Nov 23, 2019 09:00 UTC

ParsToday-Tras la llegada de Donald Trump al poder en 2016, la cuestión palestina y los crímenes del régimen sionista entraron en una nueva fase.

El comportamiento y las acciones de Trump después de llegar a la Presidencia en Estados Unidos, en comparación con la administración de Obama, indican un cambio en la política estadounidense hacia el tema palestino, con un enfoque en aumentar el apoyo al régimen sionista. Un enfoque que no solo rechaza el plan de dos Estados ofrecido por Obama para poner fin al conflicto, sino que también enfatiza en la formación de un gobierno unificado sionista en Al-Qods (Jerusalén). Las acciones de Trump como la visita al Muro de las Lamentaciones y el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén Este se encuentran entre las medidas que revelan un cambio en la postura estadounidense respecto al tema palestino. El surgimiento de los levantamientos árabes en 2011 y la caída de dictadores que eran aliados del régimen sionista, junto con la derrota de los frentes occidental–hebreo y saudí en Irak y Siria fortalecieron el “eje de resistencia”. Esto provocó una fuerte preocupación del régimen sionista. Una de las causas de la intensificación del apoyo de Estados Unidos al régimen israelí es fortalecer el ánimo de los líderes sionistas que no consideran los desarrollos regionales a su favor.
 
Cuando Donald Trump llegó al poder, se implementó la política oficial de Washington de reconocer a Jerusalén Este como la capital del régimen israelí. Los líderes estadounidenses y sionistas alegaron tener un nuevo plan para resolver el conflicto palestino-israelí. El mencionado plan se llamó el “Acuerdo del siglo”. Este plan propuesto por Trump en 2017, ha ignorado los derechos de millones de refugiados palestinos. Trump, al imponer presión contra Arabia Saudí, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos se esfuerza por suministrar los gastos del proyecto. En este contexto, la Cumbre de Baréin, como la primera fase de la implementación de este malvado plan y su financiamiento, se celebró en Manama los días 25 y 26 de junio de 2019. En torno a este acuerdo, Salman Razavi, experto en asuntos palestinos, afirma que los países árabes pagarán la mayor parte de los costos de este proyecto. Los árabes pagarán el 70 %, Estados Unidos el 20 % y Europa el 10 %.
 
 
 
Una mirada a la historia de las acciones de Washington y Tel Aviv en Asia occidental muestra que el plan del acuerdo del siglo que comenzó con el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén Este no busca la paz, sino que su objetivo es la gestión unificada de toda la región y el debilitamiento del eje de resistencia, además de la creación de un margen seguro para el régimen sionista. El objetivo de este proyecto es, hacer acompañar a algunos de los traidores y árabes reaccionarios como Arabia Saudí y abandonar Palestina de los ideales del mundo islámico para dirigir los acontecimientos regionales de tal modo que tanto Estados Unidos pueda lograr fácilmente sus beneficios como los sionistas no tengan la preocupación por su supervivencia y existencia. La característica principal es la presencia de actores regionales y transregionales que se puede dividir en tres categorías. Estos actores incluyen los principales en el tema del régimen sionista y palestina, actores transregionales como Estados Unidos y tercero los regionales títeres, países como Arabia Saudí, Egipto, Baréin, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos.
 
El patrón de comportamiento estadounidense en la implementación del acuerdo del siglo se basa en la normalización de las relaciones entre el régimen sionista y los Estados árabes reaccionarios del Golfo Pérsico. Además, al aprovechar la presión económica, Estados Unidos se esfuerza por contar con el apoyo de Estados árabes del Golfo Pérsico en este plan. En este sentido, especialmente desde 2017, las relaciones entre Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y el régimen israelí transcurren en el proceso de la normalización de forma acelerada.
 
 
Egipto y Jordania también han firmado en las últimas décadas el acuerdo de reconciliación con el régimen israelí. Las protestas de Jordania en 2018, que finalmente fueron detenidas con ayudas económicas de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, mostraron que la Casa Blanca y sus reaccionarios aliados árabes están utilizando la influencia económica para acompañar a los países en el plan del acuerdo del siglo. Propuestas como la reconstrucción de Gaza y la mejora de la economía y los medios de vida de Cisjordania, así como los planes económicos para Egipto demuestran el uso del apalancamiento económico en el proceso de implementación de este indigno propósito.
 
 
En el aniversario de la guerra de los 33 días y en torno al papel de los actores involucrados para la ejecución del citado plan, el líder de Hezbolá de El Líbano, Seyed Hasan Nasrolá, afirmó en 2018 que “con la llegada al poder de Trump en Estados Unidos y Muhammad Bin Salman en Arabia Saudí, y con la suposición de que la región se dirige al colapso y que el eje de Resistencia está disminuyendo, los enemigos redactaron el borrador del plan del acuerdo del siglo. Ahora, el mayor deseo del régimen sionista es el cumplimiento de este acuerdo, porque este plan regala Jerusalén completamente a Israel, y no hay discusión sobre Jerusalén oriental y occidental. El tema del regreso de los refugiados palestinos también se ha olvidado por completo, y los palestinos tendrán un Estado con fronteras limitadas que no pueda ser nombrado como un país. Durante los últimos dos años, algunos han tratado de mostrar la situación de una manera que persuada a las naciones y los gobiernos de la región de que el acuerdo del siglo es un destino que no tienen más remedio que aceptarlo. Esta siempre ha sido la costumbre del enemigo, y cuando intentan imponer un acuerdo y redactar un plan de resolución crítica, les dicen a las naciones y gobiernos de la región y a las fuerzas de la Resistencia que este es un destino y no tiene ningún remedio y deben aceptarlo”.
 
Donald Trump busca crear un nuevo orden en la región de Asia occidental, un mayor poder para el régimen israelí y poner fin a la causa palestina. De hecho, este busca en su primera fase el cambio geográfico, político, económico y demográfico de La Palestina, y en las siguientes fases y gradualmente, un cambio en toda la región. La reconciliación de algunos regímenes árabes con el régimen sionista ha sido el eje de este plan y, si se implementa, conllevará el control total de los sionistas sobre Jerusalén ocupado. Incluso la Autoridad Nacional Palestina, junto con los grupos de resistencia, se opuso a este plan. El jefe de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, en alusión a la reunión de Baréin afirmó que el acuerdo del siglo o de la vergüenza y la cumbre económica de Manama, ambos se dirigen al infierno. Este plan no se implementará y la cuestión palestina solo tiene solución política. En reacción a esta cumbre, el portavoz del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Sami Abu Zuhri, dijo que “la insistencia de Manama en celebrar la cumbre económica, a pesar de la oposición palestina, es una violación a las decisiones y la declaración de Túnez; y el gobierno de Baréin, al acoger este encuentro, impone la visión estadounidense a la nación palestina, desempeñando un papel en la implementación del plan estadounidense del acuerdo del siglo”.
 
Finalmente, como se esperaba, la cumbre de Manama que tenía como objetivo iniciar la implementación del susodicho proyecto del siglo terminó en fracaso. De tal modo que el yerno judío de Trump, Jared Kushner, y el organizador de este plan, confesaron el fracaso de la reunión debido a la oposición de todos los grupos palestinos. Mientras el líder de los musulmanes de Baréin, el ayatolá Sheij Isa Qassim, también señaló que este plan está condenado al fracaso y que será una vergüenza para cualquier persona que lo busca. Anteriormente, el Líder de la Revolución Islámica de Irán había insistido explícitamente en que el acuerdo estadounidense del siglo nunca se cumplirá.

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