El gran ideal de la revolución 23
Ago 08, 2020 03:39 UTC
ParsToday-Capítulo IV; (Indicadores Económicos en el Segundo Paso de la Revolución)
“La economía constituye un punto clave y determinante. Una economía sólida es un punto fuerte y evita que el país se someta a dominio e infiltración, mientras que una economía débil allana el camino para la infiltración, el dominio y la injerencia de los enemigos.”
Lo que escucharon fue parte de la “Declaración del Segundo Paso de la Revolución”, emitida en febrero de 2019 con ocasión del 40.º aniversario de la misma por el Líder de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, quien, en los últimos años ha dado un nombre especial y objetivo a cada año persa y, en el marco de medidas estratégicas en el ámbito económico, ha mencionado claramente los requisitos para contrarrestar las sanciones y amenazas.
En la “Declaración del Segundo Paso de la Revolución” y en el nuevo capítulo de la vida de la República Islámica, el guía supremo recuerda los rasgos del orgulloso camino recorrido en los últimos 40 años y expone las estrategias básicas para alcanzar los picos del progreso y desarrollo.
Desde la década de 1970, la seguridad económica ha sido uno de los indicadores del poder y sigue siendo muy importante en las relaciones internacionales. Los teóricos de renombre coinciden en esto, con poca diferencia en las definiciones.
Yoichi Funabashi describe la seguridad económica como poder oculto.
Klaus Knorr la llama influencia no coercitiva, y Robert Keohane expresa este concepto en términos de control sobre los resultados.
Al respecto, Joseph S. Nye ha hablado del poder blando, y Susan Strange llama la seguridad económica como poder estructural.
De hecho, la seguridad económica depende del desempeño económico de los países y del nivel de su apoyo a la producción nacional. Este indicador lo evalúan con tres factores importantes, a saber, el crecimiento de la producción nacional (crecimiento económico), la tasa de empleo y la tasa de inflación.
Entre estos tres factores, el crecimiento económico significa el aumento en la producción de bienes y servicios a nivel nacional, lo que se traduce en mayor bienestar económico para el pueblo.
En condiciones normales, la producción nacional tiende a aumentar. El crecimiento natural de la producción nacional está supeditado al aumento cuantitativo de factores de producción como la fuerza laboral y el capital y, por otra parte, se debe al aumento cualitativo de los factores de producción, es decir, al aumento de la productividad, sobre todo mejorando la tecnología a nivel nacional.
Según la llamada ley de Okun (propuesta en 1962 por el economista estadounidense Arthur Okun), hay una relación directa entre el incremento de la producción nacional y la tasa de empleo.
En tiempos de florecimiento económico (es decir, la tendencia a expandir la producción), también crece la demanda de factores de producción. Para decirlo más claramente, existe una relación directa entre la producción nacional y el nivel de empleo.
En una economía productiva, el aumento de la productividad y apoyarse en la economía basada en el conocimiento, son dos bases importantes para el crecimiento y el desarrollo. Los estudios muestran que el atraso en los países subdesarrollados se debe al impacto del fenómeno de la baja productividad. Entonces, el alto crecimiento de la productividad, especialmente la productividad de la fuerza laboral, afectará las actividades económicas y sociales.
El aumento de la productividad de la fuerza laboral en el sector industrial afecta la capacidad de la producción, la calidad de los bienes producidos, la reducción de los costos y el mejoramiento de la inversión.
Desde el punto de vista de los expertos económicos, el mejoramiento del nivel de la productividad es resultado de planificación técnica y científica.
De hecho, el progreso técnico, seguido de una mayor producción, es un proceso que se logra mediante el pensamiento creativo, el conocimiento y la innovación.
Hoy en día, ha quedado claro que muchos países del mundo poseen materias primas y recursos materiales. Por ejemplo, los países africanos cuentan con los más ricos recursos materiales y, aunque poseen incluso mano de obra, debido a la falta de capital y tecnología avanzada - considerados como otros dos factores importantes en la producción - no pueden hacer uso debido de sus recursos en bruto y producir el producto final.
