Ago 01, 2019 08:03 UTC

ParsToday – Queridos amigos les ofrecemos el nuevo espacio “Irán, eje histórico de la diplomacia de la Ruta de la Seda”. En la primera parte de este espacio analizaremos los objetivos de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda

El término “Ruta de la Seda” entró en la nomenclatura de las rutas comerciales en 1877. La Gran Ruta de la Seda jugaba un papel importante en el desarrollo de los lazos económicos y culturales entre los pueblos de la Asia Menor, el Cáucaso, el Asia Central y China. Esta ruta comercial contribuyó considerablemente a la propagación y extensión de distintas innovaciones en los sectores del arte, religión, tecnología, agricultura e industria.  En la época preislámica, esta ruta histórica dejó atrás una historia con muchos altibajos en el conflicto de relaciones entre los imperios sasánida y rumano, y en la época postislámica en la rivalidad entre Irán, Bizancio y los turcos de Anatolia. La Ruta de la Seda enfrentó estancamiento al bajar la influencia rumana en Asia Occidental y al comenzar las conquistas de los árabes. Pero, posteriormente, en los siglos XIII y XIV y durante el gobierno de los mongoles, nuevamente perdió su florecimiento tras el dominio de los otomanos sobre Estambul y el cierre de las carreteras terrestres como consecuencia del desarrollo del comercio marítimo.
 
 
Tras siglos de estancamiento y con las condiciones geopolíticas creadas en la región de Eurasia, una vez más se ha empezado a hablar de la Ruta de la Seda. El colapso de la Unión Soviética, la independencia de la misma lograda por los países centroasiáticos y caucásicos y el fin de la Guerra Fría, llevaron a los países ubicados en esta ruta histórica, así como a las potencias transregionales a buscar revitalizar esta ruta.
 
 
Por sus lazos históricos con Asia Central, China se considera un actor activo en esta región. La presencia efectiva de China en las estructuras económicas de la zona, especialmente en rubros tales como construcción de túneles, presas y centrales hidráulicas y, por encima de todo, notables inversiones en el campo de transporte de energía, ha multiplicado la influencia de ese país en Asia Central. El comercio del gigante asiático con Asia Central aumentó 30 veces en diez años elevándose a 30 mil millones de dólares en 2010. Por tal razón, en la actualidad China ha reemplazado a Rusia al ocupar el primer puesto entre los socios comerciales de la mayoría de los países de esa zona. Con un sostenimiento tan poderoso, China, como el primer origen de la histórica Ruta de la Seda, busca seriamente revitalizarla a fin de impulsar sus proyectos económicos en Asia Central y las áreas de su entorno. Aunque los chinos comenzaron, desde mediados de 1990, a destacar la necesidad de reactivar la Ruta de la Seda poniendo en marcha algunos planes, su serio esfuerzo en este sentido arrancó concretamente en 2013 y en el marco de la Diplomacia de la Ruta de la Seda, conocida como “Iniciativa de Un Cinturón-Una Ruta”.
 
Entre los más importantes de estos esfuerzos destacan: la iniciativa china de “Un cinturón; Una Ruta”, ofrecida en 2013, que incluye dos rutas: una terrestre y la otra marítima. De hecho, esta nueva Ruta de Seda va por tres direcciones, norte, centro y sur.  La ruta norteña conecta China a Rusia y Europa a través de los países centroasiáticos y Afganistán. La ruta central pasa por Asia Central y llega a Irán al Golfo Pérsico y a Turquía y el mar Mediterráneo. La ruta meridional comienza desde China y finaliza en el sudeste asiático, Asia meridional, Paquistán y el océano Índico.
 
Los más importantes objetivos de China en impulsar la iniciativa la Ruta de la Seda consisten en: 1) la convergencia de la economía regional y garantizar el flujo energético. 2) impulsar los proyectos de desarrollo de China, especialmente en la provincia occidental de Xinjiang, muy rica en recursos energéticos. 3)  crear mayor estabilidad e integración en la región cercando a los vecinos occidentales de China y creando florecimiento sostenible, mientras Pekín se encuentra en el núcleo central en este florecimiento económico y político. 4) al construir una Ruta de Seda mediante los países de Asia Central, China puede lograr una alternativa ruta de tránsito terrestre para exportar bienes a Europa. El transporte de mercancías por vía marítima a Europa toma mucho tiempo (dura de 20 a 40 días).  Esto ocurre mientras el camino terrestre comercial desde Xinjiang hacia Europa oriental puede reducir este tiempo a 11 días.
 
 
El profesor iraní de ciencias políticas Enayatolá Yazdani señala: “Pekin describe sus iniciativas incluido el plan de revitalización de la Ruta de la Seda como un esfuerzo para promover la integración y el crecimiento económico en Eurasia, en lugar de esfuerzo por extender su influencia política en la región. Los políticos chinos consideran la Ruta de la Seda como un mecanismo para impulsar la paz y la estabilidad en la zona fortaleciendo las relaciones bilaterales de China con sus vecinos y las organizaciones internacionales en vías de desarrollo, que no están bajo el dominio de las potencias occidentales.
 
 
Cabe señalar que como admiten los expertos, China para economizar su proyecto de la Ruta de Seda y para lograr una conexión económica con el Golfo Pérsico, Europa y el Cáucaso, puede tener mayor cooperación con Irán para aprovechar su geografía única.  Al respecto, el experto persa de asuntos chinos Esmail Bashari sobre la posición de Irán en la Ruta de la Seda dice: “En la carretera terrestre de la Ruta de la Seda, Pekín puede pasar por Asia Central, Irán, Turquía y el Cáucaso para llegar al continente de Europa, mientras que por la vía marítima puede tener acceso al Golfo Pérsico y al norte de África a través de Irán. La segunda ruta, la más económica para China, es el camino terrestre. Hay líneas ferroviarias en Irán, lo que hace innecesario hacer inversiones; cualquier cambio de las rutas históricas aumentaría el costo de su ejecución”.
 
 
Queridos amigos aquí finaliza nuestro programa de hoy; la próxima vez abordaremos otros aspectos de la iniciativa de la Ruta de la Seda.