La posición de la mujer en el Occidente (22)
Mar 02, 2020 04:47 UTC
ParsToday-Un repaso al pensamiento de los filósofos occidentales, desde tiempos antiguos hasta los últimos dos siglos demuestra que la mayoría de ellos ha hablado sobre la mujer basándose en el pensamiento de género.
Basta revisar las obras de Aristóteles, Rousseau, Kant, Nietzsche y Schopenhauer para darse cuenta de lo que tienen en común: la misoginia u odio a la mujer. Tras la Revolución Industrial, el estallido de las guerras mundiales y el ingreso de las mujeres en el mercado laboral, comenzó a cambiar la posición de la fémina en el pensamiento de los filósofos occidentales. En la vigésimo-segunda parte del espacio “Posición de la mujer en el Occidente”, vamos a hablar de este cambio.
Uno de los primeros filósofos occidentales que se enfocó en el tema de los derechos femeninos fue el británico John Stuart Mill, que al respecto estaba en contra de la opinión de filósofos tales como Aristóteles y Rousseau. A diferencia de Rousseau, Mill veía la libertad como uno de los valores y criterios más importantes y obvios para defender los derechos y el estatus legal de la mujer. El filósofo británico mantenía que el respeto a los derechos de la mujer, además de que le trae prosperidad, repercutiría también de forma positiva y directa en la sociedad. Para Mill, era obvio que la prosperidad de la mujer depende de su verdadera elección sobre su propia vida y que ella, más que los demás, lleva la responsabilidad de crear una vida independiente para sí misma y vivir como quiera. Mill era de la opinión de que la libertad, el libre albedrío y las oportunidades laborales que hay para el sexo masculino, debería haber también para la fémina.
Mill recurrió a metáforas para mostrar los impactos ambientales de la sociedad en los seres humanos, en general, y en las mujeres, en particular. El filósofo asemejó la naturaleza humana a un árbol y escribió: La naturaleza humana no es una máquina que hayan diseñado para realizar una función específica, sino que el hombre es como un árbol que debe crecer de cualquier lado en función de sus talentos internos e innatos. Por lo tanto, es un acto poco normal reprimir y pisotear los derechos de las mujeres convirtiéndolas en unos seres "semi-desarrollados", a favor de los intereses de los hombres. A juicio de John Stuart Mill, la mayoría de las discapacidades mentales e intelectuales y las cualidades morales que aparecen en el carácter de las mujeres se debe al ambiente donde han crecido, lo que ha provocado que sus derechos legales fueran pisoteados y sus reclamaciones justas fueran reprimidas a lo largo de la historia.
Si bien, antes de Mill, muchas personas tales como las británicas Mary Astell y Mary Wollstonecraft, en el siglo XVIII, escribieron muchos artículos sobre el enfoque de género, las ideas de Mill pueden considerarse como la más influyente teoría filosófica feminista. El ensayo de Mill, titulado “La Esclavitud de la Mujer”, publicado en 1865, es la obra feminista más importante del siglo XIX. En este ensayo, Mill rechaza la superioridad de ambos sexos uno sobre el otro y defendió el principio de igualdad completa. Mill creía en la plena igualdad de los derechos del sexo femenino y el sexo masculino. Sin embargo, defendía del pensamiento tradicional de la institución familiar, idea fue criticada por los feministas venideros, incluida Susan Moller Okin.
La neozelandesa Okin escribe al respecto: “John Stuart Mill defendía el pensamiento tradicional de la institución familiar, porque opinaba que la labor sin sueldo en el hogar, incluido el cuidado de los hijos, corre a cargo de mujeres casadas y, pese a su creencia en igualdad y libertad, se negaba a denunciar la discriminación en el poder político y en las oportunidades ocupacionales (económicas) entre mujeres y hombres casados”.
