Mar 27, 2019 08:00 UTC

ParsToday-En el programa de hoy revisamos los puntos de vista de Michael M J Fischer sobre la Revolución Islámica de Irán. Michael M J Fischer es un antropólogo estadounidense que cuando era estudiante de doctorado en la Universidad de Chicago (EEUU) viajó a Irán para escribir su tesis y, en la ciudad de Yazd, se dedicó a investigar sobre la comunidad zoroastriana. Su tesis doctoral se titula “el Irán Zoroastriano: entre el mito y la costumbre”.

Fischer es profesor de antropología de la Universidad estadounidense MIT (iniciales en inglés de Massachusetts Institute of Technology). Durante su estancia en Irán, realizó investigaciones en el campo de la antropología económica (mercado, comerciantes, artesanos) y la agricultura iraní, así como sobre el cine y las cuestiones políticas de Irán. Fischer, entre los años 1969 y 1971, se dedicó a investigar las sociedades religiosas; en el verano de 1974, sobre la economía de mercado; en 1975, sobre los líderes religiosos en Irán, y en el verano de 2005 y 2006, sobre ciencia y ética en el país persa.

 

Fischer ha escrito dos libros y más de 20 artículos importantes sobre cine, antropología, religión y la Revolución Islámica en Irán. Su obra más importante sobre la Revolución Islámica de Irán se titula: “Irán, desde el debate religioso hasta la Revolución”, que resulta de sus investigaciones en el país persa. El tema central de este libro es el estudio del sistema de educación religiosa. En este libro, Fischer busca responder a ¿cómo los mecanismos y las dinámicas internas de la cultura han llevado a un cambio social tan grande como la Revolución Islámica de Irán?

 

El doctor Michael Fischer es uno de los teóricos que el estallido de la Revolución Islámica ha tenido un gran impacto en su teoría sobre las revoluciones. Antes de la victoria de la Revolución Islámica de Irán, Fischer enfatizaba los factores económicos y políticos en el análisis de las revoluciones, pero, durante y después del triunfo de la Revolución Islámica prestó atención al papel de la cultura religiosa más que cualquier otro asunto, e hizo hincapié en diversos enfoques en el surgimiento de la Revolución iraní.

 

Una de las características principales del trabajo de Fischer es el estudio comparativo de los movimientos islámicos en los últimos dos siglos y la introducción del movimiento revolucionario de Irán en una perspectiva histórico-comparativa. Esta característica no aparece en los trabajos de otros teóricos sobre la Revolución Islámica de Irán.

 

 Fischer sostiene que Irán es, desde al menos tres perspectivas, un ejemplo y un desafío esencial e importante para comprender la teoría política y social.  Al respecto indica la perspectiva de las teorías de los medios, la perspectiva de las teorías revolucionarias y los cambios sociales estructurales y la perspectiva de las teorías relacionadas con la relación entre los sistemas educativos y sociedad civil. De acuerdo con este teórico, al contrario de otros movimientos del mundo islámico, los clérigos dirigieron la Revolución iraní y no los secularistas.

 

Fisher también cree que el shah de Irán quería retirar al país del círculo del tercer mundo sin un gobierno democrático, sin partidos ni burgueses en competencia, utilizando solo una estructura del mando gubernamental. El gobierno iraní dependía en gran medida de los intereses de la burguesía antes de la revolución, pero para la participación política de esta burguesía en la política tenía un alcance limitado. Fischer describe a la juventud iraní en vísperas de la Revolución como una clase con profundas raíces religiosas y con una mirada moderna respecto al futuro.

En su libro “Irán, desde el debate religioso hasta la Revolución”, Fischer escribe: “El cierre del espacio político y la represión de varios discursos durante el régimen de Pahlavi convirtieron el discurso religioso en la única fuerza de resistencia y de la formulación del cambio social. En el proceso cultural que condujo a la Revolución Islámica, la recitación del Ashura como la utopía de la resistencia política reemplazó a una recitación de Ashura y Karbala, que solo era considerada un tema para llorar y conmemorar ceremonias de luto”.

