Feb 27, 2019 08:02 UTC

En el programa de hoy revisamos los puntos de vista de John Louis Esposito sobre la Revolución islámica de Irán.

John Louis Esposito, teórico y profesor estadounidense de la Universidad George Washington, es uno de los teóricos que ha publicado varios artículos y obras sobre la Revolución Islámica de Irán, incluido el libro "La revolución iraní y su reflexión global", que recopila varios artículos sobre la Revolución Islámica de Irán. Esposito se concentra claramente en las raíces religiosas de la Revolución Islámica de Irán, así como su impacto en la estructura social en el país persa y su influencia sobre el orden político en la región de Oriente Medio. 

En torno a la Revolución Islámica de Irán, John Louis Esposito afirma: “La forma en que sucedió esta revolución tomó de sorpresa a todos. Los políticos e investigadores han tratado de comprender la fluida y complicada situación que ha afectado a gran parte del mundo, pero el resultado de tal intento a menudo ha sido simplificar esta complicada realidad”.

Esposito señala explícitamente que la Revolución Islámica de Irán y el tipo de lucha contra el régimen de Pahlavi se basan en las enseñanzas y aspiraciones chiíes. En este sentido, escribe: “La ideología revolucionaria de Irán fue claramente iraní y chií. El martirio del justo heredero de Ali y de su hijo Husein (ambos P) por el usurpador califa (Yazid) en Karbalá en el año 680 es, de hecho, un esquema para la revolución iraní. "Este evento trashistórico allanó el terreno para la reivindicación de elementos sagrados, como la opresión, rebelión, martirio y guerra justa (yihad), contra la tiranía y la injusticia social”.

Sobre la naturaleza de la Revolución Islámica, Esposito dice: “Irán presentó al mundo la primera revolución política islámica exitosa. Una revolución con el nombre islámico y bajo el eslogan ‘Dios es grande’ que se basó en la ideología e institucionalidad chií y el liderazgo de los clérigos y los no clérigos”. El teórico estadounidense también considera a la Revolución Islámica de Irán como la primera revolución moderna, fundamentada en la religión y, a este respecto, escribe: “Las creencias, el liderazgo y las instituciones chiíes han jugado un papel importante en la política iraní. El Islam chií, desde el principio, ha sido mezclado con la política, de tal modo que se puede decir que la historia y las creencias chiíes forman la base de la ideología revolucionaria moderna”.

El Islam chií ha demostrado que ha sido el instrumento más eterno para movilizar un movimiento, una masa efectiva, y que puede proporcionar el concepto de identidad e historia, símbolos y valores compartidos para un poderoso liderazgo religioso-político con organizaciones del movimiento.

El Islam chií se ofreció como un marco ideológico y, a través del mismo, se otorgó legitimidad a cualquier movimiento oprimido y opositor ante cualquier tipo de tragedia, de tal modo que diferentes grupos consiguieron unírsele y trabajar en ello. Los clérigos, como el ayatolá Jomeini, Motahari, Taleqani y Beheshti, junto a ideólogos no clérigos, como Bazargan y Shariati, expandieron las ideologías revolucionarias y reformistas”.

Esposito presta especial atención al papel de los clérigos, especialmente al Imam Jomeini, en la formación y el desarrollo de un espíritu revolucionario en la era Pahlavi. En este sentido escribe: “El comportamiento de las cortes reales con los clérigos abarcaba una amplia gama del hostigamiento y obstaculizaciones administrativas, que incluían hasta el encarcelamiento, el exilio e incluso la ejecución; no obstante, el gobierno no tuvo tanto éxito en limitar el poder de los clérigos, cuya influencia aumentaba diariamente a través de las mezquitas, en comparaciones con las medidas para acallar a los líderes de la oposición no religiosa. El profesor de la Universidad Americana George Washington cree que el chiismo fue una fuerza latente en Irán, y los clérigos y eruditos se levantaron en base a esta fuerza latente contra la opresión del régimen Pahlavi.

De igual modo se refiere al uso de los clérigos y los ulemas de las mezquitas como una base importante para las actividades políticas y dar información al pueblo iraní.

Esposito considera a los ulemas los principales pilares del movimiento en Irán y también señala que las mezquitas se convirtieron en un lugar para celebrar dinámicas ceremonias políticas y de movilización pública. En este sentido escribió: “El sistema de la Mezquita-Ulema proporcionó una red de centros nacionales de comunicación y actividades políticas, convirtiéndose en un tesoro de liderazgo de las masas”.