La opinión de Okin sobre la familia se hizo más patente en el pensamiento de los feministas del siglo XX. Durante este período, los feministas intensificaron esta ola reafirmando la soltería, condenando el matrimonio, animando a las mujeres a mostrar comportamientos masculinos y participando ampliamente en actividades económicas. El lema de “mujeres sin hombres”, la lucha por la separación de relaciones sexuales de la reproducción en los países occidentales, el surgimiento del movimiento de libertad de la mujer en todos los asuntos, incluido el derecho a dominar el cuerpo y relaciones sexuales, la disminución de matrimonios y de la natalidad y el debilitamiento del sistema familiar, fueron algunos de los casos que aparecieron en las obras de los filósofos feministas de ese período.
Shulamith Firestone era uno de esos teóricos y creía que la diferencia entre el hombre y la mujer tiene una base biológica. En su opinión, la nueva y emergente tecnología liberará a la mujer al posibilitar la fertilización sin relación sexual directa, al desarrollar el embrión fuera del útero y al criar al niño fuera de la familia. En este proceso, la familia desparecerá como unidad de reproducción y florecerá una sociedad libre a partir de papeles basados en el género.
Simone de Beauvoir, otra experta de este grupo, era la única voz feminista en la década de los 50 del siglo XX. Ella rompió su relación con el antecedente católico de su clase media acomodada de la década de 1930 para tener una vida independiente en París. Cohabitó, sin casarse y hasta los últimos días de su vida, con el renombrado filósofo y crítico social francés Jean-Paul Sartre. Ambos eran acérrimos defensores de la libertad individual de la mujer y el hombre. En su libro “El segundo sexo”, De Beauvoir describe explícitamente el matrimonio y la maternidad como la causa de la desdicha de la mujer.
Desde la década de 1970 en adelante, surgieron grupos con el nombre de nuevos feministas e influenciados por puntos de vistas posmodernos, los cuales apoyándose en la psicología conductistas (behavioristas), insistían en el mantenimiento de las características femeninas. Ellos admitían que la fémina necesita familia, esposo e hijos, pero que el tipo de relaciones que existen entre el chico y la chica desde el nacimiento, es el origen de la diferencia y del dominio sobre la mujer. Este grupo de feministas cree en la igualdad de derechos del hombre y la mujer en el hogar y en el ambiente social. La eliminación de los símbolos sexuales de los libros de texto es una de las cosas en las que insistían los nuevos feministas.
Al analizar la posición de la mujer en la filosofía occidental, se puede descubrir que la mirada hacia ella en el Occidente siempre ha sufrido extremismo. La configuración del feminismo se debió, inicialmente, a una opresión injusta contra las mujeres. Sin embargo, el surgimiento de distintas escuelas feministas tampoco pudo contribuir a defender y reivindicar los derechos femeninos en el Occidente. Después de cuatro siglos de lucha, en el historial del feminismo, complicaciones y delitos tales como el desviarse del camino de la lucha y la inaccesibilidad de los derechos reales de la mujer, la distorsión de los hechos científicos y el aumento de la ambigüedad en los derechos femeninos, la pérdida de refugios morales, religiosos y tradicionales y la intensificación de la hostilidad entre ambos sexos, no solo no han llevado a estabilizar un estatus digno de la mujer, sino que también le han bajado la posición humana.
Un escrito fluido e ilustrativo del profesor mártir Morteza Motahari, filósofo musulmán iraní contemporáneo, puede ser la mejor conclusión de todo lo arriba expuesto. Dice lo siguiente: “La igualdad de derechos del hombre y la mujer es una cosa en términos de valores materiales y espirituales, y la similitud y la homogeneidad es otra cosa. En el movimiento feminista, errónea o deliberadamente, se usa la igualdad en lugar de la similitud, y la calidad se ve ensombrecida por la cantidad, y la condición del ser humano de la mujer hace olvidar que ella es mujer. Las antiguas desdichas se debían, a menudo, a que la condición del ser humano de la mujer había sido ignorada, y las nuevas desdichas se deben a que, errónea o deliberadamente, el carácter femenino de la mujer y su posición natural e innata, su misión, sus demandas instintivas y sus talentos especiales, se han dejado en el olvido".
P/FE/NL
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