May 20, 2020 06:03 UTC

ParsToday-Con la industrialización de las sociedades, la rápida expansión de la urbanización y la vida moderna ha provocado cambios fundamentales en las sociedades humanas en términos de estilo de vida, relaciones sociales, salud y medicina.

Uno de los campos que ha recibido muchos cambios es el de la salud. Hoy, el uso de fármacos es una parte importante e inseparable de la vida moderna. Hay más de 20 000 tipos de medicamentos en el mundo, sin embargo, todos, a pesar de sus efectos terapéuticos, pueden ser dañinos. La industria farmacéutica es la tercera industria más lucrativa del mundo. Estados Unidos es el principal actor de la industria farmacéutica mundial. En el programa de esta semana "La vida en el Occidente, una mirada desde dentro" conoceremos el estado del sistema de la salud en EEUU.
 
El sistema de salud en Estados Unidos es una de las preocupaciones de millones de los ciudadanos de este país. Decenas de millones de ciudadanos viven en Estados Unidos sin beneficiarse de un seguro de salud, de modo que millones de estadounidenses nunca podrán disfrutar del mismo nivel de salud y tratamiento que otros países desarrollados, a pesar de tener un seguro de salud. En todo caso el costo por persona de la atención médica en Estados Unidos es casi el doble del costo promedio para otros miembros Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En EEUU, el gasto público per cápita en sanidad es de unos 9000 doláres, más que en cualquier otro país del mundo. Sin embargo la tasa del satisfacción del pueblo estadounidense respecto a la sanidad está disminuyendo cada año.
 
Incluso el funcionamiento del sistema de atención médica de EEUU en materia de prevención de enfermedades y vacunación es pobre en comparación con otros países industrializados. Cada año, un número significativo de estadounidenses muere por influenza. En 2017-2018, Unas 61 000 personas en EEUU perdieron la vida a causa de este virus. Según Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, por sus siglas en inglés), en los últimos meses decenas de millones de personas se han infectado con el virus de influenza, además han registrado entre 12 000 y 16 000 muertes debido a esta enfermedad viral.
 
La Administración de  Estados Unidos gasta 2,8 billones de dólares al año en salud. Por lo tanto, si separamos el sistema de salud de este país, por si solo puede estar entre las primeras cinco mayores economías del mundo, en este orden EE.UU., China, Japón, Alemania y Francia. Uno de cada seis dólares en Estados Unidos se gasta en salud y tratamiento. Este es uno de los desafíos más importantes en este país. En comparación con otros países que gastan menos en la salud de su gente, EE.UU. no tiene un resultado más valioso y significativo. Los estadounidenses son testigos de desigualdades significativas en la salud, en particular, entre los grupos étnicos, raciales y por el aspecto socioeconómico.
 
Según el Centro de Investigaciones Pew, en 2016, el ingreso de cada familia blanca europea en EE.UU. fue de 171 000 dólares, mientras ese mismo año, las familias negras recibieron solo 17 000 dólares. Tal diferencia de 10 veces en los ingresos no tiene precedentes desde 2007, lo que refleja la profunda brecha económica entre las familias afroamericanas y blancas en Estados Unidos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pobreza es la principal causa de la derrota en todos los sistemas de atención médica; entonces, queda claro por qué el nivel de salud en la comunidad negra en Estados Unidos es bajo en comparación con los blancos. Conforme una encuesta realizada por el sitio web estadounidense Axios, lo que llevaría a los negros a participar en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos (2020) sería su preocupación por el costo de la atención médica.
 
Una de las críticas dirigidas al sistema de salud de EEUU es el alto costo de la medicina. Los estadounidenses pagan más por un medicamento  que las personas en otros países por un fármaco similar. Por ejemplo, el medicamento Nexium que cuesta unos 215 dólares en Estados Unidos, se compra en Suiza a 60 dólares. Este aumento de precio se deriva de los beneficios para los fabricantes de medicamentos y las compañías de seguros. Además, un tercio de los costos de atención médica se gasta en conceptos que no tienen influencia en la salud de las personas, como los costos administrativos de los hospitales que son tres veces más que el costo total de los deportes profesionales en el país. Para cada tres médicos estadounidenses hay dos personas  que hacen procedimientos administrativos correspondientes.
 
