Oct 21, 2019 07:49 UTC

ParsToday – Una amarga realidad del mundo de hoy es que los Gobiernos occidentales critican la situación de las mujeres en las cárceles de algunos países mientras que ellos mismos nunca ofrecen una imagen transparente de la situación de las féminas en las prisiones de sus respectivos países.

Todo indica que los países occidentales, que afirman defender los derechos humanos, figuran entre los violadores de los derechos femeninos en las cárceles. En la octava parte del espacio titulado “Posición de la mujer en el Occidente”, vamos a hablar de este tema.
 
El Gobierno estadounidense siempre apunta a una región del mundo bajo pretexto de abuso de los derechos humanos, mientras que numerosos informes sobre las cárceles de mujeres en EEUU revelan amargos hechos. En los últimos años, el trato del Gobierno estadounidense hacia las reclusas ha sido tan catastrófico, tanto que el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas recomendó en un informe que "el comportamiento con las prisioneras en EE.UU.  debería mejorar. Problemas como el abuso sexual por parte de los carceleros, la discriminación racial y el uso de cadenas, ha convertido a las cárceles de mujeres del país norteño en una de las más horribles".
 
Es interesante saber que el 5 % de la población femenina del mundo vive en EE UU., sin embargo, este país registra alrededor del 30 % del total de mujeres encarceladas en el mundo, una cifra que duplica el número de presas en China y cuadriplica el de Rusia.
 
En el 98 % de los casos de violación de mujeres en los centros penitenciarios de EE. UU., el agresor es un funcionario carcelario. Hay miles de informes, según los cuales, las autoridades masculinas en las cárceles de mujeres, a cambio de proporcionarles acceso a drogas u otras posibilidades, o amenazando con elaborar informes falsos sobre el mal comportamiento de las reclusas que las llevaría a ser encerradas en celdas de aislamiento o incluso prohibirles visitar a sus hijos, obligan a sus víctimas a ceder a sus deseos. Muchas de ellas no se atreven a presentar denuncias o no se les ofrece la oportunidad de hacerlo, de modo que sus voces no llegan a ninguna parte.
 
La organización pro derechos humanos Amnistía Internacional, que suele ignorar los maltratos actuales en las prisiones de EE.UU., en un informe cauteloso publicado recientemente, confirmó más de mil casos de abuso sexual entre las reclusas por parte de los carceleros. En un informe sobre las prisiones de mujeres de EEUU, el Instituto Correccional de Nueva York ha revelado otra amarga realidad. Una de las partes más deplorables de este informe, que parece denunciar una especie de genocidio, revela que, en algunos casos, a las reclusas embarazadas se les ofrece el aborto. Así, de cada 9 mujeres embarazadas en las prisiones del estado de Nueva York, cuatro ha abortado cada año. Desde luego, Estados Unidos tiene una negra historia de esterilización de mujeres negras y pobres. Según un informe del citado instituto, entre 2006 y 2010, alrededor de 150 mujeres de color fueron esterilizadas solo en las cárceles de Nueva York.
 
El Centro de Monitoreo de los Derechos Humanos ha emitido recientemente un informe, en el que critica la negligencia del Gobierno norteamericano respecto al estado de las prisioneras en el país. El informe dice que el considerable aumento de reclusas en las cárceles de EE. UU. las enfrenta a muchos problemas, ya que las prisiones han sido diseñadas según las necesidades del sexo masculino.
 
Según las estadísticas publicadas por el Centro Internacional para Estudios Penitenciario (ISPS, por sus siglas en inglés), Estados Unidos siempre ha ocupado el primer puesto en términos de número de mujeres encarceladas. Además, esta cifra ha tenido un crecimiento del 700 % desde 1980, muy por encima del aumento de prisioneros varones. De acuerdo con este informe, un tercio de la población carcelaria femenina del mundo se encuentra en EE.UU., y la mayoría de ellas es de raza negra o indígena. Más de dos tercios de las mujeres encarceladas en EE.UU., son madres y la mayoría de ellas tiene hijos menores de 18 años, lo que ha tenido efectos muy negativos en sus familias.
 
Uno de los problemas que enfrentan estas mujeres en las prisiones estadounidenses es que se encuentran a cientos de kilómetros de distancia de sus hijos y sus familias, lo que no les permite que sean visitadas con frecuencia. Estos problemas se redoblan para mujeres embarazadas. En un informe impactante, el diario estadounidense Huffington Post abordó la situación de las mujeres embarazadas en distintos estados de EE.UU.  y reveló que a estas mujeres no les quitan las esposas incluso durante el parto. El informe señala que las reclusas embarazadas en Massachusetts y en otros estados ¡están esposadas durante el embarazo, el parto y el posparto! Michelle, una mujer que se encuentra recluida en el Centro Correccional de Massachusetts, recuerda el horror de cuando fue transportada al hospital con las manos atadas para el parto. Había sido declarada culpable de un delito no violento; dos guardias la acompañaron al hospital, uno de ellos armado. La mantuvieron en una parte del hospital bajo seguridad, estuvo encadenada a su cama durante 18 horas mientras estaba dando a luz. Michelle dice: "Después del parto, inmediatamente me esposaron y me encadenaron por los tobillos para llevarme al baño". La historia de Michelle es solo un ejemplo de este tipo de sucesos.
 
El 13 y 14 de marzo de 2014, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas investigó la concordancia de la actuación de EE.UU. con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y descubrió que Estados Unidos había violado los artículos 7 y 10 de este pacto en las cárceles de mujeres. Esposar a mujeres embarazadas durante el parto, además de violar la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, se considera, por dictamen de varios tribunales federales, un atropello al artículo 8 de la Constitución de Estados Unidos.
 
La situación de las mujeres en las prisiones del Reino Unido también es objeto de críticas de las organizaciones de derechos humanos, que han cuestionado seriamente el alegato del Gobierno británico de que respeta los derechos humanos y defiende los derechos femeninos. Según las estadísticas publicadas hace poco por el Ministerio de Justicia del Reino Unido, hay 4500 mujeres encarceladas en ese país, de las cuales el 28 % pertenecen a minorías étnicas. Las mujeres se encuentran recluidas en malas condiciones, el 78 % de ellas sufren problemas espirituales y psicológicos y se denuncia que el 30 % se han suicidado hasta ahora. Maria Eagle, ministra Delegada para la Mujer y la Igualdad en el Reino Unido, denunció en una entrevista con un medio británico que las prisioneras corren el riesgo de autolesionarse, suicidarse o ser abusadas por parte de sus compañeras de prisión. También criticó la negligencia del gobierno y los funcionarios carcelarios al respecto.
 
Estos amargos hechos son solo una parte de las realidades que suceden hoy en la comunidad de mujeres occidentales. Los países occidentales no dejan de afirmar ser defensores de los derechos humanos, en condiciones en que muchas mujeres, especialmente las prisioneras, están privadas de sus derechos humanos.
 
 
P/FE/NL

 

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