Feb 13, 2019 08:02 UTC

ParsToday- En el programa de hoy estudiaremos las teorías del Dr. John Foran, profesor de Sociología en la Universidad de California, en EE. UU., sobre la Revolución Islámica de Irán. Ahora, les invitamos a que nos acompañen como siempre.

John Foran, profesor de la Sociología en la Universidad de California, es uno de los más conocidos teóricos de la nueva o la cuarta generación en el campo de la revolución. Foran fue uno de los intelectuales que, tras el surgimiento de la Revolución Islámica en Irán, consideró ineficaces las ideas y teorías en cuanto a las revoluciones, por lo que intentó desarrollar un nuevo marco teórico para analizar los eventos que tuvieron lugar en Irán. El punto más importante que destacó fue que las teorías existentes en ese momento (conocidas como ideas de la tercera generación) se vieron muy afectadas por la visión estructuralista y fueron incapaces de analizar el proceso verdadero de la situación revolucionaria en Irán. En las últimas etapas del debate de la tercera generación, paulatinamente, resaltan seriamente los dos nuevos ejes de interconexión: uno es el papel de los elementos humanos revolucionarios o el papel de las personas que han participado en las revoluciones y las alianzas y, el otro, es el papel de la ideología y la cultura en las revoluciones. De hecho, dadas estas dos nuevas orientaciones, especialmente con el énfasis en el papel de la cultura y la ideología en las revoluciones, Foran en una nueva división de las revoluciones intenta establecer el surgimiento de la cuarta generación en las teorías revolucionarias. Para Foran, la revolución es un fenómeno multicasual. Por esta razón, en su teoría se ha preocupado al mismo tiempo por los aspectos políticos, económicos y culturales; pues, para él, la revolución es el resultado de múltiples factores. Por eso, ofrece un enfoque combinado para el estudio de la revolución iraní. Foran recuerda la Revolución iraní como el primer ejemplo en el Tercer Mundo que refleja su modelo.

 

El enfoque combinado de Foran se configura a lo largo del patrón de la historia a través de sus transformaciones. El experto cree que se necesitan tres factores para lograr una revolución: represión gubernamental, formación de culturas opuestas y estallido de una crisis causada por una encrucijada histórica que tiene dos aspectos: el colapso de la economía interna y la apertura al sistema global.

 

Para Foran, el Gobierno es tan importante en las experiencias del desarrollo económico industrial avanzado como en el proceso del “desarrollo dependiente” en áreas marginales. De hecho, Foran opina que el gobierno en los países tales como Irán en la época de Pahlavi había alcanzado un “desarrollo dependiente”. Según la teoría del desarrollo dependiente, la estructura social dependiente del Tercer Mundo está formada por la colisión del modo de producción capitalista con los modos de producción precapitalista interna. Con el tiempo, debido a la colisión de estos dos factores externos e internos, se logra una estructura de jerarquía compleja, que es una mezcla de capitalismo y precapitalismo. En este proceso, tanto la economía como las evoluciones son dinámicas, y este proceso de desarrollo es dependiente. El desarrollo dependiente es el proceso de crecimiento económico que está sujeto a ciertas restricciones debido a la dependencia de uno o más países capitalistas. En el “desarrollo dependiente”, algunos indicadores de crecimiento pueden tener un progreso, pero estos generalmente llevan a resultados negativos para una amplia gama de clases sociales, como el desempleo, la inflación y la falta de buenos servicios urbanos. Desde el punto de vista de Foran, cuando surge un patrón de desarrollo dependiente, a menudo (pero no siempre) existe un gobierno represivo sostenido por fuerzas sociales que se van liberando del proceso. Al mismo tiempo, el analista afirma que el gobierno en estos países, incluido Irán, desempeñan un papel transcendente en el desarrollo económico, social y político, y este papel lleva al gobierno a participar de cerca en muchos aspectos de cambio social. Por otro lado, en Irán, el Estado dependía de una manera excepcional del shah y de la Casa Real que formaba parte de la clase dominante, sin que otras clases dominantes tengan equivalencias en el poder del shah o compromiso u obligación alguna en defender al shah en caso de amenazas, con lo cual era mucho más fácil derrocar al gobierno.

