Nov 27, 2017 07:51 UTC

En los programas anteriores, hemos indicado en varias ocasiones a las hostilidades de los EEUU respecto a los izquierdistas en el sur del continente de América.

En los próximos tres programas nos dedicaremos a las medidas que ha adoptado Norteamérica para derrocar a los gobiernos izquierdistas como Honduras, Cuba y Venezuela.

Desde la segunda mitad del año 2016, América Latina atestiguó avatares que tenían como objetivo la economía y la situación política de los países de esta zona.

El hito de estos acontecimientos fue la suspensión de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil. Además, en Venezuela, la inflación está aumentando enormemente. En este caso, el punto considerable es que los gobiernos de izquierda han blanco de los ataques. Durante la Guerra Fría, América Latina se convirtió en la esfera de influencia de la Unión Soviética. Sin bien el nombre de esta contradicción se ha cambiado del socialismo al izquierdismo, pero la disputa continúa. El aumento de la influencia soviética le costó mucho a los Estados Unidos. Por esta razón, Estados Unidos se recurrió a realizar un golpe de estado militar contra el gobierno de Allende en Chile y apoyó a los generales violentos en Brasil y se esforzó mucho para enfrentarse con la Unión Soviética.

En los años posteriores a la Unión Soviética, Cuba fue el único país que se esforzó por mantener el socialismo, pero la tendencia hacia el socialismo se contagió a países como Venezuela. Tras el desarrollo económico, el afán respeto al izquierdismo surgió en países como Argentina y Brasil.

 

Aunque Estados Unidos no estaba satisfecho con la ola de izquierdismo, pero consiguió comprar tiempo para sus proyectos a través de algún tipo de tolerancia con algunos políticos. Washington, a través de penetrar en los parlamentos de algunos países pobres, logró allanar el terreno para un golpe de Estado parlamentario. La destitución del presidente hondureño en 2009 fue la primera prueba del proyecto de los estadounidenses al respecto.

El segundo proyecto del golpe de Estado parlamentario se llevó a cabo en Paraguay en el año 2012 para derrocar al presidente izquierdista de este país. Tras la muerte de Hugo Chávez en 2013, el  proyecto de golpe de estado en América Latina se llevó a cabo simultáneamente en Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela y Bolivia. Durante las elecciones de 2015 en Argentina, Kirchner fue retirada de la escena política por Mauricio Macri y los ataques de los medios de comunicación del Occidente. Después de estos acontecimientos, el país más poderoso de América Latina, Brasil, que fue gobernado por los izquierdistas durante los últimos 13 años, fue dirigido ya por los derechistas.

Venezuela es uno de los países que siempre ha sido el blanco de los proyectos de derrocamientos de los EEUU. El 6 de febrero de 2015, Washington redactó el plan del derrocamiento de una de las instituciones demócratas de Venezuela y se planteó el golpe de estado para el 12 de febrero del mismo año. La operación de Jericho fue bajo la supervisión del Consejo de la Seguridad Nacional de EEUU y dirigida por Ricardo Zuniga, asesor de Obama en los asuntos de América Latina.  Zuniga es nieto del presidente del partido nacional de Honduras y organizó los golpes de estado de 1963 y 1972 a favor del general López  Arellano. El dirigía la estación de la CIA en La Habana (2009-2011) y había empleado agentes para formar a los opositores a Fidel Castro y los financiaba. Estas operaciones se realizaban paralelamente con los diálogos sobre la normalización de las relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba que concluyeron por fin en 2014.

Como siempre, en este tipo de operaciones, Washington se esfuerza talentosamente para que no se revelen nunca  sus intervenciones.

La CIA, con la mediación de las organizaciones que aparentemente se presentan como Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), organiza a los golpistas. Estas organizaciones son de hecho, la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), el Instituto Internacional de los republicanos (derechista), el Instituto Nacional para la Democracia (izquierdistas) así como la Casa de Libertad y el Centro Internacional para la Sociedad Civil.

Además, Estados Unidos siempre involucrará a sus aliados para llevar a cabo algunos casos en sus planes. En este caso particular, al menos España tenía la misión de proteger a las nacionalidades de la OTAN en la ejecución de la trama. La misión de Canadá era controlar el aeropuerto internacional de Caracas. La misión del régimen sionista era el asesinato de las personalidades de Chávez. Los británicos también tenían la misión de propagar para los golpistas.