 

El suceso de Karbala juega un papel importante en el análisis de la Revolución de Irán desde la perspectiva de Michael Fischer. Considera que la Revolución Islámica de Irán de alguna manera tiene conexión con los eventos de Karbala. Fischer se dedica a investigar el papel activo del suceso de Karbala en la cultura iraní, el papel de las ceremonias religiosas durante todo el año para mantener vivos los eventos de Karbala, los símbolos de la cultura iraní que tienen una fuerte conexión con la cultura chií. Fischer afirma: “Durante el proceso de la Revolución Islámica, la comprensión de Karbala, como un pretexto para llorar por las opresiones impuesta contra el Imam Husein (P), se convirtió en un ánimo para luchar por las opiniones de este Imam. El Imam Husein cayó mártir en la guerra de Karbala y su martirio es la principal cuestión de la identidad chií. La historia de Karbala es el principal paradigma de la tragedia chií sobre la existencia. En este mundo, el mal siempre se opone al bien y a la justicia, y los musulmanes deben luchar por la justicia”. De hecho, Fischer cree que el pueblo iraní antes de la Revolución, en lugar de simplemente llorar solamente por la injusticia contra el Imam Husein, aprovechó de las ideas de ese Imam, especialmente, la resistencia ante la opresión, para oponerse al régimen imperial.

 

Michael Fischer sostiene que la acción colectiva iraní desde octubre de 1977 hasta febrero de 1979 a nivel nacional se convirtió en un gran evento moral, cuya cima se puede observar en el aniversario del martirio del tercer Imam de los chiíes. La tradición chií afirma que el martirio es un tipo de renacimiento. Así, surgió la movilización revolucionaria debido a la combinación de dos factores: las enseñanzas ofrecidas por los clérigos sobre la crítica social ante la falta de religión, y la función efectiva de las ceremonias de luto religiosas. La Revolución surgió debido a que las masas populares querían mejorar su condición de vida y también buscaban fortalecer la solidaridad entre sus comunidades.

 

El liderazgo del Imam Jomeini (Que descanse en paz) también tiene una posición especial en las opiniones de Michael Fischer para analizar la Revolución Islámica de Irán. En su mencionado libro, Fisher escribe sobre el Imam Jomeini desde diferentes perspectivas: “El liderazgo del Imam Jomeini es completamente distinto del liderazgo carismático que espera Max Weber. El liderazgo del Imam Jomeini debe identificarse en el marco que Mullasadra define para las etapas espirituales del líder. En las opiniones de Mulla Sadra, la relación entre el líder y la gente se define sobre la base de la filosofía de la gracia, es decir, una luz que revela las realidades del mundo y no el conjunto de emociones que crean un afecto particular en la gente hacia el líder. Para el líder de la Revolución iraní, la revolución no fue solo un hecho político y económico, sino un cambio moral que cambió la actitud del estado y la sociedad.

 

Para Fisher, “la vida del ayatolá Jomeini en sí es un instrumento revolucionario. Su vida tiene características de dolor y sufrimiento que lo conecta con los mártires de Karbala. Esta característica proviene del asesinato de su padre por los agentes de Reza Shah, la búsqueda de su madre por la justicia, su exilio en Irak en 1964 y la muerte de su hijo a mano SAVAK (la policía secreta del Shah).

 

El Imam Jomeini, como el Imam Husein, es un símbolo de la lucha contra la opresión. Como el Imam Ali es un símbolo de liderazgo religioso y político. Al igual que los Imames, es representante de la sabiduría, capacidad y control de los peligros. Además, es un personaje que sigue al evento de Karbala. La estrategia revolucionaria de Jomeini se basa en la crítica del colonialismo, el imperialismo, la monarquía, la burocracia, la fuerza basada en la desigualdad económica y la alienación de la erosión cultural, proporcionando una perspectiva moral para la sociedad y el gobierno y defensas estratégicas como la construcción de instituciones como la escuela, el líder supremo, el consejo de guardianes y tribunales de la revolución”.

 

Fischer asevera que la ausencia del ayatolá Jomeini de la sociedad por su exilio de 15 años creó una gran fuerza para la acción revolucionaria. En su libro admite: “El Imam Jomeini se convirtió en un símbolo de oposición al Shah desde 1963, pero, finalmente, la ceremonia de luto de Karbala se convirtió en el llanto pasivo por el Imam Hussein en una lucha activa y un esfuerzo para derrocar al régimen del dictador. Durante muchos años, en las ceremonias de luto por el Imam Husein, el Sha se consideraba como Yazid, mientras que el Imam Jomeini fue visto como un símbolo del Imam Husein. Fischer cree que el Imán Jomeini consiguió convertir la autoridad tradicional de los clérigos en una fuerza para institucionalizar y construir la burocracia. Por lo tanto, se debe considerar al Imam como un líder exitoso en los procesos después de la victoria de la Revolución Islámica. 

 

 

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