En EE.UU., no hay el tratamiento gratuito, incluso en los hospitales públicos. El costo de cualquier atención médica, incluidas las emergencias, debe ser pagado en su totalidad por el paciente o la aseguradora. Más de la mitad de todas las bancarrotas en EEUU están relacionadas directamente con los gastos médicos, y dos personas están al borde de la bancarrota cada minuto. Según el seguro médico Obamacare o Ley de Cuidados de Salud a Bajo Costo, aprobado en 2010, estaba previsto aumentar el número de estadounidenses con cobertura de seguro de salud. Sin embargo, al final de la presidencia de Obama, la cobertura de atención médica en Estados Unidos todavía era una la peor del mundo desarrollado. De 2007 a 2016, el costo del seguro de salud para los empleadores aumentó en un 52 por ciento y para los empleados, un 73 por ciento. En virtud de los datos de Oficina del Censo de Estados Unidos, el ingreso promedio de los estadounidenses disminuyó en un 8 % durante el mismo período. Según el diario estadounidense The New York Times, desde que Donald Trump asumió el cargo determinó políticas que han causado que 400 000 niños pierdan su seguro, y su presupuesto hizo que el país sea vulnerable a enfermedades infecciosas. "Pase lo que pase con el coronavirus, el sistema de salud de EE.UU es un desastre. Eso es el resultado de las derrotas que se remontan al pasado, y ahora Trump las está intensificando. Especialmente acabar con Obamacare sin proponer una alternativa, demostrando así su gran irresponsabilidad. Eso no es política, es sabotaje", criticó The New York Times.
 
 La estadounidense Norah Mangan, en un artículo titulado ‘Mi vida arruinada’ (My Life Ruined) en el sitio web Healthyliving escribió: "Soy una esposa suburbana educada, madre de cuatro hijos y ama de casa.  La vida había sido buena conmigo hasta una fatídica visita a un médico ortopédico, mi principal queja era un leve dolor artrítico en los dedos de los pies. Mi médico me entregó la primera de muchas recetas mensuales de oxicodona y eso fue un rápido descenso al infierno. En seis meses, me había convertido en una adicta a las drogas. Me he dado cuenta dolorosamente por los medios más difíciles posibles de que las drogas no discriminan. La triste realidad de la adicción a las drogas es que puede sucederle a cualquiera en cualquier momento".
 
EEUU representa menos del 5 por ciento de la población mundial, pero consume cuatro quintos de los fármacos sedantes, que son altamente adictivos. Los médicos estadounidenses recetan estos fármacos sedantes en cada receta que prescriben. Hoy en Estados Unidos, el número de víctimas de sedantes es mayor que el número total de víctimas de heroína y cocaína. Por supuesto, no son solo los sedantes lo que más consumen los estadounidenses. La publicidad de varios medicamentos que se transmiten en todas las cadenas de televisión estadounidenses de 24 horas, supone un aliento a la gente para que use medicamentos como solución de problemas muy pequeños. Según las estadísticas, el uso de fármacos de presión arterial, contra los lípidos en la sangre, la depresión, la diabetes y los sedantes ha aumentado en los últimos años. La prescripción de estos medicamentos es muy beneficiosa para las compañías farmacéuticas estadounidenses. Sin lugar a dudas, el tratamiento o el control de la enfermedad requiere medicamentos, pero lo que vemos en Estados Unidos está lejos de la realidad y necesidades médicas. Según el autor del artículo titulado ‘Por qué los estadounidenses consumen el 80 por ciento de todos los analgésicos recetados?’, "Somos una nación adicta que siempre está buscando una manera de llenar los vacíos que sentimos en lo más profundo de nuestros corazones. Esta crisis de adicción a los opioides es solo otra señal que nos informa sobre un problema mucho más profundo".
 
En el próximo programa, estudiamos con ustedes el papel de la industria farmacéutica estadounidense en la salud del pueblo estadounidense. Que Dios los bendiga. Hasta otra  oportunidad.
P/FSH/NL