Nov 18, 2019 07:48 UTC

ParsToday – Queridos amigos, en la duodécima parte del espacio titulado “Posición de la mujer en el Occidente”, les vamos a hablar de los problemas de la presencia militar de las mujeres en los ejércitos de los países occidentales. Quédense con nosotros.

Hace más de tres mil años que las mujeres han estado presentes en instituciones militares en muchas sociedades y naciones; desde mujeres combatientes de tiempos antiguos hasta mujeres civilizadas de hoy, por voluntad propia, cumplen el servicio militar o luchan en los campos de batalla junto a los hombres. La presencia militar femenina era en algún tiempo un tabú y tenía que quedarse oculta incluso ante sus compañeros de armas. Tras la difusión de las ideas feministas y la igualdad de género desde principios de la década de los 70, la visión occidental al respecto cambió y cada día un mayor número de países se sumó a los defensores del derecho de la mujer a presentarse en los campos de batalla. Sin embargo, esta presencia ha generado múltiples problemas para las féminas occidentales.
 
Desde principios de 1970, la mayoría de los ejércitos occidentales autorizó a las mujeres para servir en el ejército. En 9 países del mundo, hay servicio militar para las mujeres. Las pruebas históricas indican que el Reino Unido fue el primer país en permitir que las féminas se pusieran uniformes e hicieran el servicio militar en 1938. Para servir en el ejército, a estas mujeres se les pagaban dos tercios de lo que ganaban los hombres. La mujer militar británica más famosa fue la hija del entonces primer ministro Winston Churchill. Rusia también es uno de los países que en los últimos años ha mostrado un gran interés en reclutar a mujeres en el ejército. En Rusia han destinado una base militar específicamente a capacitar a las mujeres. Además de Rusia, Alemania y EE.UU. también han acogido con beneplácito la presencia militar femenina.
 
En Alemania, el Tercer Reich, contrariamente a la creencia popular, creía firmemente en la presencia de féminas en ambientes militares. En 1944 y 1945, alrededor de 500 mil mujeres se ofrecieron voluntarias para trabajar como socorristas en el ejército alemán. Muchas de ellas recibieron la medalla de valentía por su heroica presencia en los campos de batalla, bajo fuego y balas. Desde luego, el papel principal de las mujeres alemanas era, por orden de Adolf Hitler, promover la fertilidad y aumentar la raza aria para participar en futuras guerras. En EE.UU. también, según las estadísticas publicadas en 2013, de un millón de personas que sirven en el Ejército, al menos 100 mujeres, lo que equivale al 15.6 %. En 1990 y 1991, unas 40 mil mujeres militares tomaron parte en la Guerra del Golfo Pérsico y participaron en las operaciones denominadas Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto. Esas mujeres eran capaces de participar en todas las escenas de combate. Desde 1994, según una ley, las mujeres que servían en unidades menores que la brigada, no podían participar en guerras terrestres.
 
Pese a la amplia presencia femenina en los ejércitos occidentales, todavía muchos rechazaban que ellas participaran en áreas militares. Esta oposición ha continuado desde la Primera Guerra Mundial, y a pesar de todos los cambios que se han producido en estos años con respecto al papel social femenino, la actividad militar de la fémina aún está cuestionada. Estas objeciones, más que responder a puntos de vista anti-mujer, se deben a las preocupaciones sobre la seguridad psicológica y de la vida de las mujeres en los entornos militares. La historia de las mujeres en los ambientes militares está llena de denuncias de acoso sexual y psicológico. En la actualidad, esta preocupación se da especialmente en el Ejército norteamericano.
 
Conforme a las cifras, aproximadamente 255 mil mujeres estadounidenses se inscribieron para participar a las guerras de Irak y Afganistán y entraron en el ejército. Después de ingresar al ejército, algunas de esas mujeres sufrieron condiciones terribles, que les fueron impuestas no solo por parte de las fuerzas enemigas, sino también por parte de sus propias colegas. Según las cifras oficiales facilitadas por el Pentágono, 3 mil 192 violaciones de mujeres militares se registraron en el ejército en 2011. Igual cifra se reportó también en 2010. Pero la verdadera cifra es mucho más alta, ya que la mayoría de las violaciones no se denuncian y se mantienen en silencio. Una mujer del Ejército de EE. UU. dijo al respecto: "Perderíamos nuestro trabajo, si denunciásemos os que nos han violado".
 
El portal del Daily Mail publicó un video de mujeres violadas en el ejército norteamericano, en el que denunció que, en 2016, hubo más de 26 mil casos de violación y abuso sexual en este cuerpo militar. Según el medio digital, las víctimas no reportaron haber por temor a la repetición de la violación o al despido. El mismo sitio web confirmó además que de cada 9 violaciones sólo una es denunciada y que de cada 9 denuncias sólo una es remitida al tribunal. Asimismo, en un informe publicado en 2016, la cadena BBC señaló que la violación sexual ya se ha convertido en uno de los mayores problemas del ejército estadounidense en la última década.
 
Este hecho también ha sido confirmado por funcionarios estadounidenses. El coronel Alan R. Metzler, subdirector de la oficina del Pentágono para la prevención y respuesta a las agresiones sexuales, dijo en una entrevista: "A partir de diversos datos, hemos descubierto que la cifra de las violaciones es mucho más elevada de lo que conocemos. Muchas de las víctimas de violación desisten de la denuncia formal y están contentas con una simple atención médica para evitar cargos formales y venganza".
 
La información disponible confirma otra amarga realidad también. La verdad es que, desafortunadamente, los hombres transgresores no son castigados en la mayoría de los casos reportados. Por ejemplo, según las estadísticas oficiales, en 2011 sólo el 8% de los acusados de la violación fueron juzgados, y el número de los condenados no superó 191. Los informes muestran que muchas de las mujeres militares que se atrevieron a quejarse de sus compañeros de armas y comandantes agresores, han sido despedidas del ejército bajo excusas inventadas, como la falta de competencia o trastornos psicológicos. En otras palabras, el ejército estadounidense está haciendo todo lo posible para evitar tales revelaciones. El despido de las mujeres quejosas ha llevado a muchas de las mujeres víctimas de la violación a mantener silencio y a no demandar a los militares agresores. La capitana Debra Nickerson, de la Fuerza Aérea de EE.UU., dice al respecto: "En el ejército norteamericano, si una mujer acusa a un hombre de violación, es ella la que será acusada de decir mentiras".
 
En un reportaje que difundió recientemente, la cadena CNN retrató esta amarga realidad en una entrevista con varias mujeres militares violadas en el ejército, quienes dijeron explícitamente que fueron despedidas del ejército bajo excusas vanas una vez que denunciaron los hechos. Una de las entrevistadas, Stephanie Schroeder, dijo a la CNN que un día cuando se bañaba en el año 2002, fue golpeada y luego violada por un colega. Añadió: "Cuando lo informé al oficial superior, me dijo que mentía y que hubo consentimiento de mi parte". Poco después de los hechos, esta fémina fue expulsada del ejército por “trastornos de la personalidad”.
 
Constantemente, se puede descubrir que EE.UU., que no deja de asegurar que respeta los derechos humanos y de acusar a muchos de los Estados soberanos del mundo de abusos contra estos derechos, tiene el mayor número de crímenes morales en sus fuerzas armadas. Las mujeres que están sujetas a acoso sexual y opresión en el ejército, tienen que guardar silencio para mantener su trabajo, y esto es el regalo que les han traído la libertad y la igualdad de género, según la versión occidental.
 
P/FE/NL
 
 

 

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