Por otra parte, en algunos otros países, hay recursos humanos e incluso riqueza y capital, pero carecen de recursos materiales y crudos, por lo que no pueden realizar la labor económica, la producción y el procesamiento en un solo sitio. Por ejemplo, Japón y muchos países europeos carecen de recursos materiales en bruto.
Esto demuestra que países pueden acercarse a una independencia y capacidad económicamente sostenibles, los que tengan el capital humano y el capital material, es decir, riqueza y recursos brutos necesarios.
La capacidad de producción es un objetivo que se logra recorriendo el camino de la economía basada en el conocimiento. Solo en un caso es posible aumentar la producción sin estar basada en el conocimiento: vender los recursos naturales y los capitales nacionales, lo que aparentemente aumenta la producción económica del país, pero que no cambia el uso máximo de mano de obra (índice de empleo) y su calidad (índice de conocimiento y habilidades).
Considerando estos componentes, la “Declaración del Segundo Paso de la Revolución” abarca objetivos importantes para lograr una economía productiva basada en el conocimiento y la tecnología.
En dicho documento, el Líder de la Revolución, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, menciona los logros impresionantes de las últimas cuatro décadas y ofrece recomendaciones básicas para comenzar una nueva etapa del gran Yihad (esfuerzo) en construir el “gran Irán islámico”.
La Declaración en mención contiene una recapitulación de 40 años de experiencia de la Revolución Islámica y un gran énfasis en el tema de ciencia y tecnología.
Recursos humanos creativos y potentes, como el elemento más importante de la producción nacional, juegan un papel decisivo en avanzar los objetivos y las macropolíticas del país. A esto, la Declaración se refiere como el motor del país en el ámbito de ciencia de tecnología.
La creación de infraestructuras vitales, económicas y de desarrollo es otro componente importante para avanzar y progresar.
La experiencia de las últimas cuatro décadas pone de manifiesto que una de las mayores tácticas de los enemigos contra la nación persa han sido las múltiples sanciones que se implementaron para debilitarla. Ante estas presiones, el crecimiento del conocimiento y la creatividad en la producción nacional en muchas áreas ha arruinado las esperanzas de los enemigos.
Una atención especial a la ciencia e investigación en la “Declaración del Segundo Paso de la Revolución” destaca la creciente importancia de la ciencia y la tecnología.
En la parte referente a “ciencia e investigación” del documento se lee: “La ciencia es el instrumento más patente de la dignidad y el poder de un país. La otra cara del conocimiento es la habilidad. El mundo occidental se granjeó para sí riqueza, influencia y poder durante alrededor de 200 años, gracias a sus avances científicos y, a pesar de sus débiles bases morales e ideológicas, pudo dominar las sociedades —que se quedaron atrás en el tren de la ciencia—, y controlar sus políticas y economías, imponiéndoles el estilo de vida occidental. Desaconsejamos que se abuse de la ciencia como lo hizo el Occidente; sin embargo, insistimos en la necesidad del país de que fluyan entre nosotros las fuentes de la ciencia”.
Afortunadamente, la velocidad de la producción de ciencia en Irán es mayor que el promedio mundial. El resurgimiento científico en el país, que comenzó hace casi dos décadas, se ha estado desarrollando a una velocidad sorprendente para los observadores globales, es decir, 11 veces más rápido que el ritmo promedio del crecimiento científico mundial.
Los logros en ciencia y tecnología, que han colocado a Irán en el puesto 16 de entre más de 200 países en el mundo, han sorprendido a los observadores mundiales y en algunos campos sensibles y novedosos han situado al país en las primeras posiciones; todo esto se ha producido pese a las sanciones financieras y científicas contra la nación.
En la “Declaración del Segundo Paso de la Revolución”, el ayatolá Jamenei precisa lo siguiente: “Sobre lo que quiero hacer hincapié es en el hecho de que este camino recorrido, a pesar de su importancia, ha sido solo el comienzo y nada más. Todavía estamos muy por debajo de la cima en cuanto a la ciencia a nivel mundial. Necesitamos llegar a la cúspide. Debemos traspasar las actuales fronteras científicas en las carreras importantes. Estamos muy lejos de esta fase. Nosotros empezamos desde cero”.
P/FE/JP
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