El gran ideal de la revolución 25
Sep 05, 2020 06:16 UTC
ParsToday-Capítulo IV; Indicadores Económicos en el Segundo Paso de la Revolución)
El petróleo tiene una larga antigüedad en el mundo y a pesar de que han pasado cientos de años desde el descubrimiento y extracción de este producto estratégico, su papel y su impacto en el desarrollo de la economía y la industria son innegables. Pero la dependencia del 100 por ciento de las ventas de petróleo crudo se ha convertido en un gran desafío económico.
El ayatolá Seyed Ali Jamenei, líder de la Revolución Islámica iraní, ha destacado repetidamente en sus discursos la necesidad de hacer un uso mínimo de la venta de petróleo crudo. Al respecto y en un discurso público en noviembre de 2018, dijo lo siguiente:
“Una de las labores fundamentales que debemos realizar para la economía y el futuro del país es cortar la dependencia del petróleo que tiene la economía de nuestro país, algo que han dicho y repetido todos los economistas solventes y entendidos, no hoy, sino una y otra vez y durante años. Y es una realidad. Nosotros también hemos dicho constantemente a los responsables que, en la medida de lo posible, intenten independizar nuestra economía de la venta de petróleo crudo”
Añadió: “Estamos vendiendo petróleo crudo; de hecho, estamos extrayendo desde debajo de la tierra nuestra riqueza, que no es renovable y se agotará un día, la vendemos y recibimos dinero, gastándolo para administrar el país; ¡esto está mal! Este capital hay que usarlo y consumirlo de una manera que tenga un ingreso agregado; deberíamos hacer un consumo óptimo del petróleo. Uno de los principales problemas de nuestra economía es la dependencia. Nuestros jóvenes creyentes, los que son gente de pensamiento, gente de trabajo, deberían rehuirse para buscar formas de sacar al país de la dependencia".
Hoy en día, muchos países, tanto petrolíferos como no petrolíferos, están tratando de tomar las medidas necesarias para desarrollar la industria petrolera mediante las oportunidades, los potenciales y la estrategia que han definido y diseñado para su desarrollo industrial y económico.
De hecho, la industria petrolera es importante para los países ricos y no ricos en petróleo, ya sea países que extraen el petróleo y lo venden para obtener los ingresos que necesitan, o países que procesan derivados del petróleo.
En su libro “Los auges petroleros y Petro-estados”, publicado en 1997, Terry Lynn Karl describe los desafíos políticos, sociales y económicos que enfrentan los países con recursos petroleros.
Este libro señala que el principal beneficio de los recursos petroleros lo obtienen países y sociedades que, al evitar la venta del crudo y al aplicar técnicas especiales sobre este producto estratégico, permiten la obtención de un múltiple valor agregado para su economía.
Al exponer las realidades de la economía libre de petróleo, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, dijo en un encuentro con los funcionarios del país en mayo de 2018 lo siguiente:
“Ser una economía petrolera ―una cuya base principal es la venta de petróleo crudo― es uno de los defectos fundamentales de nuestra economía. Hace veinte años, dije algo que hizo que algunos responsables de los gabinetes de entonces me miraran de un modo que había que verlo, se sonrieran e hicieran caso omiso. Dije que debíamos llegar a un punto en el que, en cualquier momento en que lo deseásemos, pudiéramos cerrar nuestros pozos de petróleo ―decir: «Miren ustedes, durante tres meses no queremos exportar petróleo», y que estuviese en nuestra mano―. ¡Ojalá pudiésemos! Es algo realizable, no hay que pensar que es demasiado difícil. Es posible. Ahora se dice que se están perdiendo clientes y cosas de ese tipo. Pues para todo eso hay soluciones. No tenemos que ser prisioneros del petróleo. Hoy en día, somos prisioneros del petróleo; es el petróleo el que nos tiene en sus manos, no nosotros quienes lo tenemos en las nuestras. La producción está en nuestras manos, pero la fijación del precio está en manos de otros, igual que lo está la posibilidad de venderlo o no, o de embargarlo. Nosotros somos en realidad prisioneros del petróleo, cuando es el petróleo el que debe ser prisionero nuestro. Su control debe estar en nuestras manos. Es una norma terminante. El petróleo es un bien nacional. Es cierto que pasarán muchos años antes de que se acabe, pero, al fin y al cabo, se acabará. Nos hemos acostumbrado a sacar del subsuelo el petróleo, esa reserva nacional, y venderla sin ningún valor añadido. Bueno, ¡al menos trabajémoslo! Creémosle un valor añadido, tanto al petróleo como al gas; aunque en el caso del gas se crea algo en la petroquímica y demás, pero el petróleo lo enviamos tal cual. Esos son problemas fundamentales que tenemos. La dependencia del petróleo debe ir reduciéndose día a día”.