Conforme a las planificaciones, las cadenas políticas de EEUU están preparadas para reconocer inmediatamente a los golpistas.  En Washington, el senador Marco Rubio, en Chile, el expresidente Sebastián Piñera, en Colombia, los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana, en México, los expresidentes Felipe Calderón y Vicente Fox y en Estaba, el exprimer ministro, Jose Maria Aznar, habían sido elegidos para cooperar.

La Casa Blanca animó a las empresas venezolanas a que no distribuyan los productos básicos y los mantengan en sus almacenes. El plan era crear una larga cola en las tiendas, y luego, con la penetración de los agentes en las filas de espera, provocar al público y desencadenar una rebelión. Si bien el problema del almacenamiento de los bienes necesarios existía desde enero y febrero de 2015 y por eso había largas filas frente a las tiendas, pero los venezolanos nunca habían atacado las tiendas.

El 18 de diciembre de 2014, el entonces presidente estadounidense Barack Obama anunció nuevas sanciones contra Venezuela y varios de los líderes de este país para intensificar la presión económica. EEUU alegaba castigar a los personajes que reprimieron las protestas estudiantiles. Desde el comienzo de 2015, Washington pagaba una cantidad de dinero,  cuatro veces más que del salario promedio, a varios grupos delincuentes para atacar a las fuerzas de seguridad. Los gobernantes estadounidenses presentaron  a estos mismos criminales como estudiantes. Durante unos meses, ellos mataron a 43 personas y provocaron el temor en las calles. Las operaciones militares fueron dirigidas desde el centro de comandancia del sur en Miami, por Thomas W. Geary y Rebeca Chávez desde Pentágono.

En este caso, fue aplicada la empresa militar privada estadounidense (Blackwater), bajo comandancia de Bobby R. Inman, un almirante retirado quien fue director de la Agencia Nacional de Seguridad, y John Ashcroft , el exfiscal general en el gobierno de George W. Bush.

 

En el año 2008, un avión Super Tucano comprado por la empresa productiva virginiana de las guerrilleras de las FARC para matar a Raúl Reyes, debería ser pintado como los aviones militares venezolanos.  Este avión debería bombardear el Palacio presidencial Miraflores y varios otros objetivos determinados como el ministerio de Defensa y la cadena Telesur.

 

El avión Super Tucano fue desplegado en Columbia en el Centro de Comandancia de las Operaciones de Jericho. La Base operativa de Jericho también fue desplegada en la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá. Algunas personas como Kevin Whitaker, embajador de EEUU, y  Benjamin Ziff, su asistente, así como otros generales activos y retirados de alto rango habían grabado mensajes dirigidos a la nación, diciéndola que han tomado el control para devolver el orden.

 

El golpe de Estado tuvo como objetivo poner en poder a la exdiputada, María Corina Machado. El 26 de enero de 2015, Machando acogió a los golpistas extranjeros en Caracas.

 

Para facilitar la coordinación en el plan de golpe, María Corina Machado, el 26 de enero de 2014, realizó una reunión sobre "El poder de la ciudadanía y la democracia de hoy", en el que participaron todas las figuras venezolanas y extranjeras quienes  se habían confabulado para el golpe.

 

La agencia de inteligencia militar venezolana monitoreó a los sospechosos que el plan anterior pretendían asesinar al presidente Maduro. Fue en la búsqueda de  los conspiradores que el servicio de inteligencia militar venezolano descubrió la operación de Jericho. El 11 de febrero de 2013 por la noche, los principales conspiradores y un agente del Mossad fueron arrestados y se reforzó también la seguridad aérea. El 20 de febrero, las confesiones terminaron en la detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.

 

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, reveló inmediatamente el complot a través de la televisión, aunque los funcionarios estadounidenses rechazaron esta acusación.

La portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Jen Psaki,  dijo: " Estas acusaciones, como todas las últimas de este tipo, son ridículas. La política adoptada hace mucho tiempo por Estados Unidos es no apoyar transiciones políticas por medios no constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales". Ella indicó además que "El Gobierno venezolano debería parar de intentar distraer la atención de los problemas económicos y políticos del país y centrarse en encontrar soluciones reales a través del diálogo democrático entre los venezolanos".

La operación de Jericho contradice la opinión de todas las personas que creen que EEUU ha cambiado y ya no se considera como el poder imperialista y defiende, de ahora adelante, a la democracia en todo el mundo.

Queridos amigos, gracias por acompañarnos con este programa, nos despedimos de todos ustedes hasta el próximo programa.