Otro tema que presenta John Louis Esposito en sus escritos sobre su análisis de la Revolución Islámica de Irán es la significativa influencia de la revolución islámica en el orden político en Oriente Medio. En otras palabras, Esposito presta cierta atención a las consecuencias y las reflexiones de la Revolución Islámica de Irán. Este famoso teórico estadounidense escribe: “Los amigos y los enemigos creen que la Revolución Islámica de Irán ha tenido un profundo impacto en el mundo islámico y en el Occidente. Esta revolución ha sido la fuente de inspiración y motivación para algunos”.

Esposito cree también que la Revolución Islámica desempeñó un papel prominente en el renacimiento islámico en la región. Además, considera el auge del concepto de identidad del Islam, el retorno del orgullo y el poderío de los musulmanes como las consecuencias de la Revolución Islámica de Irán. Señala, asimismo, que “la más importante influencia del Irán revolucionario sobre el mundo islámico fue su influencia en el nivel de opinión y de la ideología. El resurgimiento islámico es una característica clara y el aspecto global de los pensamientos de algunos ideólogos suníes, como Hasan al-Banna y Seyed Qutb de Egipto, Abol´Ala Modudi de Paquistán y Abolhasan Nadawi de La India. Como resultado de la revolución, las obras del Imam Jomeini y Ali Shariati se tradujeron ampliamente en el mundo islámico (y no islámico). Sin ningún lugar a dudas es correcto alegar que las generaciones musulmanas después de la revolución en todo el mundo han admitido que el Islam tiene planes para la reforma política y social”.

Esposito también escribe: “El reflejo universal de la revolución iraní ha sido tanto directo como indirecto. De hecho, la revolución actúa a menudo más como un ejemplo inspirador y general que como un modelo preciso. Activistas musulmanes en muchas partes del mundo se encantaron con las victorias de sus hermanos y hermanas iraníes y se fortalecieron en sus luchas. En este sentido, se puede decir que la revolución iraní ha intensificado o acelerado las tendencias que ya existían en países musulmanes.

Si bien algunos países y personalidades, especialmente en los últimos años, han hecho mucha propaganda contra la República Islámica de Irán, acusándola de sectarismo en el mundo islámico, Esposito respondió hace muchos años a esta acusación y la calificó de “mal entendimiento” de la revolución iraní.

A este respecto, este destacado teórico estadounidense escribió: “Uno de los malentendidos comunes es que la Revolución Islámica de Irán es altamente chií y sectaria, pero, desde el principio, esta revolución ofreció un concepto conscientemente universal de sí misma y destacan sus aspiraciones universales”. Por ejemplo, el ayatolá Jomeini enfatizó que la revolución está arraigada en los principios islámicos y pertenece a todas las personas oprimidas del mundo, tanto chiíes como no chiíes. Así, desde el día posterior a la victoria de la revolución, muchos estudiantes musulmanes, independientemente de sus vínculos sectarios, tomaron a Irán como su ejemplo... Muchos musulmanes lo consideraron la victoria del Islam contra las fuerzas diabólicas y la victoria del Tercer Mundo sobre el imperialismo estadounidense.

Otro asunto al que se refiere el teórico y profesor estadounidense es el impacto de la revolución islámica en la estructura social en Irán. Esposito escribe: “El nuevo Irán comenzó la primera década de su vida con dos objetivos: ‘institucionalizar la revolución’ y ‘propagarla’. Para la recién nacida República Islámica se estableció una Constitución que había anticipado un Parlamento electo bajo el gobierno islámico, y el ayatolá Jomeini recibió la posición de jurisprudente. Como resultado, se registraron cambios significativos en la sociedad iraní”.

Mientras tanto, Esposito cree que la popularidad de la República Islámica y su democracia son características de Irán después de la revolución que están arraigadas en las enseñanzas chiíes.

En este sentido declara: “La Revolución Islámica fue un movimiento popular y, al mismo tiempo, un movimiento concentrado en el pueblo, porque prácticamente todas las clases de la sociedad iraní participaron y contribuyeron. Debido a que la República Islámica está a favor de la cultura de la mayoría del pueblo, es un gobierno popular. Esta democracia proviene de la larga historia del chiismo. En la historia del Islam, el chiismo ha contado con el apoyo de masas populares, lo que ha fortalecido la comunicación de los líderes chiíes con el público en general”, concluye Esposito.

 

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