Ene 20, 2020 07:49 UTC

ParsToday - La mujer es la mitad del cuerpo de la sociedad humana y su personalidad, comportamiento, cultura y pensamiento juegan, sin duda, un papel importante en la formación de las sociedades humanas.

En la historia humana, el tema de la "existencia de la mujer", su estatus, su personalidad, el límite de sus poderes en la vida humana, su vínculo con el sexo masculino y su posición en comparación con la del hombre, siempre han sido objeto de discusión. Tales temas han sido debatidos también por filósofos occidentales desde tiempos antiguos.
 
Planteando lemas engañosos, tales como "libertad para la mujer" y "la defensa de los derechos femeninos”, el mundo occidental reclama justicia y lucha contra la opresión entre las naciones del planeta, pero un vistazo a la historia de los países occidentales demuestra que la mayor opresión contra las féminas se ha practicado en esas naciones. Un repaso a diferentes visiones de los filósofos occidentales confirma esta afirmación. En la vigésimo-primera parte del espacio de la “posición de la mujer en el Occidente”, vamos a enfocarnos en este tema.
 
Aristóteles es uno de los primeros filósofos que planteó el tema de la mujer en sus puntos de vista. Opinaba que la mujer es, "por su naturaleza", un sexo inferior y de segunda categoría que naturalmente debe estar bajo dominio del sexo primero (masculino) y superior. Para Aristóteles, "la naturaleza crea cualquier cosa para un propósito específico y, en este sentido, el deber de la mujer es reproducción y dar a luz". El filósofo griego considera la reproducción como un fuerte interés en las mujeres y como "la función más natural de los seres adultos", y siempre ha dado superioridad al sexo masculino respecto al femenino.
 
De acuerdo con Aristóteles, la fémina tiene características como que es inferior, defectuosa e inhábil. Mejor dicho, el hombre juega un papel activo y superior en todas las etapas, mientras que la mujer tiene un papel pasivo. Asimismo, es el varón el que da ánimo a la vida y al alma y revive un cuerpo que pertenece a la mujer. La mujer, que es el cuerpo, cobra vida a través del hombre, que es alma y tiene prioridad sobre cualquier cosa. Al recapitular sus debates, Aristóteles deduce que "una mujer, teniendo en cuenta su papel de reproducción y dar a luz, es infértil ante un hombre, ya que, de todas formas, la mujer es un ser defectuoso. El hombre, por ser hombre, posee capacidades especiales; en cambio, la mujer, por ser mujer, está privada de las mismas".
 
La influencia de los puntos de vista de Aristóteles se nota también en los filósofos posteriores a él. Entre ellos destaca a Jean-Jacques Rousseau, filósofo francés del siglo XVIII. Él no cree que las mujeres pueden alcanzar altos niveles a través de la educación. Rousseau sostiene que la inteligencia femenina no se puede desarrollar mediante la educación, ya que es inherente. Según Rousseau, el estatus social de la mujer la pone naturalmente en una posición inferior y ella está predestinada a tener una vida social tal. El filósofo galo cree que "la mujer ha sido creada para el hombre, e incluso ha aceptado que es no igual al hombre".
 
Al respecto, Rousseau escribe en el libro Emile: "El juicio de la mujer es un juicio práctico (experimental), que no les deja descubrir y comprender (las realidades de) los asuntos, pero en cambio, les orienta a comprender lo que ellas mismas deducen de las cosas". Rousseau continúa diciendo: "A diferencia de los hombres que son capaces de lograr los principios y las reglas generales, las mujeres no pueden hacerlo, pero comprenden mejor los detalles".
 
Rousseau escribe explícitamente en su libro Emile: "Por supuesto, un estudio puro y teórico de los axiomas y las reglas generales de la ciencia, no cabe dentro del ámbito intelectual de la mujer. El deber de la mujer es aceptar y aplicar las reglas generales descubiertas por el hombre. En términos generales, puede decirse que, en los escritos de Rousseau, lo que parece ser importante es que la mujer, tanto mental como físicamente, debe obedecer al hombre y actuar de acuerdo con sus deseos".
 
Una revisión de los puntos de vista de los destacados filósofos occidentales demuestra que las mujeres ocupan básicamente una posición inferior a la del sexo masculino; la única razón de esta discriminación es su género: ser mujer, visión que ha provocado opresión contra ellas en estas sociedades. Esto sucede mientras que, según la visión de la fe islámica, planteada hace 1400 años, la mujer y el hombre juegan un papel eficaz en la perfección uno del otro y, de hecho, se complementan. Ambos sexos, como seres humanos, comparten el principio de la humanidad; los dos son de igual importancia ante Dios disfrutando, por igual, de los derechos humanos, individuales y sociales.
 
La posición de la fémina en el pensamiento de otros filósofos occidentales de los siglos XVII y XVIII, también se basa más o menos en la inferioridad de la mujer. El filósofo alemán Emanuel Kant también escribió sus obras con semejante visión hacia las mujeres. Kant insiste mucho en que "los principios éticos que propone deberían incluir no solo a los hombres e incluso al género humano, sino también a los seres dotados de razón de este tipo". Sin embargo, en su filosofía política, en lugar de otorgar a las mujeres una posición igual que la de los hombres, subraya que las mismas solo pueden ser consideradas como "ciudadanas pasivas"”. Los comentarios censurables y despectivos de Kant van tan lejos que considera el conocimiento de las mujeres basado en caprichos y el de los hombres basado en la sabiduría.
 
Tal visión se la puede encontrar en las obras de muchos pensadores de los siglos XVII a XIX en el Occidente. Desde Sócrates hasta Heidegger, la visión de estos pensadores hacia la mujer va acompañada de sospecha y duda, y no se menciona a "mujeres" como personas que pueden tener un derecho y que, básicamente, pueden considerarse como una ciudadana. Durante este período, cada vez que el Occidente habla del individuo, de la libertad individual y de los valores dominantes en la ética individual, se refiere tanto explícita como tácitamente a los hombres, y la mujer continúa su vida despreciable, bajo la bruma del olvido y negligencia y bajo las presiones dominantes en su destino.
 
Sólo desde finales del siglo XIX, cuando el sistema capitalista llegó a requerir la mano de obra femenina, el sistema gobernante y los pensadores occidentales tuvieron que admitir los derechos de la mujer. El filósofo e historiador estadounidense Will Durant se refirió a este hecho en una de sus obras escribiendo lo siguiendo: "La libertad de la mujer es la consecuencia de la Revolución Industrial, que, en primer lugar, hizo que la mujer también quedara industrializada. Las mujeres eran trabajadoras más baratas, y los empleadores las preferían a los hombres rebeldes y caros”.
 
En tal ambiente, el tema de los derechos femeninos en el Occidente fue entrando en el pensamiento de los filósofos contemporáneos. ¿Qué posición ocupa la mujer en el pensamiento de estos filósofos? Es un tema que abordaremos en el próximo programa. Así que nos despedimos de todos ustedes hasta entonces.
 
P/FE/NL 

 

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