Dic 21, 2019 07:48 UTC

ParsToday - Jordania goza de suma importancia en el plan del acuerdo del siglo debido a que comparte frontera con Palestina y Egipto. Desde hace años la familia de Malek Abdulá de Jordania administra la mezquita Al-Aqsa.

Básicamente, una parte de la legitimidad de este gobierno se debe a la administración de la Mezquita Al-Aqsa. Jordania está profundamente preocupada por perder esta posición. De tal modo que se dice que el primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu, para obtener el apoyo de Jordania, prometió en secreto a Amán que sí reconoce a Al-Quds (Jerusalén) como la capital del régimen israelí, podrá seguir administrando la mezquita de Al-Aqsa. Sin embargo, Jordania ha estado bajo presión durante los últimos dos años para que acepte el plan del acuerdo del siglo, e incluso considera que algunas protestas internas en el país están relacionadas con este tema.
 
Seyed Hadi Afqahi, experto iraní en asuntos de Asia occidental dice que “para el cumplimiento del acuerdo del siglo, se ha consultado con el rey de Jordania y la Autoridad Nacional Palestina. Los ejecutores de este pacto, presionando a Mahmud Abás, han planteado dos caminos, aceptar la venta de Al-Quds o perder su puesto. Por otro lado, se ha exigido a Jordania que entregue las tarjetas de identidad jordana a los palestinos que viven en dicho país para que residan allí como ciudadanos jordanos”.
 
Al parecer, las autoridades jordanas se han opuesto no por interés de los palestinos ni en apoyo a las santidades de los musulmanes, sino que, debido a su propio interés, a la implementación del acuerdo del siglo. De hecho, este pacto abarca artículos que directamente e indirectamente apuntan a los intereses de Jordania. Por ejemplo, según este acuerdo, los refugiados palestinos no tienen derecho a regresar a su país de origen y deben residir en los países donde se encuentran. Este asunto, debido a la gran cantidad de refugiados palestinos que residen en Jordania, puede modificar demografía de este país y crear consecuencias políticas.
 
La vecindad de Jordania con gran parte de Cisjordania ha generado esta preocupación entre las autoridades de Amán de que los sionistas, tras la implementación del acuerdo, se aprovechen de este éxito estratégico como una palanca para amenazar la seguridad nacional jordana. Según el plan del acuerdo del siglo, una parte de la población palestina debe ser trasladada a Al-Arish en el desierto del Sinaí y establecerse allí.
 
Esto significa que el control total de la seguridad del régimen israelí sobre Al-Arish bajo el pretexto de la presencia permanente de los palestinos podría poner en peligro los intereses de Jordania. Esto también se debe al hecho de que el gasoducto para el tránsito de gas natural desde Egipto a Jordania pasa por la ciudad de Al-Arish en el Sinaí. Por lo tanto, las autoridades jordanas también están preocupadas por la expansión del dominio total de los sionistas sobre el Sinaí en general y la ciudad de Al-Arish en particular.
 
 Los funcionarios jordanos son conscientes de que el régimen sionista busca fortalecer su control sobre el área estratégica de Al-Aqvar en Cisjordania a través de trasladar a un gran número de residentes de Cisjordania.
 
Al-Aqvar es una región con abundantes recursos hídricos y tierras agrícolas fértiles. Lo más importante, Al-Aqvar se encuentra cerca de la frontera jordana. Por lo tanto, es natural que las autoridades de Amán, conforme a sus intereses, vigilen de cerca la concentración de los sionistas en este lugar y se preocupen por ello. Las oposiciones de Jordania a los artículos del plan del acuerdo del siglo hicieron que los funcionarios estadounidenses y sionistas busquen una manera para mantener satisfecho a Jordania. Las tensiones de Amán en 2018, que tuvieron raíz en la crisis económica en este país, fue un mensaje por parte de Estados Unidos basado en que, si las autoridades del país árabe insisten en oponerse al acuerdo del siglo, Washington involucrará a este país en tensiones internas a través de sus palancas de presión en la región y el mundo.
 