 

La segunda condición para la victoria de la revolución, que desde la perspectiva de John Foran se observa en la Revolución Islámica de Irán, era la formación de la cultura opuesta. Foran escribe al respecto: “El gobierno represivo y las potencias extranjeras que le apoyaban, inevitablemente allanaron el camino para una oposición que se consideraba dueña de las culturas políticas que se encontraban en la sociedad”. En la teoría de Foran, “la cultura política es una amalgama de las ideologías explícitas, cultura y tradiciones populares, y orientaciones prácticas contra situaciones y entornos existentes”, donde cada uno de los cuales debe ser analizado y utilizado para este propósito. “Es decir, estas serían las razones de los grupos especiales que llegan a la conclusión de que funcionaría oponerse a la autoridad gobernante”.  En otras palabras, las culturas políticas de resistencia pueden conectarse con las condiciones concretas de insatisfacción y condiciones mentales favorables, a través de una forma de acción práctica y política. De hecho, desde el punto de vista de Foran, la formación de un gobierno represivo, proporciona las bases para crear un frente y una cultura de oposición al gobierno, y la combinación de represión y oposición crea las condiciones necesarias para la formación del proceso revolucionario. Condiciones que se observaban antes de la Revolución Islámica en Irán.

 

Otra condición para el surgimiento de una revolución en el Tercer Mundo, desde el punto de vista de John Foran, es el papel de las potencias extranjeras. Foran cree que para materializar la revolución en los países del Tercer Mundo, además de la existencia de desigualdades y problemas estructurales y el desarrollo de una o más culturas políticas de resistencia en respuesta a ellos, también es necesaria una crisis bilateral, es decir, el declive de la economía interna y la creación simultánea de lo que él llama “apertura en el sistema global”. John Foran al estudiar la relación histórica entre Irán y los EE.UU., escribe lo siguiente: “Estados Unidos, después del golpe de Estado de 1953 se convirtió en el poder indiscutible en Irán, y sucedió al Reino Unido”, según lo ocurrido por la relación histórica entre Irán y Estados Unidos y el impacto de estas relaciones en la Revolución Islámica de Irán, donde en todo momento EE.UU. apoyaba al régimen de Pahlavi. Pero, para Foran, en la revolución llevada a cabo en 1979, Estados Unidos dudó en apoyar a su aliado represivo regional, Mohammad Reza Shah, lo que le dio una breve oportunidad a la oposición. La falta de práctica temporal de EE.UU. allanó el camino para exponer un completo equilibrio interno de fuerzas, lo cual condujo al éxito de la oposición en la revolución de Irán.  En opinión de Foran, el sistema internacional en ese momento sirvió para la victoria de la revolución, en el sentido de que la fuerza militar de EE.UU. como base central de este sistema no participó en una intervención agresiva en Irán.

 

 Sin embargo, una de las críticas importantes de los analistas respecto a la visión de John Foran sobre la Revolución Islámica de Irán es que, el erudito no solo no presta suficiente atención al papel de los factores internos y las circunstancias en el surgimiento de la Revolución Islámica en Irán, sino que insiste en la inacción de Estados Unidos para enfrentarse con la Revolución Islámica de Irán. Esto ocurre mientras que muchas fuentes estadounidenses, incluidos los recuerdos de los gobernadores estadounidenses, indican que el gobierno de los Estados Unidos respaldó hasta el último momento apoyando al régimen de Pahlavi. El régimen de Pahlavi fue el gendarme de la región y uno de los dos pilares de la política internacional, llamada de los “dos pilares” de Richard Nixon, por tanto, la afirmación de que el gobierno de los Estados Unidos no apoyó al régimen de Pahlavi contra los revolucionarios no es verdadera, según los documentos históricos auténticos.  Al respecto, John Stample, filial y analista político en la embajada de Estados Unidos en Irán, en su libro titulado “Dentro de la Revolución de Irán”, publicado en 1999, señala en la página 115 del libro lo siguiente: “En 1977, el shah estaba tan cerca de Estados Unidos que parecía estar funcionando más para los objetivos de Estados Unidos que para los de Irán". El gobierno de Estados Unidos también expresó su apoyo al régimen del shah durante todos los períodos de la revolución, incluso, en un momento en que el régimen del shah fue criticado por la comunidad internacional por reprimir a la oposición. Por ejemplo, solo dos días después de la masacre de los manifestantes en el 8 de septiembre de 1978, que se conoce como “La masacre del Viernes Negro”, la Casa Blanca reafirmó a través de un comunicado la relación cercana y amistosa entre Irán y Estados Unidos y la importancia de continuar con la alianza de Irán con Occidente. Además, el consejero de Seguridad del gobierno de Jimmy Carter, Kazimierz Brzezinski llamó en privado al Shah “para que éste último hiciera todo lo necesario para restablecer el orden”. En la página 169 de su libro, Stample, señala al respecto el apoyo permanente de EE.UU. al régimen de Pahlavi y, en este sentido, hace referencia a los documentos emitidos por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en junio de 2017, en los que se confirma la intervención de EE.UU. en el golpe de Estado de 1953 contra el gobierno de Mossadeq. De hecho, si no se hubiera llevado a cabo el golpe de Estado de 1953 de Irán, el régimen de Mohammad Reza Shah Pahlavi habría caído en ese mismo año 1953 y no en 1979.

 

 

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