Dada la importancia de este tema, uno de los puntos clave en la “Declaración del Segundo Paso de la Revolución”, emitida en febrero de 2019 con ocasión del 40.º aniversario de la misma, es el énfasis puesto en el desarrollo de indicadores económicos y la disminución de la dependencia de la economía del petróleo.
Ali-Naghi Mashayekhi, graduado en Economía de la universidad MIT, en Massachusetts, y fundador de la Facultad de Economía de la Universidad de Tecnología Sharif en Teherán, explica así, la importancia de este tema: “Hay dos necesidades al respecto. La primera es que el petróleo y el gas son recursos no renovables, y cuanto más dependa el país de ellos y cuanto mayor sea la necesidad de exportarlos, se agotarán antes, y tarde o temprano no podrán cubrir las necesidades del país”.
Este economista sostiene que: "Un país con una economía dependiente del petróleo sufre disminución de ingresos petroleros y tiene dificultades para superar esta situación. En segundo lugar, cuando la economía del país depende fuertemente del petróleo, cada vez que los precios de esta materia bajen por razones políticas, cambio de tecnología o fluctuaciones de la economía global, esta ola de fluctuaciones perturba la vida económica del país, por lo que es necesario separar su economía del petróleo".
Para lograr este objetivo, hay que mejorar la producción nacional, hay que esforzarse por incrementar el valor agregado de los productos nacionales, así como sus exportaciones, y hay que distanciarse de la economía dependiente del petróleo mediante la planificación.
Si se implementan las políticas de la Economía de Resistencia y si se distancia de la economía petrolera, se fortalecerá el poder de negociación de Irán en las relaciones internacionales y, en consecuencia, se eliminarán muchas de las deficiencias y problemas económicos del país
La experiencia de ventas del crudo indica que el petróleo no se considera una herramienta con poder sostenible para alcanzar objetivos predeterminados a largo plazo.
Expresar estas realidades no significa que el petróleo no tenga valor. Ciertamente, esta valiosa materia representa un apoyo importante para los países que lo tienen. Pero, este producto estratégico puede utilizarse adecuadamente para el desarrollo económico siempre que, con una planificación inteligente, se convierta en un elemento productivo en el escenario económico de los países ricos en petróleo.
Alejarse de la economía petrolera no significa cerrar los pozos petrolíferos y negarse a vender el crudo, sino que el ingreso proveniente de su venta debería conducir al desarrollo de la producción mediante planes bien redactados y de principio. Seguramente bajo tales condiciones, el petróleo no solo no es un problema, sino que sería una plataforma para un creciente salto económico en varios campos.
La venta de petróleo y materias primas minerales que carecen del valor agregado, debería transformarse en bienes basados en el conocimiento, y esos bienes deberían ser exportados para que aporten valor agregado al país. Por eso, en los sectores donde hay una base productiva, como la petroquímica y las minas de metales, se puede generar valor añadido trabajando en nuevos productos.
Mohamadreza Bahraman, experto en temas económicos, dice refiriéndose a la vulnerabilidad de la economía petrolera que “en caso de que optemos por la Economía de Resistencia y el aumento de la capacidad de producción nacional, se reducirán al mínimo la vulnerabilidad y los problemas económicos del país al enfrentarse con los shocks y sacudidas económicas”.
Estas consideraciones demuestran que, en una economía basada en el conocimiento, la venta de materias primas, ya sea en el ámbito petrolero o en el campo de minas y otros recursos naturales, no es aceptable
Sorena Sattari, vicepresidente iraní de la República para Ciencia y Tecnología, se refiere a las serias diferencias entre una economía basada en el conocimiento y una economía basada en el petróleo, y comenta que "en una economía petrolera, vender los recursos es un honor y, de hecho, el empleo es sinónimo de contratación".
Añade que “tal concentración tiene consecuencias desagradables y devastadoras para la economía, y hay que confiar en los talentos existentes, como la mano de obra educada y creativa, para lograr innovaciones cada vez mayores y, en consecuencia, obtener un valor agregado más grande, y esto es el mecanismo y el enfoque que menos se toman en cuenta en los centros tradicionales”.
Desde luego, también hay que aceptar el hecho de que distanciarse de la economía petrolera no es algo que se pueda lograr de forma rápida y en un periodo corto. Para una economía que ha sido dependiente del petróleo durante décadas, un corte abrupto de dependencia del petróleo sería impactante y dañino.
A/FE/JP
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