En el caso de Turquía, como otro jugador regional en el plan de acuerdo del siglo, la situación es un poco diferente. Turquía ha reconocido al régimen sionista desde el año 1949 y en el año 1950 abrió su primera representación diplomática en Tel Aviv, y ha mantenido amplias relaciones con este régimen en diversas áreas económicas, militares, de seguridad y políticas. En asuntos palestinos, Turquía siempre se ha esforzado por obtener concesiones. El énfasis en las concesiones tiene su raíz en que las medidas de Ankara respecto al régimen sionista siempre han tenido aspectos propagandísticos y no han terminado en medidas prácticas como la abolición de los contratos económicos y militares. En este sentido, cuando Trump firmó en diciembre de 2018 el decreto para trasladar la embajada de este país de Tel Aviv a Al-Quds, Turquía pudo adoptar una diplomacia activa y liderar la oposición a esta medida a nivel internacional. La celebración de dos reuniones de la Organización de Cooperación Islámica en menos de seis meses, la concentración de los esfuerzos para aprobar la resolución de la ONU que condena la acción de la Casa Blanca, la convocación de sus embajadores en Estados Unidos y el régimen israelí, la expulsión temporal del embajador sionista en Turquía fue una parte de las acciones de Ankara, pero ningún contrato con el régimen israelí fue suspendido ni abolido.
 
Paralelamente con el traslado de la Embajada de EE.UU. a Al-Quds, Turquía adoptó una doble actuación. Busca por un lado un consenso entre los países islámicos en apoyo a Palestina y por otro, ha mantenido sus relaciones económicas con el régimen israelí. Después de que Trump informara el 6 de diciembre de 2017 su intención para cumplir con la ley sobre el traslado de su embajada a Al-Quds, Turquía celebró la reunión extraordinaria de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) en Estambul. Según las estadísticas oficiales, en el año 2017, de 4.3 mil millones de dólares de comercio bilateral entre Turquía e Israel, 2.9 mil millones de dólares de las exportaciones turcas se trasladaron al régimen sionista y 1.4 mil millones de dólares a Turquía. Ankara está interesada en mantener este nivel de relaciones económicas con Tel Aviv. La exportación del petróleo de Azerbaiyán a Turquía a través de petrolero desde el puerto de Yihan al puerto de Haifa, el uso de Turquía de la ruta de tránsito marítimo- terrestre de la palestina ocupada para acceder a Jordania, que de alguna manera se considera como una alternativa para la ruta de Siria, es un ejemplo de relaciones económicas bilaterales.
 
En el caso del plan del acuerdo del siglo, la postura de Turquía se define en este mismo contexto. Es decir, a pesar de la alegación de Ankara de apoyar la causa palestina, en práctica no tomó medidas contra el régimen sionista ni contra Baréin, que organizó la Cumbre de Manama sobre el Plan del Acuerdo del Siglo.
 
Eso es mientras que el plan del acuerdo del siglo, persigue la judaización del sagrado Al-Quds. Ankara no ha estado dispuesto a utilizar la palanca de energía y comercio contra el régimen sionista en los últimos años, sino que a través de las medidas mediáticas y la propaganda ha tratado atraer la opinión pública del mundo islámico y aprovechar esta oportunidad para obtener concesiones del régimen israelí. Por eso, existe esta preocupación que, en el plan del acuerdo del siglo, Ankara persiga una postura comercial.
 
Por supuesto, el pueblo musulmán de Turquía se concentra en el tema de la causa palestina, por lo que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, después de la cumbre de Manama celebrada los días 24 y 25 de junio de 2019, afirmó que: “Turquía no tiene una opinión positiva sobre el plan de EEUU conocido como la paz en Asia occidental”, por lo que es poco probable el apoyo de Ankara a este plan. P/NA/RH

 

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