La posición de la mujer en el Occidente (13)
Nov 25, 2019 07:48 UTC
ParsToday-Queridos amigos, en la décimo tercera parte del espacio titulado “Posición de la mujer en el Occidente”, les vamos a hablar de la posición de las féminas occidentales en puestos gerenciales. Quédense con nosotros.
Uno de los objetivos a largo plazo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el Plan de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) es lograr la igualdad de género. Según los elaboradores de este plan, el tema de la igualdad de género no solo es importante por sí solo, sino que también es una forma de obtener ingresos más altos, ayudar a reducir la mortalidad infantil, mejorar la situación de la salud, aumentar la productividad y contribuir al desarrollo. Por tal razón, en este plan de la ONU se siguen objetivos para educar a las mujeres y reforzar su capacidad económica como emprendedoras y productoras, así como proporcionar oportunidades para una mayor participación femenina en la gestión, el gobierno y el liderazgo y en la toma de decisiones políticas importantes.
Sin embargo, según admiten algunos expertos, estos objetivos de desarrollo aún enfrentan serios vacíos en los países en vías de desarrollo, e incluso en algunos países desarrollados occidentales que afirman defender la igualdad de género. Los resultados de un estudio mundial realizado en 2013 mostraron que las mujeres poseen solo el 24 % de los altos cargos de dirección y que, en los países del G8, compuesto por las naciones más ricas del mundo, las féminas solo integran el 16 % de las juntas ejecutivas.
Curiosamente, países como Suecia y Noruega ahora ocupan los puestos 27 y 22, respectivamente, en el mundo, pese a que pasan años de su aprobación de la ley de igualdad de género. En el programa de hoy vamos a tratar más este tema.
De acuerdo la Organización Internacional del Trabajo (OIT), si una persona está trabajando en Jamaica, hay un 60 por ciento de posibilidades de que su director sea una mujer. Jamaica es testigo del porcentaje más alto de la presencia de mujeres en cargos de dirección. Colombia ocupa el segundo lugar con una participación femenina del 53 %, y Santa Lucía, una nación insular, con una tasa de participación femenina del 52 %, ocupa el tercer lugar en el mundo. Para Estados Unidos, esta tasa es del 43 por ciento. El informe de la Organización Internacional del Trabajo indica también que las mujeres en Japón, con una participación del 10 por ciento en puestos directivos y con una presencia del uno por ciento en las empresas, pese al desarrollo de su sociedad, tienen el menor papel en la gestión de la nación, entre los países desarrollados del planeta, y se encuentran en el rango más bajo en el mundo. En Japón, más del 60 por ciento de las mujeres renuncian a su trabajo después del nacimiento de su primer hijo, lo que se debe a la importancia de la familia en ese país.
En el Reino Unido, la mayoría de los líderes políticos de los principales partidos son mujeres y el puesto de primer ministro ha estado en manos de féminas, pero la proporción de mujeres con respecto a hombres en cargos ejecutivos sigue siendo baja. En el Occidente, algunas mujeres han llegado a ser líderes de los países más grandes del mundo, pero las estadísticas muestran que la participación femenina en la gestión de la economía global es mucho más baja que la de los hombres. Ninguna mujer ha logrado todavía dirigir una de las 10 empresas más grandes del mundo, y los hombres, con una mayoría del 90 %, aún dominan los directorios de las 500 mayores empresas del mundo.
Algunos expertos, incluida la autora feminista estadounidense Toni Morrison, consideran que el factor más importante de la desigualdad de género en las organizaciones y la barrera más importante para el ascenso ocupacional de las féminas es la existencia del techo de cristal. Las barreras invisibles y el techo de cristal al que se refieren los investigadores, son, de hecho, el conjunto de creencias erróneas que existen respecto a las mujeres en la sociedad. Estos estereotipos de género actúan de manera inconsciente en la sociedad y en las organizaciones, lo que impide el avance de las mujeres en diversos campos. Las razones de la creación del techo de cristal pueden abordarse en dos aspectos diferentes: por un lado, se puede suponer que las mujeres aceptan y acogen estos obstáculos voluntariamente. En este caso, la gran actividad de las mujeres en el hogar y su alta responsabilidad ante los hijos pueden considerarse algunos de los factores influyentes en su interés por aceptar cargos sensibles y clave. En ese caso, las mujeres pueden preferir permanecer como una experta ordinaria o, como máximo, una experta de alto rango, hasta el final de su servicio. Desde luego, esto es el caso especialmente en ocupaciones con altos niveles de riesgo.
En el segundo supuesto, el tema se plantea de otra forma. En este caso, se cree que las mujeres están tan interesadas y tan capaces como los hombres o, a veces, más que éstos, para aceptar cargos organizacionales, pero que los entornos organizacionales les quitan a las mujeres esta oportunidad. Esta barrera invisible responde especialmente a la cuestión de género y la visión cultural hacia ellas, y no tiene nada que ver con su incapacidad. Con respecto a las raíces de las desigualdades de género se han ofrecido diferentes interpretaciones. Desde luego, la mayoría de los estudiosos sostienen que el número de mujeres que no quieren aceptar responsabilidad, es muy pequeño. Las mujeres y los hombres se complementan en el ámbito laboral, pero parece ser que los hombres deciden estar a la cabeza y completar los trabajos. Mujeres políticas, como la antigua primera ministra británica Margaret Thatcher y la exsecretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, creen que las mujeres pueden hacer cualquier trabajo, pero la realidad en las sociedades occidentales es diferente.
De acuerdo con información disponible, en Alemania, la participación femenina en los puestos más altos en la jerarquía ocupacional es solo del 6.7 %, y curiosamente, solo el 5.7 % de los profesores de las universidades alemanas son féminas. Entre las mujeres empleadas, pocas tienen empleos económicos clave. Entre las cinco mayores empresas alemanas, solo algunas mujeres forman parte de sus juntas directivas. Los resultados de un estudio del Instituto de Investigación de Glasgow, publicados recientemente, confirman este asunto. El instituto investigó la igualdad de género en 18 países europeos, así como en Estados Unidos, con 12 indicadores. Los resultados demostraron que Alemania era uno de los peores entre estos 18 Estados. En ninguno de los 12 indicadores, Alemania figura entre los países con adecuado estado, y en general, ocupa el puesto 15. El estudio también puso de manifiesto que el número de mujeres directoras en Alemania o mujeres con trabajos con alta especialidad estaba "por debajo del promedio". Alemania también es uno de los peores países de Europa en lo que se refiere a la presencia femenina en la educación superior. Según los resultados de este estudio, la peor situación y la mayor desigualdad de género en el entorno laboral en los países europeos corresponde a Italia, Grecia e Irlanda.
Según los datos disponibles, en Canadá, menos del 3 % de las mujeres manejan las grandes empresas. De entre cada cinco gerentes en el país, sólo uno es mujer. También en Estados Unidos, el número de las mujeres en empleos especializados y gerenciales es mucho más bajo que el de los hombres. Por ejemplo, el número de las mujeres en el personal docente de las instituciones de educación superior y universidades de EE.UU. es del 8 por ciento. La republicana conservadora Mary Thomas destaca entre las mujeres que luchan por romper los techos de cristal en el país norteño. Dice que las mujeres en EE.UU. aún no participan, como es debido, en las instituciones de dirección, y lo que es más interesante es que a las directoras siempre les pagan menos que a los hombres.
Así se puede decir que el propio Occidente, pese a las consignas que da sobre la igualdad de género y mientras presiona a algunos países, incluidos los islámicos, acusándoles de irrespetar los derechos femeninos, aún enfrenta muchos problemas al respecto.
P/FE/NL
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