistas que propagaba en el ámbito regional e internacional, es probable que en un futuro atestigüemos una mayor atención del sistema político de Estados Unidos en los asuntos internos y abordar los problemas como la recesión, la pobreza, el desempleo, la emigración, las pesadas deudas, los asuntos racistas, las brechas sociales y la frustración de los ciudadanos estadounidenses.
Trump defiende el retiro del universalismo y grita el lema de la reducción de los compromisos de la Casa Blanca con todo el mundo. No obstante, es probable que el aislacionismo sea ocultado debajo del velo de sus retóricas extremistas basadas en la necesidad de la reconstrucción del poderío militar de EE.UU o la necesidad de una reacción violenta contra los migrantes ilegales, pero las ideas de Trump como la construcción del muro en la frontera entre Estados Unidos y México, y el plan de la cancelación de tratados como  el Acuerdo de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN) relevan las tendencia  aislacionistas de Trump.
El TLCAN es un tratado entre EE.UU, Canadá y México firmado en 1994. El acuerdo levanta casi todos los obstáculos  aduaneros entre estos tres países y les permite el traslado de una cantidad ilimitada  de artículos y servicios desde sus fronteras, sin pagar los gastos aduaneros e impuesto.
Trump calificó el TLCAN como el peor tratado de la historia y lo critica por considerarlo como la causa de la perdida de oportunidades laborales para los estadounidenses. A este respecto, Trump ha dicho: “Tenemos que decir a nuestros socios petrolíferos que pretendo revisar el contenido del tratado y cambiarlo para mejorar la situación actual de los obreros estadounidenses. Yo busco el cambio total de este tratado”.
Trump considera que los tratados comerciales firmados por exgobiernos estadounidenses contradicen los intereses nacionales de Estados Unidos. El retorno de la idea de aislamiento al foco de atención de la opinión pública y el ambiente académico y las agencias ejecutivas de Estados Unidos residen en la crisis económica y financiera del país norteamericano
Debido a la debilidad económica, EE.UU no ha conseguido mantener el orden basado en el modelo económico liberal, el cual fue  generalizado en la mayor parte del mundo después de la Segunda Guerra Mundial en el bloque occidental y después del colapso de la Unión Soviética.
Aquí sale esta pregunta ¿si EE.UU se concentrará en  el proteccionismo económico y aislamiento político, enfatizando en sus intereses nacionales o aun continuará  enfatizando en el orden económico liberal y multilateralismo político basado en la seguridad colectiva?
 
De hecho, la elección de cada una de estas estrategias puede tener un gran impacto en la seguridad y la economía de la comunidad internacional y el tipo de la relación con los países, así como el apoyo a varias facciones políticas en otros países, especialmente en América Latina.
Aunque, Trump es impredecible, pero teniendo en cuenta sus consignas durante las campañas electorales, incluidas sus lemas intrínsecas y anti-minorías, es probable que testigüemos el enfriamiento de las relaciones de Washington con los países latinos, especialmente si el nuevo presidente de Estados Unidos, como había prometido, expulse a los latinoamericanos de este país.