Abr 28, 2020 05:02 UTC

ParsToday-El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán lanzó el miércoles desde el desierto central de Dashte Kavir y por el lanzador satelital Qased (Mensajero), de tres etapas, el primer satélite militar del país, “Nur” (“Luz”), poniéndolo en órbita, a 425 kilómetros sobre la superficie terrestre.

 
El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán lanzó el miércoles desde el desierto central de Dashte Kavir y por el lanzador satelital Qased (Mensajero), de tres etapas, el primer satélite militar del país, “Nur” (“Luz”), poniéndolo en órbita, a 425 kilómetros sobre la superficie terrestre.
 
Tras el lanzamiento de este satélite multipropósito, también con usos defensivos, el comandante en jefe del CGRI, el general Hosein Salami, aseguró que se trata de un proyecto completamente local y sin ningún apoyo extranjero, añadiendo que las sanciones contra el país no solo no han podido obstaculizar los avances de Irán, sino que están impulsando nuestro desarrollo de nuevas tecnologías para lograr un gran poder a nivel regional y, en un horizonte cercano, a nivel global.
 
“Es un valor agregado estratégico para nosotros y, en la guerra de información, crea bases poderosas para nosotros”, añadió.
 
A su vez, el jefe de la División Aeroespacial del CGRI, el general Amir-Ali Hayizadé, expresó que los lanzadores satelitales, con una combinación de combustibles sólidos y líquidos, destacan entre las últimas tecnologías del mundo y subrayó que la República Islámica ha obtenido estas capacidades superiores en los últimos años y dará rápido los siguientes pasos en un futuro cercano.
 
El CGRI tiene un papel clave en la doctrina basada en la disuasión y de dar una contundente respuesta a agresores. Esta institución ha demostrado, además, su papel estratégico en la confrontación con amenazas militares y de seguridad más allá de la geografía iraní.
 
El uso de la tecnología espacial con fines pacíficos forma parte del programa de defensa y de desarrollo científico del Irán islámico, y ningún tratado internacional prohíbe a Teherán desarrollar esta tecnología, lograda gracias al esfuerzo de los expertos y la élite persas.
 
El vocero de la Cancillería iraní, Abás Musavi, rechazó la lectura unilateral de la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por parte de EE.UU., Francia y el Reino Unido en relación con el lanzamiento del satélite “Nur” y dijo que el programa espacial del país no está diseñado para fines que no sean defensivos, tal y como los múltiples informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) han validado el carácter pacífico del programa nuclear iraní.
 
Musavi destacó que mientras EE.UU. sigue transgrediendo la resolución 2231 al retirarse del acuerdo nuclear iraní (JCPOA, siglas en inglés) y al imponer sanciones ilegales contra Teherán, sorprende el hecho que los países europeos no condenen a Washington, lo que apunta a sus posturas de doble rasero y a su sumisión al matonismo norteamericano en el escenario mundial.
 
Pese a que la región y el mundo están enfrascados en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus, no han parado las consultas de Irán para restaurar la paz y estabilidad en la zona.
 
En este sentido, los cancilleres de Irán, Mohamd Yavad Zarif, de Rusia, Serguei Lavrov, y de Turquía, Mevlüt Çavuşoğlu, países garantes del Proceso de Astaná, abordaron el miércoles por videoconferencia los últimos desarrollos de Siria, incluida la última situación de Idlib, el Comité Constitucional sirio, la necesidad de levantar las sanciones unilaterales ante la epidemia de la COVID-19, la situación humanitaria y la repatriación de los refugiados.
 
El logro más importante del Proceso de Astaná es la solución del conflicto sirio a través de los protagonistas internos. En este contexto, se siguen tres enfoques importantes: El primero es mantener el regionalismo basándose en medidas políticas y de seguridad conjuntas; el segundo es el mantenimiento de la integridad territorial de Siria; y el tercero es tomar decisiones con base en el voto del pueblo sirio.
 
Ahora, los debates giran en torno a una salida dialogada al conflicto sirio, a distinguir entre los terroristas y la oposición y a dar continuidad al combate al terrorismo, en lo cual convienen los tres países (Irán, Rusia y Turquía).
 
Incidiendo en este punto y refiriéndose a los últimos acontecimientos de Idlib, el canciller persa Zarif destacó la necesidad de extender la soberanía del gobierno sirio y su dominio sobre la integridad territorial del país y de mantener la lucha antiterrorista.
 
