Primeramente escucharán la aleya 34 de la sura Que perdona:

 

 

 

En el programa pasado, dijimos que el verdadero creyente en la corte del faraón hizo todo lo posible para proteger la vida del profeta Moisés al ocultar su propia fe en el monoteísmo y advertir al tirano egipcio: si Moisés habla la verdad, entonces la ira divina podría afligir sus enemigos, como el destino de las naciones del pasado, lo que significa que no habrá escapatoria y nadie estará inmune y a salvo de ello.

 

 

La aleya que le recitamos ahora continúa resaltando el discurso del verdadero creyente que, para impresionar el corazón impenetrable de Faraón y sus cortesanos, se esforzó por limpiar su arrogancia e incredulidad presentando sus palabras de manera lógica.

 

 

Habló con precaución en la asamblea de los incrédulos. Les pidió que echaran un vistazo a los relatos de los pueblos antiguos y les recordó la misión del profeta José en la reforma de Egipto. Dijo que aunque José presentó muchas pruebas claras de su misión, muchos de los funcionarios de la corte no creyeron en él y plantearon excusas ilógicas, en la medida en que después de su muerte, deseaban que Dios nunca enviara ningún Profeta a Egipto. Continuaron con sus formas equivocadas de vivir y abrigaron dudas sobre los mandamientos divinos; como consecuencia de lo cual Dios los privó de sus recompensas y los dejó en el fango del error.

 

 

Esta aleya nos enseña los siguientes puntos:

 

1.- Debemos reflexionar sobre los eventos del pasado y las formas de los Profetas y los creyentes justos, para vivir una vida sana y saludable.

 

2.- También se debe estudiar el terrible destino que sucedió a las naciones del pasado debido a su desobediencia al mandamiento divino y su indulgencia en los pecados y la opresión.

 

3.- Aquellos que están atrapados en las dudas y se niegan a abrir los ojos a las realidades manifiestas, Dios los desvía.

 

 

Ahora escucharán la aleya 35 de la sura Que perdona:

 

 

 

 

Esta aleya se enfoca en aquellos que sin producir un argumento intelectual o racional, plantean disputas infundadas a los signos de Dios. Tales disputas infundadas contra la Verdad conducen a la Ira Divina y los creyentes también detestan a esas personas, que de hecho están tratando de extinguir la luz de la verdad al levantar los pilares del gobierno de la falsedad, como lo estaban haciendo el Faraón y sus cortesanos.

 

Su fracaso en someterse a la Verdad se menciona al final de esta aleya, diciendo que así Dios Todopoderoso sella los corazones de los malhechores y los arrogantes en la medida en que se vuelven desprovistos de fe.

 

Las lecciones de esta aleya son las siguientes:

 

 

 

1.- El argumento para determinar la verdad es bienvenido, pero no las disputas sin sentido y las dudas que se privan de la razón y la lógica.

 

2.- Los que tienen fe son siempre lógicos y racionales en sus discursos.

 

3.- Los corazones de los arrogantes y los tiranos están sellados por Dios en la medida en que, debido a sus malos caminos, no logran encontrar el camino correcto.

 

 

Ahora escucharán las aleyas 36 y 37 de la sura Que perdona:

 

 

 

 

 

 

 

Aunque el Faraón estaba impresionado por las palabras del creyente de su corte de desistir de matar al profeta Moisés, todavía era vanidoso y arrogante y no se dio cuenta de la verdad manifiesta. Como consecuencia, procedió con sus medidas traviesas y ordenó que se construyera una torre elevada para ascender a los cielos y encontrar información sobre Dios, a quien imaginaba que era una persona sentada en el cielo y que se podía ver.

 

El Faraón tenía otros objetivos siniestros en su mente. Quería engañar al pueblo egipcio que estaba siendo impresionado por la lógica de Moisés. Entonces, al construir una gran torre, quería distraer la atención de la gente, que ahora encontraría empleo y agradecería al Faraón. Después de completar tal torre, Faraón pensó que subiría y luego creería las palabras de Moisés sobre Dios Todopoderoso al decir que no encontró a nadie en los cielos.

 

El complot de Faraón solo lo deshonró aún más, y Dios hizo que el mal de sus obras fuera decoroso para él, y por lo tanto la consecuencia de su vanidad y arrogancia fue que se desvió por completo del Camino de la Verdad.

 

 

De estas aleyas aprendemos los siguientes puntos:

 

 

 

1.- La verdad nunca puede ser desmentida, sea cual sea la estratagema que los tiranos puedan intentar.

 

2.- Tales estratagemas pueden engañar a las personas a corto plazo; pero a la larga, la derrota total es la consecuencia para los malvados.

 

3.- Los regímenes tiránicos recurren a la pompa y el boato en un intento por engañar a las personas que gobiernan, pero Dios Todopoderoso hace que las conspiraciones de los arrogantes se tornen mal.

 

4.- Para las personas fieles y los verdaderos creyentes, los obstáculos son meras pruebas y tribulaciones para probar el grado de su fe, y deben mantenerse firmes en el camino correcto; ya que esto conducirá a la victoria final como Dios ha prometido.

 

 

 

P/MK/RH