Oct 07, 2019 07:49 UTC

ParsToday – El aumento de la violencia social contra la mujer en el Occidente es una de las consecuencias del feminismo, que abordamos a continuación en el capítulo sexto de esta serie “La posición de la mujer en el Occidente”.

La violencia contra la mujer es uno de los casos más extensos del abuso de los derechos humanos en el mundo de hoy, que además de generar muchos problemas individuales y sociales, ha creado una barrera en el camino del progreso de las sociedades. En un informe, Amnistía Internacional ha calificado la violencia contra la mujer como el más extenso y más global ejemplo de la violación de los derechos humanos. Desde luego, pese a la amplia propaganda de los medios occidentales, las mujeres de los países en vías de desarrollo y con sistemas tradicionales no son las únicas personas que sufren a violencia, sino que también las mujeres occidentales se sienten inseguras por estas anomalías sociales. La creciente cifra de la violencia contra la mujer en el Occidente y su sentimiento de inseguridad en sus respectivas sociedades, preocupa a muchas organizaciones de derechos humanos occidentales. En el programa anterior hablamos sobre este asunto, ahora en el programa de hoy vamos a continuarlo.
 
En una resolución, la Organización Mundial de la Salud (OMC) ha descrito la violencia contra la mujer de la siguiente manera: “Cualquier comportamiento violento y asociado al género que provoca daño físico y psicológico o el sufrimiento de la mujer. Semejante conducta puede ocurrir en público o en secreto recurriendo a la amenaza, coacción o la negación absoluta a la voluntad y la libertad”. Todo tipo de violencia puede comportar varias consecuencias físicas o psicológicas. Estrés, depresión, miedo, disminución de autoconfianza, obsesión, trastorno a la hora de comer y a la hora de dormir, reprocharse a sí mismo y trastorno al establecer relación, destacan entre los síntomas psicológicos de la violencia contra la mujer. La rotura, daño a órganos interiores, enfermedades inflamatorias, suicidio y homicidio figuran entre las otras consecuencias físicas y mortales de la violencia. La OMC ha clocado el control de la violencia contra la mujer entre sus prioridades, ya que infligen serios daños a su salud física y psicológica.
 
La violencia tiene diferentes tipos, uno de los cuales es la que se practica contra la mujer en el ambiente social y fuera del hogar. Las pruebas existentes indican que la mujer en las sociedades occidentales no disfruta de la seguridad necesaria. Por ejemplo, según la investigación hecha por la Universidad George Mason en EE.UU., de cada tres mujeres norteamericanas, una ha sido objeto de acoso sexual a lo largo de su vida. Según estas cifras, el 19,3 % de las mujeres es violada al menos una vez durante su vida. Además, alrededor del 43,9 % de las mujeres estadounidenses es víctima de violencia sexual en su vida. Con base a las cifras proporcionadas por el portal RAINN, como promedio, 293 mil violaciones sexuales se registran anualmente para las personas mayores de 12 años. Según este informe, el 68 % de las violaciones no se reporta a la policía, y el 98 % de los violadores no es encarcelado ni un solo día.  Esta estadística conmovedora apunta a la ineficacia del sistema de seguridad social de Estados Unidos.
 
Al respecto, también se ha ofrecido una estadística considerable sobre la situación de la mujer en una Europa que reclama defender los derechos femeninos. Según los informes, de cada 4 mujeres en Suecia, una es violada, lo que parece ser una cifra muy dolorosa. Las estadísticas también indican que, de cada 5 mujeres británicas, una ha experimentado violencia sexual antes de cumplir 16 años. Entretanto, según la prensa británica, solo se revela una pequeña parte de la violación sexual en las universidades de Inglaterra, y las cifras declaradas no son reales. El instituto para la lucha contra la violencia contra la mujer en el Reino Unido ha denunciado que un tercio de las estudiantes de ese país tiene miedo de transitar por la universidad por la noche.
 
Conforme a las estadísticas, la violación ha aumentado mucho también en Canadá en los últimos años: se han registrado al menos 460 casos al año.  El rechazo a las ancianas en Francia y el maltrato a las migrantes en ese país han incrementado en los últimos años, pero hasta ahora no se ha tomado ninguna medida al respecto.
 
De acuerdo con la investigación realizada en los países europeos, en general, el 55 % de las mujeres europeas ha sido acosada sexualmente al menos una vez a lo largo de su vida.  La violación y la extensa violencia contra la mujer en las sociedades occidental a una escala tan extensa continúan en condiciones en que los gobiernos occidentales afirman defender los derechos femeninos y presentan a sus países como un modelo de una sociedad utópica, mientras que las mujeres víctimas de la violencia en esas sociedades ni se atreven a denunciar a sus violadores.  La policía y el sistema judicial no hacen nada contra los mismos e incluso las mujeres también están sujetas a la amenaza y violación de las fuerzas policiales.
 
Otro asunto que amenaza a la mujer en las sociedades occidentales es el contrabando de mujeres adultas y menores. Las cifras indican que el comercio sexual en Europa es poco arriesgado y reporta muchos beneficios. Los gobiernos han destinado un presupuesto muy pequeño a la lucha contra este asunto y han contemplado castigos triviales para los traficantes de personas en Europa. Incluso muchos de los agentes de la policía en los países europeos cuando tienen acceso a las víctimas del tráfico sexual, en vez de cuidarlas y devolverlas a sus países, abusan de ellas. La investigación realizada por organizaciones oficiales en Estados Unidos demuestra que cada año más de 100 mil chicas menores son comerciadas para la esclavitud sexual en EE.UU. Hasta en Washington, las adolescentes, algunas con 13 años de edad, son objeto de compraventa para la esclavitud sexual.
 
A juzgar por los expertos, en las sociedades que, ignorando las diferencias biológicas y naturales, insisten en relaciones libres e iguales entre la mujer y el hombre y en su propagación, son inevitables las relaciones insanas y la violencia sexual. La relación libre entre la mujer y el hombre —si el interés uno por el otro es bilateral y recíproco— termina en lazos legítimos e ilegítimos, Pero si el interés es unilateral y si la mujer no está interesada en crear relación, en muchos casos enfrenta un fenómeno llamado violación y violencia sexual y algunos casos es víctima del acoso sexual. Este fenómeno en los países occidentales siempre ha ido aumentando en las últimas décadas y, según los patólogos, el ambiente de miedo, inquietud y estrés ha llegado a dominar la comunidad de las mujeres de estos países. Por tal razón, hoy en día los países industrializados del Occidente, sobre todo EE.UU., dudan acerca de sus lemas sobre la presencia física libre e igual de las mujeres en los establecimientos públicos y, para proteger a las mujeres, tratan de reducir el peligro de violación sexual presentando un listado de lo que ellas deben hacer o no.
 
Considerando las cifras y pruebas existentes, se puede descubrir que las mujeres occidentales se encuentran en una situación crítica y que la familia como un lugar seguro y cómodo para la mujer se ha visto tambaleada. Tomando en cuenta esta realidad se puede decir que las mujeres en el Occidente no solo no han alcanzado derechos iguales a los de los hombres, sino que también han perdido su identidad. La verdad es que, transcurrido más de un siglo de la promoción de las corrientes feministas en el Occidentes, las mismas no solo no han alcanzado sus deseos para las mujeres, sino que también los derechos primaros y la seguridad de las mujeres han sido ignorados.
 
P/FE/NL

 

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