En la actualidad, Siria ha pasado de la guerra y enfrentamientos de seguridad a la fase política de la solución a la crisis. Lo importante en las actuales condiciones delicadas, es dar continuidad a estas pláticas como una importante oportunidad para reforzar la seguridad en la región. Por eso, los ministros de Exteriores de Irán, Rusia y Turquía pusieron el acento sobre la necesidad de continuar las consultas y la coordinación a nivel más alto entre los tres países garantes del Proceso de Astaná, que es el proceso más importante y efectivo de la solución del conflicto sirio.
 
Entretanto y en el marco de las consultas diplomáticas destinadas a contribuir a crear un gobierno inclusive en Afganistán, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán celebró la semana pasada una nueva ronda de encuentros y negociaciones con las autoridades de ese país.
 
En este sentido, viajaron a Kabul, Seyed Rasul Musavi (asesor del ministro y director general de Asia Occidental) y Mohamad Ebrahim Taherian (representante especial del ministro para Afganistán), quien se reunió con Mohamad Ashraf Ghani, Abdulá Abdulá, el expresidente Hamed Karzai, el encargado de la Cancillería Mohamad Hanif Atmar, el asesor de la Seguridad Nacional Hamdulá Moheb, el líder del Partido de Sociedad Islámica Salahedin Rabani, y el líder de la Organización Islámica de Afganistán Dawah, Abdul Rab Rasul Sayyaf.
 
Asimismo, y en una reunión sostenida con la enviada adjunta para los Asuntos Políticos del representante especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para Afganistán, Ingrid Hayde, Taherian destacó la necesidad de fortalecer el papel de la entidad internacional en los asuntos relativos al país centroasiático.
 
Tras la ceremonia de investidura de dos presidentes el pasado 9 de marzo, Afganistán afrontó una seria crisis política que aún continúa, lo que preocupa no solo a los afganos sino también a los países involucrados en dos décadas de guerra en ese país.
 
Afganistán ahora está viviendo condiciones difíciles y complicadas: por un lado, las negociaciones de EE.UU. con los talibanes han ensombrecido los acontecimientos políticos del país y, por el otro, las repercusiones de las elecciones presidenciales afganas se han convertido en un desafío político.
 
El Grupo Internacional de Crisis ha advertido en su más reciente informe que Afganistán figura entre los 10 países donde continuará la guerra también en el año 2020.
 
Ante esta situación, si los esfuerzos políticos dentro del país no pueden acabar con las divergencias internas, los extranjeros tendrán pretexto para continuar con su intervención, lo que alimentaría la inseguridad en Afganistán además de provocar una nueva oleada de migraciones.
 
Durante más de una década, Asia Occidental ha sido escenario de intromisiones norteamericanas. A través de planes separatistas en la zona, creando grupos terroristas como Al-Qaeda y apoyando a otros como el EIIL (Daesh, en árabe), Washington ha tratado de alterar las ecuaciones políticas y de seguridad en la región e imponer su hegemonía a los países del área.
 
Los 19 años de la presencia militar estadounidense en Afganistán han puesto de relieve que es absurdo y al mismo tiempo hipócrita imaginar que con invasión y ocupación extranjera se puede resolver los problemas. EE.UU. nunca ha querido solventar los problemas de las naciones de la región, incluido Afganistán, toda vez que ella misma es motivo de las disputas e inseguridad en la zona.
 
El acuerdo sobre una paz duradera en Afganistán puede lograrse únicamente a través de un diálogo interafgano y con la participación de los grupos políticos del país, entre ellos los talibanes, y tomando en cuenta las consideraciones de los vecinos.
 
Respetando la soberanía y la integridad territorial de Afganistán, Irán ha expresado su confianza en que allá llegue al poder un gobierno que tenga relaciones amistosas y fraternales con sus vecinos y pueda erradicar el terrorismo.
 
Para la Cancillería iraní, la única fórmula de alcanzar una paz duradera en Afganistán es generar confianza entre los grupos afganos y que la ONU apoye los esfuerzos y las pláticas en este sentido. La República Islámica sostiene que la ONU disfruta de buenos potenciales para facilitar las negociaciones interafganas, monitorear e implementar los acuerdos logrados.
 
P/FE/RH
 
 

 

 

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